Capítulo 13

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Querida hija...

Luna... brillante, elegante, sonriente. Así es la luna, la que ilumina el planeta durante las tenebrosas noches, en algunas se hace invisible sin embargo sigue ahí, a la distancia cumpliendo su deber al otro lado del mundo. Tú eres Luna, Luna Monroe. Desde éste día yo voy a encargarme de tí , de que crezcas fuerte y sana como viniste al mundo. Puede sonar loco, incluso para mí en éste preciso momento que lo planteo en la hoja de papel, pero tú me has dado Luz nueva. Me has iluminado la vida, me devolviste todo el sentido que hace años había perdido. Estás aquí conmigo, sobre la cama mientras tratas de tomar la libreta donde escribo con tus pequeñas manos. Yo sólo sonrío como un tonto al ver que levantas la mirada y se te escapa un grito lleno de euforia mientras que en tus pequeños labios se forma una sonrisa mostrando las encías. Yo sólo quiero reír, es lo único que se me apetece en este momento. Siento que he renacido y te prometo que voy a luchar por tí, de ahora en adelante mi vida está completamente comprometida a tí únicamente, por nosotros para que no te falte nada. Aunque no puedo hablarte sueles entenderme, no sé si sea por la sangre que corre por tus venas la cuál proviene de la mía. Me emociona cada vez que lloras y me doy cuenta rápidamente de lo que necesitas. Aunque no puedo cantar como suelen hacer las madres y los padres normales te meso al compás de algún ritmo creado por mi imaginación mientras admiro tu pequeño cuerpo. ¿Cómo algo tan pequeño llenó un gran vacío en sólo un segundo? ... Es la pregunta que pasa por mi mente ahora mismo. Luna, yo espero que cuando puedas leer esto no me detestes por haber cometido tantos errores, que trates de comprender mi dolor porque puedo jurar que si algún día me odiaras yo me moriría. Luna, mi hija amada tu nombre tiene un gran significado, puede ser una palabra simple pero en tí está la misión de ponerle un significado personal, tu sello. Yo ya se lo he puesto y es "La Luz de Mi Vida".

Solté la pluma con la que escribía junto con la libreta y los coloqué en la mesita de noche. Luna no dejaba de ver a su alrededor todo lo que nos rodeaba, de verdad no podía creer que estuviera aquí conmigo aunque claro no podría cuidarla del todo hasta que no tuviera trabajo de nuevo. Tenía pensado ir a la universidad a pedir una nueva oportunidad, podrían ayudarme a recuperar el tiempo perdido y quizás hasta darme empleo nuevamente. Me senté en la cama pequeña donde se encontraba mi hermosa hija Luna, me encantaba verla con sus ojos curiosos, ansían conocer más del mundo. Tomo su pequeña manita con mi dedo índice, de verdad que fui un tonto al no querer estar con ella en un principio pero en éste preciso momento siento que no necesito nada más que a ella.

Ya era algo tarde, así que empecé mecerla en mis brazos y después de un rato sus ojitos preciosos empezaron a cerrarse hasta quedar completamente dormida. La tendí delicadamente sobre la cuna que unas vecinas me ayudaron a hacer con maderas y muchas mantas, era sencilla pero hecha con amor. Luego yo me tendí sobre la cama, de verdad que todo había cambiado en un sólo día, ya no iba a vivir como antes causando problemas en casas ajenas, sino que yo iba a pasar ese trabajo. Sería duro, pero estaba dispuesto a superarlos como hace años no hice. Yo sólo huí como un cobarde, me escondí en las sombras mientras las personas que amaba trataban de sacarme pero me hice el sordo. Pero Luna había sido la luz que me liberó, la claridad en las sombras, el empujón que necesitaba para dar el brinco al vacío arriesgándome a lo que venga sin temor, dispuesto a dar la lucha que desde este momento había comenzado. Empecé a sentirme muy cansado, y el día siguiente no sería nada fácil así que preferí dormir.

Escuché un llanto que provenía de algún lugar, parecía estar bien cerca pero el sueño no me permitía abrir por completo los ojos. Cuando agudicé mi audición pude descifrar que era Luna quien estaba pidiendo mi ayuda, me puse de pie y me dirigí hacia ella. Estaba llorando y movía sus manitas, supuse que era hambre así que me dirigí a la pequeña nevera y saqué la leche. La cargué en brazos y le dí la leche, inmediatamente su concentración estaba puesta en el biberón y su susodicho contenido, en verdad que mi hija me derrite de amor (que cursi me pone por cierto). Haaa mi conciencia siempre en lo correcto. Luego de saciar su hambre la coloqué recostada en mi hombro para sacarle los gases y mecerla al compás de alguna canción. Se me ocurrió acercarme a la ventana que daba una vista perfecta de la luna, hoy el cielo estaba estrellado y la luna llena me restregaba todo su brillo. Me percaté que Luna ya estaba más que satisfecha y deseaba que la volteara para poder apreciar lo mismo que yo: el cielo. Sus ojitos preciosos y llenos de curiosidad observan el cielo dando a demostrar que era algo nuevo para ella. Elevó una mano apuntando la luna, yo tenía ganas de hablarle que me escuchara pero no podía. Pero se me ocurrió algo. Tomé su diminuta mano y la coloqué sobre mis labios mientras formulaba la palabra "luna". Ella no entendía mucho pero me tocaba mucho los labios y luego señalaba nuevamente al cielo. Luego moví los labios otra vez "estrellas". Ella sonrió y chilló con ese encanto suyo, yo también sonreí y le besé la mano. No me había dado cuenta de las lágrimas que estaba derramando, Luna es un tesoro para mí, vino en el peor momento de mi vida pero me iba a aferrar a eso que ella había encendido en mí, la llama de la esperanza. La esperanza que antes vivía en mí de que yo podía ser alguien normal a pesar de no comunicarme como la mayoría suele hacerlo, esa llama se había vuelto a encender y mucho más intensa que antes. Coloqué su mano en mis labios y formulé " Te Amo". La abracé y luego la escuché bostezar, ya era hora de que volviéramos a la cama. La llevé a su cuna y yo me fui a la cama, sólo podía llorar pensando en cómo había desperdiciado mi vida durante tantos años pero iba a recuperarla costara lo que costara.

A la mañana siguiente me desperté bien temprano, lamentablemente debía dejar a Luna en el orfanato para que la cuidaran mientras yo iba a la universidad a recuperar lo que por poco tenía. Decidí llevar a Luna a pie pues no iba a montar con ella en la bicicleta, la cubrí con una manta y en el camino se quedó dormida... realmente es hermosa. Al llegar al orfanato la señora encargada de los lactantes y la madre estaban ahí, si la madre que se llama Mónica por cierto, aún debe darle de su leche a Luna, ella apenas tiene dos meses y medio. Me despedí de las tres, lógicamente un beso para la reina de mi vida y me fuí a la universidad.

Estaba más nervioso que la primera vez que vine, pero claro en ese entonces no había cometido ningún delito y tampoco había abandonado los estudios por idiota y miedoso. Me dirigí a la oficina del encargado y por suerte era el mismo de hace diez años. Toqué la puerta a pesar de que esta estaba abierta:

- Señorita, si necesita la grapadora nuevamente podría...- El señor se quedó observándome un momento, no se lo podía creer, estaba pasmado. Él inesperadamente se puso de pie y se acercó a recibirme con un abrazo. Me tomó unos segundos pero le correspondí el saludo cariñoso.

- James no sabes como me alegra verte después de tantos años, me preocupé demasiado cuando te fuiste así. - A mí se me caía la cara de vergüenza, si supiera todo lo que hice...

- Señor muchas gracias por preocuparse. En ésta ocasión vengo a pedirle un gran favor, ni me pregunte cómo tengo cara para venir a verlo... Yo cometí muchísimos errores, pero quiero enmendarlos y para eso necesito que me acepte nuevamente en la universidad sí es posible... - Luego de explicarle todo eso en señas se quedó pensando un momento, después golpeó el escritorio y me miró fijamente:

- James por tu culpa envejecí diez años antes y ahora vienes a pedirme que te acepte nuevamente... dices que se te cae la cara de vergüenza pero a mi se me va a caer la mandíbula de tanto reír - En ese momento me sonrió - Estuve preocupado por ti, y cuando por fin te decides a volver ¿piensas que diré que no?

Yo no tenía expresión, estaba atónito, no lo podía creer. Ahora fui yo quien se abalanzó sobre el Señor envolviéndolo en un abrazo, él me lo devolvió con la misma fuerza.

- Bien señor Monroe, como hace muchos años fue que recibiste clases aquí necesitas reforzarte, debo hablar con los que hace tiempo fueron tus profesores para que te den recuerdos de lo que aprendiste y así podrás unirte al grupo que está estudiando lo mismo que deseas tú. De verdad muchas felicidades James, por fin te has reencontrado.

Estoy muy felíz, no puedo explicar cómo me siento esto estaba resultando como quería, podría sacar adelante a mi bebé. Pero esto no es todo debo recuperar mi empleo y el departamento para estar en un lugar decente con Luna. Como dijo el encargado, después de mucho tiempo había encontrado mi camino de nuevo, uno que me iba a llevar a un buen lugar, seguro y lleno de felicidad junto con mi hija Luna.

Esto apenas está comenzando.

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Éste capítulo está dedicado a jhancarlosceballos de verdad muchas gracias por tu ayuda y tú apoyo con la novela😊😊❤
Gracias también a todos los que están leyendo, espero que les esté gustando. Nos leemos pronto...

Kity-kat013😏❤😊

Querida HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora