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Micaela cortó la llamada ni bien escuchó el reclamo de Ramiro.
Era muy temprano y estaba muy cansada como para tener que lidiar con él.

A veces, y sólo a veces, no lo aguantaba. Reconocía cada uno de los defectos que rodeaban a Ramiro y no comprendía como Fernanda era tan ingenua para no darse cuenta de ellos.

Apago su celular, para cerciorarse que Rama no la siguiera llamado aún más molesto porque le colgó, y se dispuso a seguir durmiendo.

*****

El timbre no paraba de sonar con insistencia, vio el reloj que se encontraba en su mesa de noche y marcaba el mediodía.
No era necesario que Micaela abriera la puerta para saber quién era.

Ramiro.

Su querido Ramiro.

A quien Micaela estaba comenzado a desagradarle cuando se ponía en papel de hombre celoso.

- ¿Salís con ese y encima me cortas el teléfono? - reclamo con furia pasando sin siquiera saludarla.

- Para un toque - gritó ella también molesta, más porque la despertó que por otra cosa. - Fuimos a una gala juntos en nombre de la empresa. Fue todo profesional. Por trabajo... - agrego la última palabra pausadamente como si de un niño se tratara. - Y te corte porque eran las 6 y quería dormir.

- Excusas de cuarta me decís. - dijo él.

- No son excusas. Es la verdad - sostuvo ella poniendo los ojos en blanco por el fastidio de la situación.

- Ya que tanto decís la verdad, contestame... ¿te gusta Bruno?

Porque te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora