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Micaela se estaba alistando para salir con Bruno.
Bueno, no era como si saldrían los dos solos en una cita. No era ese tipo de salida. Pero si iba como su compañera y representante de la empresa. De cualquier forma, a Ramiro no iba a gustarle si se enteraba. Tampoco era como si Micaela hubiera podido decir que no, a fin de cuentas Bruno era su jefe y la gala era por trabajo.

Esa noche optó por ponerse un vestido largo negro con algunos detalles plateados, y se recogió el pelo muy al natural.

Bruno pasó puntual a buscarla a las nueve de la noche, por suerte ella ya estaba alistada.

- Wow, estás muy linda - la halago él.

- Gracias - respondió la rubia a la gentileza de su superior.

- Vamos a tener que ser muy amables y sociables con todos en esa fiesta - le advirtió Bruno.

- Mi especialidad. - acotó con sarcasmo Micaela.

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4 am.
El reloj marcaba esa hora cuando la rubia ingresó a su casa. La fiesta no había estado nada mal, de hecho, se había divertido mucho y conoció una faceta diferente en Bruno, no era tan amargado y estructurado como se lo veía en la empresa.

Y con esos pensamientos se fue quedando dormida hasta que poco después de las 6 su celular comenzó a sonar con insistencia.

- Hola - contestó la rubia somnolienta.

- Micaela - escuchó la voz de Ramiro del otro lado, y se lo oía bastante molesto. - ¿Podes explicarme qué hacías anoche en una fiesta con Bruno?

Definitivamente el problema no tardó en llegar para Micaela. Y todavía era muy temprano para tener que lidiar con un descontrolado y furioso Ramiro.

Porque te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora