CAPÍTULO 5

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31 de Octubre, 1985

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31 de Octubre, 1985. 3:00 horas.

Aquella noche de Día de Brujas había sido la más deslucida desde hace varios años. El toque de queda que reinaba en la ciudad, impidió a muchos infantes realizar el típico recorrido en busca de los tan deseados caramelos. Solo unos cuantos niños tuvieron el valor de salir a las calles, aunque arriesgándose a una sanción, todos acompañados por sus padres. Muy pocos disfraces se vieron aquel día.

Por las calles oscuras de la Ciudad de México, un hombre solitario y con aspecto sospechoso vagaba por la zona centro. A simple vista, parecería un hombre de 30 años de edad, disfrazado y con intenciones de asustar a los niños que estuvieran en la calle. Sin embargo, ya era horario prohibido por el toque de queda, algo no estaba bien.

Aquel hombre misterioso vestía una bata de paciente de hospital, ensangrentada, como si se hubiese escapado minutos antes de una institución médica. Protegía su cabeza con un vendaje, el cual también se encontraba ensangrentado y un poco desordenado.

La unidad de policía marcada con el número 7-20, la cual realizaba una inspección por el lugar, logró ubicarlo justo cuando pasaba frente a una iglesia. Inmediatamente procedió a indicarle que se detuviera. El hombre lo hizo.

-Amigo, nos encontramos en toque de queda ¿Qué haces a esta hora en las calles?- cuestionó el agente Mendiola.

-Soy el asesino que buscan. Los he matado a todos. ¡Apártense de mi camino, si no lo hacen los mataré! Y coleccionaré sus cráneos. Les juro que lo haré- advirtió el extraño hombre.

-¡Alto! No dé ni un paso más, si lo haces, te llenaremos de agujeros- amenazó el oficial Saldaña, quien esa noche tuvo que acompañar al agente Mendiola.

Aquel hombre ensangrentado hizo caso omiso de las órdenes de los oficiales. Los miró a los ojos, de una manera retadora, como si el miedo no existiera en su mente. Dio un paso, dos pasos, lentamente fue acercándose a los agentes y a su unidad móvil. Los oficiales se vieron obligados a retroceder los mismos pasos. Sentían nerviosismo, quizás miedo, pero aquella noche se vieron intimidados como nunca en su historial como policías.

-¡Deténgase! Es la última ocasión que lo repito- advirtió y desenfundó su arma el agente Saldaña.

-Dispárame ahora, si no lo haces, quizás luego te arrepientas. Te lamentarás el día en que destroce a tu mujer, a tu hija. Cuando las percibas ensangrentadas y bañadas con mi líquido de hombre, te remorderás de no haberme aniquilado. Y ese día, lo mejor será que te pegues un tiro- amenazó el sospechoso.

-Maldito hijo de puta- expresó Ángel Mendiola. Milésimas de segundo más tarde, el agente Saldaña le pegó un tiro entre las cejas.

El hombre cayó fulminado sobre el asfalto. De manera inmediata la carpeta asfáltica comenzó a mancharse de su sangre. El vendaje que llevaba sobre la cabeza, lentamente fue cambiando de color hasta empaparse totalmente de sangre.

Francisco Saldaña agente de policía durante 5 años, se acercó a la patrulla e ingresó. Tomó el radio y pidió apoyo a más unidades.

-Solicitamos su apoyo, quizás hemos finalizado al asesino de los cráneos. Repito, nos defendimos de un sospechoso que quizá pudo ser el asesino coleccionista de cráneos- advirtió por radio a la central de policía.

Minutos más tarde, aquella zona se encontraba cerrada y decenas de personas se dieron cita en el lugar de los hechos.

El lugar se llenó de agentes de policía de la Ciudad de México, un par de paramédicos, un individuo perito en criminalística y decenas de periodistas, los cuales fueron amenazados con ser detenidos, esto por omitir el toque de queda.

El cuerpo fue levantado para analizarlo inmediatamente. Se le practicarían estudios de ADN para lograr ubicar la identidad del ahora fallecido.

Los agentes Ángel Mendiola y Francisco Saldaña, fueron detenidos por órdenes de su superior, con cargos por sospecha de asesinato. Ambos oficiales serían interrogados para esclarecer los hechos y determinar su situación legal.

1 Noviembre, 1985. 16:30 horas.

Tras ser aislados, los oficiales Ángel Mendiola y Francisco Saldaña tuvieron que comparecer y declarar lo acontecido unas horas antes. Ambos agentes se encontraban en habitaciones distintas. Las declaraciones fueron grabadas como evidencia y mostradas a un juez.

1 Noviembre, 1985. 18:45 horas.

Un juez de la Ciudad de México, declaró inocentes a los oficiales de policía Ángel Mendiola y Francisco Saldaña por los cargos de homicidio. Esta decisión se tomó luego de que las declaraciones coincidieran en su totalidad.

El juez Medrano dictaminó que la agresión se realizó en defensa propia, por lo cual no sería considerado como un delito. Así mismo, exigió la liberación inmediata de los oficiales y la reincorporación a sus labores.

2 Noviembre, 1985. 13:19 horas.

Los estudios practicados al cadáver fueron analizados y se comprobó que aquel cuerpo pertenecía al ciudadano Humberto Vasconcelos, el cual fue reportado como desaparecido el día 21 de Octubre de 1982.

El reporte de desaparición se realizó por parte de su padre, el cual explicó a las autoridades que su hijo partió por la mañana con rumbo a su trabajo en una empresa de refrescos y ya no regresó.

Tras dedicar alrededor de catorce meses en su búsqueda, sin obtener éxito, las autoridades decidieron dar por terminada la búsqueda, sin dar muchas explicaciones a su familia. Los padres de Humberto, visitaron día tras día la morgue, albergues, hospitales, todo tipo de lugares en búsqueda de su hijo.

En 1984, debido a la prepotencia y caso omiso de las autoridades, los padres decidieron finalizar la búsqueda Humberto de la peor manera posible. Ambos padres, al perder a su hijo único optaron por colgarse en la habitación que en su momento perteneció a Humberto.

2 Noviembre, 1985. 20:00 horas.

El vocero de la policía federal decidió emitir un comunicado sobre los hechos acontecidos. Su vestimenta, el escenario, los medios de comunicación, las cámaras, todo se encontraba preparado y a punto para el mensaje a nivel nacional.

-Buenas noches a todos los ciudadanos. El día 31 de Octubre del presente año, dos agentes de la corporación fueron capaces de capturar a un sospechoso de asesinato, sin embargo, no tuvieron otra opción más que asesinarlo, pero todo esto se realizó en defensa propia- comenzó el vocero.

-Se pudo identificar al fallecido como Humberto Vasconcelos, el cual se encontraba desaparecido y sin informes de él, desde el día 21 de Octubre del año 1982- continuó el vocero.

-Tras esta investigación, se pudo afirmar que...- el vocero fue interrumpido por un compañero que se encontraba en el lugar.

2 Noviembre, 1985. 20:08 horas.

-Tras esta investigación, se pudo afirmar que, el cuerpo del fallecido, NO pertenece al asesino que estamos buscando. Pero prometo que lo encontraremos y lo presentaremos a las autoridades correspondientes. Buenas noches.- finalizó el vocero.

Decepcionado, intrigado, nervioso, aterrado, todo esto y mucho más se sintió el vocero de la policía federal, luego de ser interrumpido para comentarle que un cráneo había sido encontrado unos minutos antes y muy cerca del inmueble.

El cráneo fue localizado dentro de una caja de madera, junto a él se encontraba una hoja de papel, la cual contenía un mensaje. Aquel recado tenía un aspecto aterrador, pues se encontraba escrito con sangre y el papel tenia restos de carne y sesos.

¡Feliz Día De Muertos!

¡Esta colección nunca se detendrá!

Me gusta hacer esto, no lo puedo evitar.

† Paz en sus almas y en sus tumbas †

El Coleccionista De CráneosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora