Prólogo

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La sala de reuniones del Consejo era un gran hervidero de murmuraciones por doquier. Era la primera vez en toda su extensa historia que se convocaba a una reunión extraordinaria a altas horas de la noche y más aun con todos los eruditos de cada respectivo reino, surgiendo la preocupación y la curiosidad a partes iguales en los presentes.

Como si hubiera sido ensayado, el silencio se hizo presente instantáneamente al abrirse las puertas, señal de que los monarcas harían su entrada al majestuoso salón. La tensión también se instauró en el lugar al reflejarse un mal augurio en los rostros de los líderes y de sus respectivos herederos, quienes con absoluta solemnidad ocuparon sus lugares. Después de algunos minutos de inquietud, Emerick inició la reunión.

─Se preguntarán el motivo por el cual se ha convocado una reunión extraordinaria y a estas horas de la noche. Pues bien, la situación es la siguiente: han asesinado a nuestra intercesora.

La ola de murmuraciones no se hizo de esperar ante tal revelación, pero rápidamente fueron acalladas con un gesto de líder arthemiano para proseguir con su más que pensado discurso.

─El mundo mágico ha infringido varios acuerdos en los últimos meses, causando estragos e invasiones en nuestras fronteras, y aun así les tuvimos consideraciones al restarle importancia a la situación. Hemos sido pacientes, les hemos dado muchas oportunidades. Pero esto... ─el soberano respiró profundo al sentir que su voz se entrecortaba─. Esto es imperdonable. Y es por ello que, por unanimidad, el Tridium le declaró la guerra al mundo mágico.

Los jadeos, rumores y opiniones fueron nuevamente música de fondo en el gran salón.

─El asesinato de Jessica es una falta muy grave al Tridium, pero no estoy de acuerdo con iniciar una guerra. ─le dijo Selene a su hermano, aprovechando el bullicio de los presentes por la noticia─. ¡Por Hashmir y todo el antiguo consejo! Somos asarianos, la paz es nuestra bandera.

─La paz es un estado inestable y limitable a pesar de representar lo contrario, querida hermana. Podemos hacer todo lo posible por cuidarla y mantenerla, pero llegará un momento en que ya no se podrá hacer más y se quebrará. Y, como puedes ver, la paz entre Consejo y el mundo mágico llegó a su límite ─respondió Elliot sin dejar de mirar a Emerick, quien prosiguió con su intervención─. Al igual que tú prefiero arreglar las discordias de otra manera que no sea la violencia, sin embargo, hasta para mí tal muestra de indignación es válida.

La princesa lo miró incrédula─. ¿La unanimidad es cierta? ¿Mi madre y tú votaron a favor? ─el pelinegro asintió–. Pero... pero...

─Pero nada, Selene. ─el heredero asariano adoptó una expresión seria─. No hubiese servido de nada negarnos, Acquarius y Arthemius estaban de acuerdo. Sin embargo, hasta nosotros admitimos que la situación con el mundo mágico ha llegado a un punto muy grave y que no puede dejarse de lado así nada más ─señaló disimuladamente con la mirada hacia el trono de Arthemius antes de mirarla nuevamente─. ¿Alguna vez has visto a Emerick y a Dimitri tan determinados con un tema de guerra?

El comienzo de una nueva vida IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora