Capítulo 6

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A las ocho en punto sonó el timbre indicando que debíamos dirigirnos a aquel campus que vimos antes. Los niños se organizaron en muchas filas, mi amigo y yo nos colocamos de último porque no sabíamos en cuál ubicarnos. La directora nos dio los buenos días y luego de realizar el acto cívico cada quien se dirigió a sus aulas correspondientes. Mi amigo y yo notamos que un grupo de niños se quedó ahí en el campus, en ese momento una profesora se dirigió hacia nosotros para confirmar que éramos de el grupo de los que debían aprender el idioma de señas, nosotros asentimos con la cabeza y nos unió al grupo de niños.

La profesora nos dio la bienvenida, explicó que sería nuestra profesora durante seis meses fijos, también la acompañaría un profesor que está en el aula de clases que nos corresponde. Entramos a la escuela y nos dirigimos al último salón de clases, éste tenía muchas decoraciones relacionadas a las señas, debe ser obvio porque eso era lo que nos iban a enseñar. El profesor también se presentó, nos dieron una pequeña charla motivadora de el por qué somos especiales a pesar de tener una "discapacidad". También para aprendernos los nombres de cada uno nos prepararon unos identificadores, tenían gravado nuestros nombres completos. A las ocho y cuarenta y cinco de la mañana tocaron una campana, nos indicaba la hora de el desayuno lo que significa que iríamos al comedor. Mi amigo y yo no nos separábamos por nada, todo era nuevo y estábamos dispuestos a defendernos el uno al otro.

En el desayuno ni recuerdo bien que comí, supongo que algún tipo de puré ya que era lo más adecuado para mi situación. Mi amigo comió algo más pesado ya que el no tenía problemas realmente. Nos sentamos en una mesa donde habían dos niños y una niña, ella estaba sentada en medio de los dos muy concentrada comiendo mientras los niños se la comían a ella con la mirada, estaban absortos a todo que ni notaron nuestra presencia. La niña si nos percibió, pues levantó la cabeza y nos sonrió a ambos. Nos dimos cuenta también de algo extraño, ya que ningún niño podía hablar y algunos tampoco escuchar nadie se nos acercó, solamente nos dirigían miradas. Mi amigo y yo, en cambio estábamos sorprendidos por cómo esos niños se comunicaban a través de señas, se entendían completamente, como si fuera algo natural desde el nacimiento.

Estaba ansioso de al fin poder ser así, independiente y aprender mi propio idioma. Luego del desayuno, a las nueve y quince sonó nuevamente el timbre indicando que debíamos ir al aula de clases. Nuestros dos profesores nos informaron que no debíamos encontrar raro que los demás niños no nos hablen, ellos saben que aún no sabemos comunicarnos como ellos y por tal razón no se nos acercan en modo de respeto.

Ahora sí, todo había empezado, los profesores nos dividieron en niños y niñas, en total éramos trece, cinco niños y ocho niñas. La profesora se encargaba de las niñas mientras el profesor de los niños. Él nos informó que todos éramos capaces de escuchar por eso aún no los habíamos visto haciendo señas, cualquier duda que tuviéramos podríamos hacerla levantando la mano y escribiéndola en una máquina antigua de escribir que se encontraba en el piso junto al profesor. Nos indicó que lo primero que debíamos aprender era el abecedario, por lo tanto empezó haciendo gestos con las manos, letra por letra, y nos hacía realizar lo mismo junto con él.

Así se pasó el día, aprendiendo cada letra. Además nos facilitaron unos libros donde estaba el abecedario en señas, fue bastante útil ya que era necesario aprenderlo de memoria. El profesor nos indicó que mandarían un libro extra para que nuestros padres o tutores aprendieran también, pues no tenía sentido que sólo nos entendieran en la escuela.

A las doce y treinta meridiano, sonó el timbre indicando la hora de el almuerzo, mi amigo y yo esta vez nos sentamos con algunos de nuestros compañeros, ya ni recuerdo sus nombres pero fue muy divertido. Había un niño que trataba de comunicarse con los que ya saben perfectamente las señas, el pensaba que con saber algunas letras podría igualarse, valla que se equivocó. Una niña lo miró mal pero luego se echó a reír, al parecer notó que realmente era un novato.

Después de comer, entre mi amigo y yo propusimos aprovechar los treinta minutos extras para ir a la biblioteca, a solicitar algún libro que nos ayudara a mejorar en el lenguaje que recién aprendíamos. Uno de ellos no quiso prefería integrarse en un deporte, otro debía tomar sus medicinas, hasta que sólo quedó uno de los tres niños que no conocíamos. Éste nos acompañó y nos ayudó a buscar libros, encontramos justamente tres libros diferentes y cada uno escogió el que más le gustó.

La bibliotecaria registró los libros con nuestros nombres y destacó que solo sería un préstamo por un máximo de cinco días, lo que significa que en esa misma semana debían ser devueltos. Después de los treinta minutos, a eso de la una y treinta de la tarde sonó el timbre indicando que debíamos ir a las aulas. Ni había notado la rapidez de las horas, sólo restaba media hora más y volveríamos a casa. En esta hora los profesores hicieron una dinámica, ellos decían una letra y debíamos hacer la seña, luego nos pusieron canciones infantiles para bailar, me daba vergüenza al principio pero ya luego me dio igual al ver al profesor divertirse a pesar de ser hombre.

A las dos en punto de la tarde sonó el timbre y todos salieron disparados por puerta principal, mi amigo y yo esperamos a que todos salieran y nos encontramos a mamá parada frente al auto.
De camino a casa nos preguntó cómo nos fue, yo le escribí que nos había sido excelente, le pedí a mi amigo que contara todo con lujo de detalles. Con cada palabra que mi amigo decía yo asentía con una gran sonrisa, de verdad estaba muy a gusto con la nueva escuela y más con mi mejor amigo. Mi mamá estaba muy contenta al ver mi emoción, me felicitó y dijo que desde esa noche empezaría con mi padre a leer el libro que nos mandaron para poder aprender el lenguaje de las señas, y que para mi fuera mucho más fácil expresarme.

Así mismo yo empecé a leer el libro que tomé de la biblioteca, la verdad fue muy interesante ya que tenía muchas imágenes de las señales, habían también relatos de personas que por accidentes y enfermedades padecían de mudés, y al igual que yo luchaban contra el mundo para poder destacar.

Resultó que cada uno de estos personajes se volvieron exitosos empresarios, escritores principalmente, explicaba que al no poder expresarse con palabras habladas al escribirlo era una fuente de hermosos poemas, sentimientos guardados y que en ese momento encontraron el modo de ser vistos por las personas. Su objetivo en la vida se convirtió en ayudar a personas como yo que recién empezaban la lucha a ser fuertes y sentirse especiales.

Querida HijaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora