Cambios inesperados

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Nueva York, Estados Unidos

─Hasta luego, Lyn.

─Fue un placer verte nuevamente, Lynette.

─Nos veremos después. ─se despidió Lynette Byron con una gran sonrisa mientras salía de la elegante residencia, rumbo a su casa en la cercanías de Central Park.

Llevaba tres semanas desde que llegó a la Gran Manzana, tres semanas abocadas a disfrutar de la vida social que le ofrecía la gran ciudad. Era eso o volverse loca por la espera de novedades.

Aun no tenía noticias de Avery, ni una maldita carta o nota donde explicara que demonios ocurrió con lo que se tenía planificado. Y ese inesperado silencio la tenía al borde de la histeria. La ignorancia era un enemigo muy peligroso, y más aún cuando se ponía en riesgo su libertad, su posición..., su vida.

La bruja negó con la cabeza, no podía ni quería pensar en tales posibilidades, no cuando el riesgo fue por una gran recompensa. Un exquisito premio que tenía nombre y apellido: Severus Snape.

Suspiró con frustración. Como deseaba regresar al territorio británico para estar cerca de él, ser su consuelo, su apoyo, para demostrarle que ella era la única que podía ser su mujer, su compañera.

Desgraciadamente no podía hacerlo, no de momento al menos. No mientras continuara la inestable situación del mundo mágico, y que la muerte de la estúpida de Rosenbaum siguiera en fase de investigación. Pero su oportunidad tarde o temprano llegaría, y ella disfrutaría su recompensa.

Por fin, después de tantos años, Severus sería suyo.

Se ajustó su capa sin perder el paso al sentir parte de la fría brisa nocturna, y gracias a eso se percató de lo solitaria que estaba la calle que transitaba en esos momentos. Había estado tan sumergida en sus pensamientos que no se había percatado de ese detalle, ni de la persona que venía detrás de ella. Sus alarmas se encendieron al descubrir que era otro mago, con una vestimenta muy peculiar.

Estaba por acelerar el paso cuando avistó a otro mago, con el mismo tipo de vestimenta, a pocos metros delante de ella. Se detuvo lentamente, haciendo que el mago que estaba siguiéndola se detuviera a cierta distancia de ella.

─¿Qué quieren? ─exclamó la rubia, sacando su varita y mirando de hito en hito a ambos hombres.

─Lynette Byron ─vociferó el hombre que estaba delante de ella, sacando su varita─. En nombre del Congreso Mágico Estadounidense, queda detenida al presentarse orden de captura en su contra por parte de Ministerio de Magia británico.

─¿Qué? ─Lynette palideció al escuchar las palabras del auror, pero no dejó que se notara en su voz, y expresó con firmeza─. Eso es imposible ¿de qué se me acusa?

─Se le acusa de complicidad con el grupo de mortífagos para el secuestro y asesinato de la intercesora del Tridium Jessica Rosenbaum.

"Esto no puede estar pasando" gimió mentalmente mientras se aferraba aun más a su varita. Ella no iba a parar en Azkaban, y mucho menos por culpa de Rosenbaum.

─¡Eso es mentira! ¡Yo no tuve nada que ver con ese incidente!

─Tendrá que demostrarlo ante las autoridades competentes, señorita Byron ─replicó el otro auror, sacando también su varita─. Acompañenos voluntariamente, o nos veremos obligados a usar la fuerza.

Lynette miró a ambos magos alternativamente, pensando en cómo salir libre de aquella situación, así tuviera que morir en el intento. Porque prefería morir que vivir encerrada en esa horrible prisión, y por culpa de su enemiga más odiada.

El comienzo de una nueva vida IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora