One Shots Chardre

Aferrados con Amor

Solo mirando y disfrutando la vista estaban. Sentados en dos sillones individuales dirigidos a la misma dirección, de frente a un gran ventanal.

La vista era hermosa; un valle, donde había un lago, y detrás de él, un bosque. El cielo era azúl, y estaba despejado, dejando ver todo su esplendor, dejando brillar al sol completamente.

Por dentro de la casa donde estaban había un ambiente perfecto, al igual que el clima. Los sillones eran tan cómodos, tan suaves y grandes para cada uno.

Ellos sonreían de la paz que se sentía en el aire, de la felicidad del día, y de las sensaciones infinitas que sentían al estar en un momento así con la persona que tanto quieren.

Ellos ya son viejos, ancianos, ya tuvieron el tiempo de vivir, pero no pudieron. En sus tiempos, la homosexualidad no estaba permitida, y cuando al fin se aceptó, ya eran grandes... Por esto, el estar solos, juntos, con vista hermosa y viviendo la vida que no vivieron antes, era muy lindo.

Pero solo era un momento, solo un ratito; a los casi cien años mucho no se puede hacer verdad?

Charlie miraba al cielo con sus gruesos lentes, y cada tanto lo comparaba con su esposo secreto, sacandole una sonrisa.

Leo miraba a los animalitos que corrían por el bosque y el valle, comparando una ardillita con su esposo secreto, haciendole reír.

Era algo muy especial. Su tiempo se acababa, y preferían estar solos juntos, que estar con sus familias. Obvio, pensaban en ellos durante algunos segundos, pero siempre recordaban a la vez que les presentó a esa persona, cuando les pidió permiso para salir a jugar con esa persona, o las veces que rogó a las familias de los dos para poder comer o dormir juntos.

Al recordar esto, se miraron, y vieron a esa persona a su lado. Después de tanto tiempo, de la discriminación y el rechazo, de las dificultades, de la guerra, esa persona seguía ahí, incluso en su último momento.

Charlie sonrió con nostalgia al darse cuenta, y con dificultad, movió la mano hasta estirarla a un costado. Leo hizo lo mismo, y tomó la mano de Charlie. Se miraron con ternura, y poco a poco, de algún modo, empezaron a quedar dormidos, sus ojos empezaron a cerrarse, y sus sonrisas se iban agrandando. Dejaban la vida juntos, tomados de la mano, para que sus almas estén entrelazadas al salir de sus cuerpos e ir al cielo juntos, donde no hay discriminación ni odio, y solo felicidad e igualdad.

Así los encontraron tres horas después. Tomados de las manos, sin respiración ni fuerzas, pero aferrados el uno al otro, y es así como también se fueron al cielo... Aferrados con amor.