C7: Su risa.

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Por la mañana ella me dejó un café sobre la mesa de centro, cuando desperté por el aroma ella ya se había marchado, me levanté y el productor estaba sentado mirándome de forma fija.

- ¿Esto es lo que estaban ocultando? -Asentí sin ganas de explicar nada. -Nos han dado horario estelar, lo que pasó ayer se transmitirá esta noche, ummm, hoy pueden tomarse un descanso, sobre todo tú ¿Qué harás con tu matrimonio? Eso quiero que me respondas mañana, y ya que hoy es viernes, y su estelar comienza hoy, grabaremos el fin de semana, los sacaremos de la cuidad antes que los medios los asfixien, les daré un mánager, hay muchos interesados en una entrevista, algunos lates... -Me dejó una tarjeta sobre la mesa y se levantó para marcharse. -Quiero decirte algo. -Estaba de espaldas, me sentía incapaz de contestar. - Tu esposa... ella fue la razón por la que los escogí, ella fue la que me encantó, no sé que diablos hiciste pero, la apagaste, sus ojos eran una llamarada, y cuando al fin la pude conocer, creí que simplemente era porque no se sentían cómodos con las cámaras, ahora sé que eres el culpable. -Se giró. -Tenías a la mujer más maravillosa del mundo, yo lo vi al reproducir esos vídeos, los memoricé, me grabé cada una de sus sonrisas en mi mente, cuando los vi la primera vez hace muchos años, no me creí capaz de conocerla en persona, pensé que era peligroso, ella me provocaba un montón de cosas que no entendía, tan sólo con verla en esos pequeños clip de vídeo, pero ¡Era tan feliz! Y sabía que me terminaría enamorando de una forma más real a este amor platónico, y te vuelvo a repetir ¡Eran tan feliz contigo! Jamás pude seleccionarlos por ese terror que me provocaba enamorarme de una mujer maravillosa que estaba enamorada del hombre que la hacía brillar y ser la persona más feliz de esta tierra, pero ¿sabes? No eres ni la mitad de bueno de lo que ella merece, ojalá pudiera hacerla feliz porque eres un idiota, nadie cambiaría a alguien como ella, eso quería decirte, y que espero lo mantengamos en secreto, hasta dónde sé ustedes son un matrimonio y supongo que saldrán adelante, y aunque no la mereces, quizás eres el hijo de puta con más suerte en el mundo y seas el único capaz de hacer que ella vuelva a ser la misma. -Salió sin despedirse, haciendo resonar la puerta.

De pronto la situación volvió a estar presente en mi cabeza, me duché lo más rápido que pude y conduje rápidamente hasta la Universidad, me quedé esperando en la máquina expendedora a la que Sussy iba a comprar un café a la hora del almuerzo. Le jalé el brazo y la senté en una banca.

- Se lo dije a la producción, lo estamos trabajando con ellos, lo nuestro se terminó Sussana.

- ¡Qué estúpida decisión! Eso no era una opción, pero ¿Sabes algo? Yo siempre me salgo con la mía, y si por sexo haría cualquier cosa, por despecho haría muchísimas más.

Lo primero que temí fue por Diana, entré a la sala de profesores y la encontré inmediatamente, aunque un profesor comenzó a echarme a empujones, diciendo que no debía estar ahí.

- ¡Soy el esposo de la profesora Diana!

- ¡Yo me encargo Fidel! -Diana se levantó tomando todas sus cosas y echándolas a su bolso. -¿Qué es lo que pretendes?

- Iré a ver a los novios ¡Ven conmigo!

- No.

- ¿Tienes que trabajar?

- No.

- Bien. -La tomé en brazos como una novia y me la llevé hasta mi auto.

- ¡Espera! ¿Qué haces?

- Por un lado se podría considerar un secuestro, pero por otro sólo una reacción histérica y desesperada por protegerte. -Levantó las cejas mientras se acomodaba el cinturón de seguridad.

Matri-vorcioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora