Tom Riddle se sacudió los restos de cenizas que habían quedado en su oscura capa de viaje. Había regresado del Ministerio de Magia, satisfecho por no haber sido reconocido y enfadado por no encontrar lo que buscaba. Después de la fallida guerra y de las hipótesis que estaban manejando sus descendientes, decidió buscar información por su cuenta, estaba cansado de estar bajo las sombras y de escuchar a los incompetentes de sus secuaces repitiendo la misma noticia: no se sabe que ocurrió.
Pero tal parecía que ellos tenían razón, el Ministerio desconocía el motivo del cese de hostilidades anunciado por el Tridium, todos estaban sorprendidos y desconcertados. Bufó hastiado, aún recordaba sus caras de alivio y euforia, cuando a estas horas solo tendría que haber destrucción y desolación.
Al entrar al despacho, el mago tenebroso se encontró con su rubio descendiente, quien estaba con una expresión analítica al mirar fijamente el costero paisaje en la ventana principal de la estancia. Sin esperar ninguna invitación, tomó asiento en el gran sofá y comenzó a ojear el ejemplar de "El Profeta" que estaba en la mesita.
—¿Fuiste a confirmar lo que nos informaron?
—Sí. Nunca me he conformado con lo que dicen ellos —respondió el moreno sin dejar de mirar el periódico.
Darius se giró y miró al mago con una sonrisa irónica—. Y querías corroborar si nadie te reconocería en tu nueva apariencia ¿o me equivoco?
El heredero de Slytherin alzó la cabeza con una sonrisa de satisfacción—. También.
—Perfecto. —el ojiazul se sentó en su acostumbrado sillón, a juego con el oscuro escritorio—. Ya que los planes cambiaron, creo que Lord Voldemort regresará al mundo mágico sin dejar su anonimato.
La sonrisa se borró de golpe en el rostro del aludido—. No pienso mantenerme en las sombras ni un momento más. No regresé para estar como un vulgar prisionero —siseó sin dejar de mirarlo.
—Y no estarás de prisionero —concordó el joven mago inclinándose en el escritorio—. De hecho, te vamos a necesitar más seguido en el Ministerio. Solo que... de encubierto.
—¿Y se puede saber cuál es tu "brillante" plan ahora? Porque no creo que tenga que recordarte el fracaso que tuviste con el primero ¿o sí? —espetó Voldemort con ironía, lanzándole el diario donde estaba en primera plana la noticia de la ausencia de guerra.
El chico lo tomó en el aire y miró despectivo a su antecesor—. No hablemos de fracasos, abuelo. No creo tener que recordarte que fuiste destruido por un mocoso de diecisiete años ¿o sí?
El mago mayor se levantó abruptamente, dispuesto a retirarse y no seguir escuchando, lo que él consideraba, las estupideces de su "nieto".
—Por cierto, ya tenemos la varita que te prometimos —comentó como si nada el rubio, haciendo que el moreno se detuviera a un palmo de la puerta—. Pero como no quieres colaborar...
El señor tenebroso se giró lentamente mientras siseaba molesto—. ¿Me estás chantajeando?
—No. —Darius sonrió satisfecho—. Sólo te estoy recordando nuestro trato.
—Maldita sea la hora en que me metí con Amelia —gruñó Voldemort por lo bajo antes de regresar a su asiento—. ¿Para qué demonios me quieren en el Ministerio?
La respuesta del rubio se vio interrumpida por la intempestiva entrada de una hermosa rubia de ojos azules.
—Por tu cara debo de suponer que no traes buenas noticias.
—No estoy de humor para tus malos chistes, Darius —espetó la rubia dirigiéndose a la mesa de bebidas.
—No es muy temprano para... —al ver que su hermana lo fulminaba con la mirada, el joven alzó las manos en señal de paz—. Sírvete lo que desees.
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El comienzo de una nueva vida II
FanfictionLa venganza del Tridium se cierne en forma de guerra sobre el mundo mágico. Lord Voldemort ha regresado, dispuesto a hacerles pagar a todos su traición y esta vez, no admite una nueva derrota. Las desgracias no quieren dar tregua a nuestros personaj...