CAPÍTULO 11

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12 Enero, 1986

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12 Enero, 1986. 08:34 horas.

Luis Ángel sería el tercer interno en pasar a revisión, esto para evaluar tanto su evolución, como su daño mental. Esto se realizaba constantemente para rediseñar los métodos de cuidados y la administración de medicamentos para los internos del instituto. Era una tarea muy importante que realizar, pues de ello dependía el cuidado de los pacientes.

Se aplicaron las pruebas pertinentes para evaluar a Luis Ángel y se obtuvo que su daño era irreparable, en pocas palabras, los médicos lo desahuciaron y pidieron a los altos mandos del centro de salud que evaluaran el futuro del paciente, pues su daño era irreversible y solo generaría gastos, además, como no se tenía rastro de algún familiar, nadie se haría cargo de los gastos que el interno generaría, lo cual significaría pérdida económica para el instituto.

Aquella tarde, Luis Ángel recibió una buena porción de alimentos para la comida y posteriormente, se le brindaron alimentos para la cena, así como una última dosis de medicamento, esto antes de ser expulsado a su suerte del centro de salud mental.

Se le expulsó cerca de la media noche, cuando la gente duerme y hay muy pocos ojos sobre la calle. Se le vistió con ropa de la caridad y se calzó un par de tenis viejos con un agujero en la pieza del lado derecho. Luis Ángel fue lanzado desde un vehículo en movimiento, esto cerca de una carretera (para que quizás otros intentaran ayudarlo) y los papeles de su ingreso al centro de salud mental fueron incinerados para no dejar ningún registro. Además, el director del instituto utilizó sus influencias en el gobierno para encubrir cualquier problema derivado de la "desaparición" del ahora ex interno.

Al momento de ser lanzado, Luis Ángel se golpeó la cabeza contra una piedra de tamaño mediano, lo cual ocasionó que el joven quedara en estado inconsciente por aproximadamente 10 minutos. El hombre sentía miedo, no sabía en qué lugar se encontraba, no sabía cómo fue que llegó a dar a ese lugar, desconocía todo tipo de información que lo pudiese relacionar a ese lugar. En parte, todo esto se debió así, ya que para ser expulsado del centro, los descorazonados e irresponsables médicos le aplicaron sedantes (junto a sus medicamentos) para ponerlo a dormir y que no mostrara resistencia al ser expulsado.

Durante el tiempo que estuvo inconsciente, Luis Ángel permaneció a unos 30 metros de la carretera que conecta a la ciudad de Pachuca con otras importantes ciudades vecinas. En el transcurso de su aturdimiento, Luis Ángel tuvo una visión, en la cual una noche, una camioneta de color blanco se acercaba a él y lo ayudaba, brindándole comida y ofreciéndole llevarlo a un hospital cercano para que fueran sanadas sus heridas. Sin embargo, Luis Ángel pensó que sería solo un síntoma de su desesperación y puso los pies en la tierra, pensando que aquello había sido una estupidez.

Una vez que comenzó a sentirse mejor, Luis Ángel decidió caminar para encontrar algún refugio, pues la noche era fría y las nubes en el cielo amenazaban con iniciar una tormenta en cualquier momento.

El Coleccionista De CráneosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora