Cuando llegué por Diana estaba sentada en el hall, cubierta por una manta, movía con impaciencia sus piernas, y dio un brinco del asiento al verme. Se colgó de mi cuello y se refugió sobre mi pecho. Quería apartarla para ver en qué condición estaba, pero a la vez, no quería soltarla, nos quedamos abrazados un momento.
La aparté y volvió a afirmarse contra mi pecho, así que tuve que apartarme yo, me quedé unos segundos petrificado, mientras una sensación de entumecimiento me recorría por la columna.
- ¿Cómo fue capaz...? ¿Ella hizo esto? -Pregunté abatido, ella sólo asintió apartando la mirada hacia otro lado. - Me va a oír.
- ¡NO! -Me sujetó del brazo con todas las fuerzas que le quedaban, que no eran muchas, pero era la suficiente para recordar su estado y no querer forcejear con ella. -Sí lo haces será peor, tal vez debí decirlo antes pero... ouh... hay una razón para que ella me esté haciendo esto, no sólo se trata de ti. -Se sentó y luego lo hice yo, esperando que hablara.
- No entiendo -Dije.
- Hace algún tiempo, el novio de Susana era mi alumno también, aún estaban juntos, estaban muy contentos, hasta que el chico comenzó a sentir algo platónico por mi, nunca se atrevió a hacer nada incorrecto, era educado y respetuoso, me enviaba flores, poesías y chocolates, con su inicial, no sé cómo pero Susana se enteró, pensó que teníamos algo y me enfrentó de muy mala forma, nos sorprendió su novio y terminó con ella delante de mi, y confesó estar enamorado de mi, aunque sabía que era totalmente imposible. Esa es la historia, luego un día recibí un mensaje anónimo y los sorprendí -La miré boquiabierto. -No te lo dije porque pensé que te lo merecías, a ella no le importas tú, quiere desquitarse conmigo, aunque pudo sentir algo durante el trayecto, no empezó contigo porque le gustabas.
- O sea que aparte de patán, soy un imbécil -Me paré e intenté respirar hondo, de cierta forma lo sabía, no sabía toda esa historia de mierda, sabía que ella no me quería de una sana manera, pero algo de todo esto me hacía sentir como un completo ingenuo, Susana había boicoteado mi matrimonio y yo la dejé hacerlo.
Caminamos hacia el ascensor, y entonces Diana comienza a decir:
- Quiero creer que fue una calentura, de hecho, quiero creer que ella no te importó lo suficiente como para que ahora te des cuenta que tienes el corazón roto... -Me giré para verla, sus ojos estaban llenos de lágrimas. -Porque no sabes lo duro que sería, que mi esposo se haya enamorado de esa perra.
¿Dijo esposo? -pensé. No resistí verla llorar, esa angustia que sentía si me partía el corazón, me gustaba Sussy, pero jamás me podría enamorar de una pendeja caprichosa y mimada.
- ¿Dijiste esposo?
- ¿Después de todo lo que te dije te detienes en un pequeño término? -Se echó a reír de forma burlona. -¿Sabes? Sí, eres un patán y un imbécil
- Sí, ambas cosas, pero aún me ves como tu esposo.
Se giró para enfrentarme con una mirada desafiante, pero en el lugar de un contrincante, se encontró sólo con mi cuerpo que la acorralaba contra el ascensor, la besé, y ella me tomó de la mejilla, nos besamos con desenfreno olvidándonos de que el mundo seguía a nuestro alrededor, y fue como recordar que el cielo existe, que mi corazón late, que estoy más vivo que nunca, que me siento afortunado porque en meses siento una mínima esperanza de recuperar al amor de mi vida.
Cuando llegamos a casa, llamamos a la producción, Diana había tomado la decisión de acortar los capítulos porque se sentía demasiado expuesta, así que acomodaríamos las fechas. Diana nos dejó a solas con Alex debido a una petición mía, y le hablé sobre la luna de miel sorpresa que quería para ella, asintió diciendo que adelantaríamos también eso.
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Matri-vorcio
RomanceTerapeuta: ¿Por qué están hoy aquí? Esposo: Ella tiene citas con otros hombres. Esposa: ¿Citas? ¿De qué estás hablando? yo estoy aquí porque mi marido no confía en mí. Esposo: Te oí hablar por teléfono. Esposa: ¡Cara dura! tú...