Te quiero es a ti.

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Aquel día que me dirigí a una casa un poco lejos de la mía, junto con otros vecinos.

Salía humo por las ventanas y se veía que no se encontraba nadie.

Pero yo suponía que si debía de haber alguien allí. Así que me adentré arriesgando cada momento de mi vida.

Escuché unos gritos pequeños, la voz cada vez tomaba un tono más apagado.

Y me encontré a la chica que se encontraba en el lavandero cerca de la cocina, tratando de evadir el humo que seguía siendo grande.

Tomé su brazo y colocó en mi nariz la camisa negra, la llevé hacía la sala pero las llamas se volvían mucho más grandes.

Ella saltó, leyó mi mente y después salte yo por los muebles de la sala.

Las ventanas se rompieron y yo recibí algún que otro vidrio y se desmayó en mis brazos.

Traté de llevarla hasta afuera pero se me hizo aún más difícil y al tocar el cesped de la entrada caí en el suelo.

[...]

Marco... Marco... Marco...

Abrí los ojos y a quien tenía enfrente era a la chica que salvé. Se encontraba bien, estaba hermosa.

–Por fin despiertas –Sonríe y me abraza– Gracias por salvarme, mi novio dejó encendido la estufa. Es un patético.

–Claro que lo es –Reimos–

–El doctor dijo que podías irte hoy, quería llevarte a casa, tus amigos vinieron a verte pero son muchos y podrán entrar sólo cuatro, saldré y esperaré cualquier cosa puedes llamarme –Besó mi mejilla y salió, entraron Marcelo, Cristiano, Benzema y Kroos–

–Uff... Esa chica está perfecta –Dice Kroos en un suspiro y solo rodé los ojos– ¿Qué, te gusta?

–No, no la conocía hasta hace unas horas. Pero si, no diré que no es hermosa. Es el paraíso de mujer...

–Les aseguro que a Marco le gustará esa chica –Dice Marcelo y todos niegan, incluyéndome– ¿Apostamos? 300€ a que si se terminan gustando.

–No apostaré por ella –Digo–

–Trato hecho.

–Que idiotas son, ya verás que terminaran perdiendo –Le dije a Marcelo y se encogió de hombros–

–Sé porque lo digo.

Y después los chicos entraron a la habitación de cuatro en cuatro. Hasta que todos se fueron y quedamos... Esa chica y yo.

–Me llamo Cristal –Estrechó su mano– No me he presentado contigo. Pero trataré de que estés bien. Tu director técnico, creo, me dijo que no podías entrenar por una semana hasta que estuvieses recuperado.

Suspiré... –Haré todo lo que esté a mi alcance para que estés bien –Sonríe y esa mueca me alegró el día–

Pero llegó.

–¡Mi amor! ¿Que te pasó? –Dice Marian, mi novia, aunque ya creo que no podíamos definirnos así–

–¿Ahora es que te dignas a verme? Tengo horas aquí... –Murmure y observé como Cristal salía de la habitación. Bufé– Deberíamos terminar...

–Amor me equivoqué pero...

–No hay peros siempre es lo mismo, Marian. Entiende está relación no sirve, ¿Quien se ha quedado desde que llegué? Cristal. Tu que eres mi novia debiste haber estado aquí. Siempre tienes otra vida, tienes otro camino distinto al mío. Ya no existe comunicación. A veces te llamo y Georgina dice que andas con ella pero sé que no es así. ¿Crees que me gusta ver cómo realizas tu vida sin mi? Pues no. Así que deberíamos... –Eché un soplo de aire y la miré– Terminar.

–Cómo quieras, entiendo tu punto –Dice lo más normal posible– Ambos estamos con diferentes planes y es mejor que consigamos a una persona que nos proporcione un gran apoyo.

Asentí –Adios Marco, fue un placer haber sido tu novia.

Besó por última vez mis labios y salió.

No le importaba ni un poco.
Y con esa actitud menos.

Cristal entró y se sentó junto a mi.

–Espero poder lo antes posible de aquí –No me gustaban los hospitales, le tengo un alto terror–

Y entró una enfermera con la bandeja del almuerzo.

Era totalmente bella, tenía una figura esbelta, un cabello hermoso... ¿Un momento? ¿Estaba Cristal celosa?

Noté cómo movía su cabello mientras la chica me acomodaba en la cama.

Aunque Cristal era sumamente preciosa también, tenía una sonrisa de ensueño, un cabello largo y era un poco más pequeña que yo.

–¿Cristal?

–Dime.

–Eres hermosa.

Sé mi favorita [Marco Asensio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora