C6: Confesión

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Había sido una noche difícil, y al día siguiente fue aún más complicado, me fui a penas comenzó el día a conocer a los novios con quién iba a trabajar, quería estar presente en los ensayos, cuando se pruebe el vestido y los últimos detalles, sacar algunas fotografías de los ansiosos novios que daban el gran paso.

Fue como recordar nuestra boda, le envié textos toda la mañana hasta pasado del mediodía a Diana, mensajes con pequeños recuerdos que se venían a mi cabeza como flashbacks al estar con los novios, a decir verdad eran una pareja bellísima, se habían conocido cuando ambos tenían 17 y ahora tenían 25, llevaban ocho años como una sólida pareja, y ambos estaban tan nerviosos y ansiosos que daba ternura, cuando se veían a los ojos sus mejillas aún se ponían coloradas, ella era dulce todo el tiempo y él le preguntaba sobre cualquier detalle, diciéndole "quiero que todo sea perfecto..." Eran divertidos y alegres, se hacían bromas que cualquiera podría entender, y otras en una clave única que dejaban a todos con una expresión de interrogante.

Hubo un momento en el que estaba full trabajando, y mi celular se disparó de mensajes, supuse que eran de Diana, así que decidí contestarle luego porque no debía ser nada tan urgente, sólo risas o quizás algunos recuerdos también.

Las cámaras del reality hoy me acompañaban a mi, esto se trataba sobre hacer mi sueño realidad, pasado unas horas, cuando la sesión terminó y la producción se tomaba un descanso, revisé sonriendo mi teléfono, pero esa expresión se disipó automáticamente cuando leí el nombre de Susana en los mensajes y no el de Diana. Estaba furiosa porque vio el programa, pero no entendía sus razones. Me escapé de la producción y fui a verla a su departamento, pero no estaba, así que la llamé a su teléfono para saber su ubicación, cuando contestó había mucho ruido de fondo, y se escuchaba como si hubiera bebido.

- ¿Qué demonios quieres?

- ¿Dónde estás? Quiero hablar contigo.

- ¡Qué te importa, cabrón! ¿A dónde estás tú? ¿Hablando en el baño para esconderte de tu querida esposa?

- Susa... Sussy, estoy afuera de tu departamento.

- ¡Pues que bien que no estoy ahí! -Cortó.

Bajé por las escaleras, y me detuve en el segundo piso, ahí vivía una de sus amigas, la música de fondo era exactamente la que se oía detrás de la voz de Sussy. Toqué la puerta y tapé con la mano el ojo de la puerta, mientras que con la otra llamaba a Sussy.

- ¡MALDICIÓN! ¿Qué quieres ahora?

- Que abras la puerta, o no, mejor te espero en tu departamento, tenemos que hablar.

La puerta se abrió, Susana sostenía un martini y me fulminó con la mirada.

- ¿No lo podemos hablar aquí? -Escupió con un hálito alcohólico suficiente para hacer explotar un alcotest. -La jalé hacia mi, y cerré la puerta tras ella.

- ¿Qué es lo que te pasa?

- ¿Lo que me pasa? ¿Yo tengo un problema? Sabes he visto tu TvShow.

- Ya hablamos sobre esto.

- No, no hablamos sobre que te estás acostando con ella.

- Antes no te importaba si me acostaba con las dos. -Me dio una cachetada. -No me he acostado con ella. -Me pegó otra, en el otro costado.

- ¡Mentiroso! Vi la escena en el sillón, aún te gusta, aún la deseas, pero de ella depende ¿No? Si no fuera porque ella no te ha dicho que sí, ya te hubieras cansado de mi ¿Por qué sigues conmigo? Soy tu puta segunda opción ¿Soy tu premio de consuelo? O sea, que como la esposa ya no te quiere, te quedas conmigo porque no hay de otra ¿NO?

- Entonces tal vez esto de no debería seguir...

Se colgó sobre mí, y comenzó a besarme, sus labios estaban temblorosos y apestaban a alcohol, comenzamos a subir las escaleras, me desnudó por el camino, antes de entrar ya estaba desnudo, lo hicimos en la entrada de su departamento, a penas cerramos la puerta, fue duro y excitante, jamás me había sentido tan descontrolado, mis deseos reprimidos se desataron y lo hicimos sólo parando para ir a hacerlo en otro sitio por dos horas, entrada del departamento (en la puerta por fuera y en el suelo), en la mesa del comedor, en el balcón, en la terraza, en la tina, y en su escritorio, aunque fueron dos horas yo aún quería más, aún sentía muchas ganas de seguir, no estaba pensando en Sussy, estaba pensando en Diana, y me sentí terrible y fue por lo que nos detuvimos pasado las dos horas.

- ¿Ahora lo entiendes? -Se subió sobre mí y comenzó a besarme. -Yo soy tu amante, sólo conmigo haces esto.

- Susana, perdón. -Se puso de pie y se cubrió con una bata, estábamos en la tina. -Esto termina aquí.

- ¿Quién te crees que eres? Tú no vas a terminar conmigo...

- Acabo de hacerlo, esto no puede seguir...

- No estás entendiendo. -Metió la mano a la tina y sacó el tapón. -Tienes dos opciones: seguir conmigo y venir aquí una vez al día, o le diré la verdad a la producción sobre que eres un infiel y tu esposa una cornuda, mira que bastante he tenido que aguantar en la Universidad por culpa de esta mierda en la que te metiste saliendo en la Tv.

- No harías eso.

- Por sexo, haría lo que sea. ¿No te lo he desmostado? He soportado ser tu amante sólo por eso, no volveré a salir con chiquillos de mi edad que no saben que es un preservativo, te elegí a ti y yo voy a poner las reglas sobre qué quiero de ti. -El agua se escurrió toda, así que me salí y me sequé con una toalla, me vestí en el living.

- Voy a pensarlo. -Dije, y salí sin decir adiós.

Cuando llegué a casa mi cabello aún estaba húmedo, Diana me miró con una expresión de decepción, pero lo disimuló y me sirvió la cena.

- Me divertí mucho con tus mensajes de texto, lo había olvidado, fue divertido el proceso de nuestra boda.

- Diana ¿Ya cenaste? -Asintió. -Bien, tengo algo que decir.

- No me gusta esa expresión tan seria.

- Te amo, eres el amor de mi vida y siempre lo serás, sé que he cometido errores, y grandes, que te he fallado, traicionado y dañado la confianza que cultivé por años...

- Para...

- Lo siento, sé que nada justifica lo que hice, el daño que causé y mi excusa es terrible, ambos hemos cambiado a lo largo de los años, pero sólo yo vi eso como una oportunidad para fallarte.

- ¡Osvaldo no quiero oírte! -Se paró de la mesa, pero la acorralé contra la pared.

- Sé que es lo que me importa ahora mismo, y soy un grandísimo imbécil por tener que haber estropeado todo esto para darme cuenta, la cosa es que ya no me importa si seremos una familia de 2 o 3, o 5, si no quieres niños lo entiendo, puedo soportar cualquier falencia siempre y cuándo tú estés presente, porque Diana, eres mi mi vida, y sé que rompí tu corazón, y que te estuve siendo infiel. -Diana bajó la cabeza derrotada contra mi pecho. -Pero eso terminó definitivamente, terminó porque no me importa nada más que recuperar tu amor.

Fue lo más difícil de decir, cuando nos sorprendió teniendo sexo en mi oficina, jamás tuve tiempo de decir: "amor, te fui infiel, lo siento" jamás lo reconocí, decirlo, y quizás oírlo, para ambos era una especie de acto simbólico, dónde nos enfrentábamos a la realidad, a la verdad.

Cuando Diana levantó la cabeza, tenía los ojos rojos e hinchados, me golpeó con ambas manos el pecho y me empujó.

- ¡No quería oír toda esta mierda! ¡Te odio Osvaldo! ¡Gracias por arruinar esto, otra vez!

- ¡Todo lo que dije es cierto, la dejé!

- ¡Oh, perdón! ¿Qué es lo que quieres? ¿Me tengo que pegar un revolcón contigo para felicitarte? ¡Te metiste con una de mis alumnas Osvaldo! ¡Ahora todo el mundo va a saberlo! ¡Gracias! Todo esto se terminó, vete de mi casa.

Me quedé de pie, mientras ella se alejaba a su cuarto, me quedé durmiendo en el sillón, porque esta vez iba a quedarme a su lado, ya nunca volvería con Sussana. 


Matri-vorcioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora