Mamá nos despidió con un beso a ambos deseándonos un gran día, mi amigo y yo éramos guiados por la directora. Primero nos mostró las aulas, nos explicó que los niños y las niñas estaríamos juntos en clases, era como una escuela normal lo único diferente era el modo de comunicación. Las aulas eran gigantescas, en las paredes había diferentes murales decorativos con motivo a las fiestas del mes en transcurso y la asignatura correspondiente. Cada aula admitía como máximo quince niños pues deseaban que se sintieran cómodos. Nos explicó que no estaríamos fijos con esos niños que nos tocara, si no que estaríamos con otros que no conocíamos. Cada asignatura tenía un aula en específico y en el horario que nos había entregado nos lo informaba. Pero como debíamos aprender el lenguaje de señas estaríamos con un grupo de niños fijo durante los próximos seis meses.
Luego de mostrarnos todas las aulas nos dirigimos al comedor, se encontraba en el segundo piso, al principio lo encontré extraño pero la directora nos explicó que era más seguro que los estudiantes sólo caminaran para ir a clases en el primer piso y que a hora de el desayuno y el almuerzo subiéramos al segundo nivel. A pesar de el aspecto de la escuela por fuera, era totalmente diferente por dentro, las paredes pintadas de blanco y colores pasteles como azul y verde, el piso era de madera especial, las decoraciones no eran llamativas de mala manera, eran discretas pero atractivas. Las escaleras eran en forma de espiral lo cual me encantó, cuando estaba en la parte de arriba miré hacia abajo y tenía la forma del caparazón de un caracol. Luego presté mi atención al comedor y era aún más grande que las aulas. El piso era de madera pero más fuerte, a un lado se encontraba un mostrador, por así decirlo, era donde colocaban grandes hoyas con la comida dentro. Cerca había una puerta donde quedaba prohibido entrar, allá se encontraba la cocina. Luego estaba rodeado de mesas circulares, tenían un mantél para los platos todo muy organizado. En el fondo había dos baños extras por si nos sentimos mal o necesitamos ir y es la hora de almorzar.
Luego bajamos nuevamente y salimos de el área de las aulas, salimos a un hermoso patio, aunque más bien parece un jardín. Tenía montones de flores, fue sorprendente. Habían árboles con formas muy divertidas, algunos eran personajes animados, otros eran animales o ángeles. Las flores eran de todo tipo y todo color realmente daban vida a todo ese lugar. Atravesamos el patio mientras la directora nos contó que este patio era para poder descansar y estaba prohibido tirar basura y arrancar o maltratar las plantas, el que lo hiciera recibiría su castigo.
Al atravesar el gran jardín o patio, realmente nunca me decidí a cómo llamarle, en este lado de la escuela era bastante parecido al de las aulas de clases, pero obviamente no era así. La directora nos explicó que de este lado se encontraban los salones de profesores para sus reuniones y también estaba su oficina, la de los psicólogos, los coordinadores, entre otras personas encargadas de que la escuela funcionara correctamente. También había una enfermería, era bastante grande y tenían la responsabilidad de llevar un control de las medicinas adecuadas para cada niño y niña, por ejemplo en mi caso ellos sabían todo de mi enfermedad, en consecuencia estaban enterados de la dosis de mi jarabe y el horario al cual debo tomarlo. La directora dijo que no sólo la enfermera debía estar pendiente, sino que serían una ayuda, un apoyo. Debíamos dirigirnos a la enfermería para tomar la medicina, tendríamos un tiket especial que nos daba el permiso para salir en horas de clases, eso sí solo podíamos ir a tomar la medicina, si nos encontraban en otro lugar haciendo cosas que no se deben nos encontraríamos en graves problemas.
En ese momento la directora me entregó mi tiket, tenía mi foto en ella, el nombre de la medicina y la hora que debía ser tomada.
Si me cambiaban la medicina, en el tiket cambiarían el nombre. Mi amigo en ese momento preguntó que cómo era posible que una enfermera se encargara de tantos niños porque algunos horarios podrían coincidir. La directora reconoció su punto de vista y sonrió con ternura. Le explicó que no era una sola enfermera, en total eran doce. Ambos abrimos los ojos como platos, sorprendidos por la gran cantidad de personal en la escuela. Dijo que era imposible que una sola persona fuera encargada de tantos niños.Luego nos mostró otra sala, en esta había muchísimos libros de todo tipo, grandes y pequeños. Había también una vitrina con muchos trofeos y reconocimientos. La directora nos explicó que luego del almuerzo teníamos treinta minutos para investigar en estos libros o tomar alguno prestado, era un tipo de biblioteca privada por así decirlo. Los trofeos fueron ganados por muchos de los estudiantes, algunos en deportes, otros por asignaturas, otros eran premios internacionales y así. Realmente esa escuela era muy reconocida y famosa. Los libros se tomarían con permiso, los encargados de la biblioteca anotarían nuestros datos y el libro, sólo podíamos tenerlo por un máximo de cinco días, ni uno más ni uno menos.
Al salir de la biblioteca nos dirigimos a la parte de atrás, allí si parecía un patio, y valla que era grande. Tenía canchas de basquetbol, voleibol, béisbol, fútbol, tenis y tenis de mesa. En un lado se encontraba un lugar con varias mesas al aire libre, había árboles rodeándoles, también unos columpios, no muchos pero fue una alegría para mi ver eso. Nos explicó a mi amigo y a mí que en el patio podíamos pasar el recreo y los treinta minutos libres si no debemos buscar algún libro, también estarán utilizándose esas canchas para los que les guste el deporte.
Atravesamos el campus y había un lugar cerrado, al entrar se encendieron las luces y era un salón de eventos, con escenario, sillas como las de un cine y un equipo de sonido. La directora nos explicó que ese lugar era exclusivo, se utilizaba para charlas, bienvenidas, despedidas, también presentaciones, que eso lo sabríamos más adelante. En conclusión sólo se podía entrar si nos mandaban a llamar a alguna clase de evento de esa clase.
Al final volvimos a su oficina y nos dijo que si teníamos dudas podríamos preguntarle, pero ya teníamos todo claro. La directora nos despidió y nos deseó suerte, también nos dijo que fuéramos suaves con los niños de la escuela y a mi amigo que no hablara para que ellos no se sintieran fuera de lugar.
Miramos el reloj de pared que marcaba las siete y cincuenta y tres de la mañana, faltaban siete minutos para que sonara el timbre y para esta nueva aventura. Un cambio en mi vida estaba por empezar, y realmente no me sentía totalmente confiado en mí mismo. Lo que no sabía era si estaba en lo correcto o en lo erróneo.
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Querida Hija
RomanceLa vida está llena de obstáculos, muchos nos hacen sentir que caemos en un pozo sin fin, o que nos ahogamos en un vaso con agua. Todos hemos sufrido, de alguna manera, sentimental o material, por algo que nos importe y afecte nuestra manera de vivir...