Esa mañana me desperté bien temprano para ir a la universidad, Luna estaba aún dormida pero debía despertarla para dejarla en el orfanato. Me arreglé primero para darle un tiempo más de sueño a mi pequeña Luna, y así cuando estuve listo la desperté. Ella es tan dulce y tierna, cuando despierta es hermosa y al reconocerme siempre sonríe y se mueve inquieta, su inocencia me conmueve. Salí con Luna en brazos en dirección al orfanato, esta vez a pie, no podía arriesgarme a que algo malo le pasara a mi pequeña. Dejé a Luna en el orfanato y me dirigí a recibir mis clases. La universidad no a cambiado mucho pero los estudiantes sí, reconozco a algunos, a pesar de que se nota el pasar del tiempo en sus rostros. Algunos al verme me reconocen y me alzan la mano a modo de saludo pero no se acercan, supongo que han habido rumores o simplemente prefieren no parecer interesados... si, muchos fingen desinterés cuando en realidad les carcome la curiosidad. Me dirigí a la oficina del encargado quien me recibió muy feliz y me entregó mi horario, además me ofreció una habitación pero le expliqué que tengo a alguien a quien cuidar y la universidad no es el ambiente adecuado para una bebé. Al saber que tengo una hija se emocionó mucho, me ofreció trabajo en la biblioteca para los momentos que tenga libres y así aprovecho para realizar los deberes.
Asistí a mi primera clase, los profesores no me reconocieron, sin embargo yo no puedo decir lo mismo, están igual a cuando estudiaba aquí, es gracioso como algunas personas no cambian físicamente. Las clases se me hicieron algo difíciles, estoy muy descuidado, lo que no es buena señal, eso me indica que urgentemente debo ponerme al día. A las diez de la mañana tuve una hora libre, aproveché para ir a la biblioteca y orientarme acerca de la ubicación de los libros, los que habían sido agregados en este tiempo que no estuve. Me gustó mucho la biblioteca, siempre me ha gustado, a pesar de que cuando estuve aquí yo trabajaba dando clases de ajedrez mientras mi gran amigo era quien se ocupaba de la biblioteca...
Pensar en él duele mucho, pero más me duele el motivo por el que se fue: La decepción. Muchas veces pensamos que las personas que más nos quieren, los que más nos apoyan nunca se van a ir, que aunque caigamos mil veces ellos seguirán igual... pues no es así. Esas personas que entran las manos al fuego por nosotros también pueden cansarse de darnos oportunidades, aunque admito que mis errores no se pueden comparar con los de otros, ellos tuvieron sus motivos... yo tuve los míos. Es pesado vivir con una marca del pasado, pero se debe luchar para borrarla y eso es lo que hoy empiezo a hacer, a borrar esa mala huella que he dejado en mi camino y cuando eso pase estaré en paz conmigo mismo.
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Querida Hija
RomanceLa vida está llena de obstáculos, muchos nos hacen sentir que caemos en un pozo sin fin, o que nos ahogamos en un vaso con agua. Todos hemos sufrido, de alguna manera, sentimental o material, por algo que nos importe y afecte nuestra manera de vivir...