El Raro y su Diario P1

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   Leondre Devries, el chico más raro de la escuela; siempre alejado de todos, siempre teniendo la mejor frase para cerrarte la boca, y además, el más inteligente del colegio. Quien nunca sube la mirada, pero que está atento a todo. Quien, desafortunadamente, es mi comprañero de clases. Me llamo Charlie Lenehan, y me propongo a investigar al raro del salón 4B.

   En mi primer día de observación, noté que su mochila siempre está con él. Literalmente. No la deja ni en su casillero para ir al baño. Le gusta atarse el cabello hacia atrás también. Me gusta como le queda.

   Segundo día de observación; dentro de su mochila no hay nada interesante, solo un viejo diario que no puedo abrir. Y si, lo robé. Baja mucho, mucho la mirada también.

   Terecer día de observación; sigo sin poder abrir este maldito libro. Tiene un candado, pero no abre ni con mis tácticas de abrir candados. Creo que también me sigue él a mi. ¿Sabrá que tengo su diario?

   Cuarto día de observación; ya me estoy cansando de intentar abrir este diario. No creo que valga la pena. Nuevo dato: su lapicera es rara.

   Quinto día de observación; tres días pasaron desde que lo robé y recién ahora se da cuenta de que no lo tiene, supongo que no me sigue por eso. Debe ser importante, está desesperado. ¿Debería darselo ya?

   Sexto día de observación; sigo pensando que su lapicera es rara. Es toda negra y en la punta le cuelgan unas llavecitas raras... Lo intentaré. Nuevo dato: es el último en salir de su salón.

   Séptimo... y último día de observación; abrí el diario gracias a su lapicera, tenía una llave escondida, inteligente. Y... aparentemente, Leondre, gusta de mi. Debería devolverle sus cosas...digo. ¿No?

***

   Están saliendo todos del salón. Sé que, gracias a mis días de observación, Leo sale último. No me voy, así que él no sale. Veo que ya estamos solos y me levanto. Él está en el último asciento, y yo estoy en el frente. Me doy la vuelta, camino hasta él y le extiendo el diario y la lapicera.

   Él me mira con mezcla de sorpresa, confusión, miedo y vergüenza. Lo interpreto como un "¿me están mirando?, ¿por qué me mira?, ¿leyó mi cuaderno?, ay si, lo leyó". Qué tierno...

-Hola, Leo, no?- intento ser lo más amable con él. Además... está lindo hoy. Bien, estoy cagado.

-...

  No me responde... Se ve lindo así de asustado también. Creo que la semana de observación me hizo terminar gustando de él.

-Encontré tu diario y la lapicera-llave. Lindo sistema de cerraduras- digo riendo. Pero veo que esta incómodo.

-Entonces... lo leíste?- pregunta tímido.

-Si, bueno, lo siento. No quería, pero me ganó la curiosidad.- me disculpo rascando mi nuca.

-¿Y?

-Y ¿qué?

-¿Qué te pareció el... contenido?

"No lo se. Siento que ya te conozco de toda la vida. Pienso que eres divertido, estudioso, responsable, serio, y que me saca una sonrisa verte reír, aunque eso pase poco. Creo que quiero estar contigo."

-Me gustas Leo.

One Shots ChardreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora