CAPÍTULO 10

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5 Enero, 1986

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5 Enero, 1986. 12:10 horas.

Luis Ángel había sido ingresado a un centro de salud mental en el estado de Hidalgo. Las autoridades comenzaron a creer que quizás un trabajo de brujería era el causante de tanta desgracia, debido a esto, decidieron clausurar el instituto y reubicar al único interno que le restaba.

Fue tan grande la preocupación de las autoridades, que decidieron demoler el edificio. La fecha de la destrucción fue programada para el 10 de Febrero del año en curso.

También ocurrió una reubicación para todo el personal administrativo y médico. A los administrativos se les ubicó en diversas secretarías de gobierno, lo cual significó un gran avance en sus carreras profesionales, sin embargo, eso no borraba, ni borraría todo el daño que sufrieron en su empleo anterior. Para el personal de salud, la reubicación se realizó en diferentes centros médicos de la entidad, aunque en algunos casos esto causó demasiada molestia, ya que los horarios de trabajo fueron modificados drásticamente.

6 Enero, 1986. 03:15 horas.

Luis Ángel no podía dormir aquella noche. En su habitación no tenía colchón, tampoco tenía sabanas, mucho menos una almohada. Lo único que tenía era el frío piso de concreto, en donde cada noche se recostaba intentando conciliar el sueño. Sin embargo, el problema de insomnio no era a causa de la incomodidad del suelo.

El interno soñaba cada noche con el ángel de la muerte. Cada una de las pesadillas era diferente, pero todas tenían algo en común, siempre eran aterradoras. Todas las noches el sueño tenía el mismo desenlace: Luis Ángel muriendo, siempre a manos del ángel y cada noche de un modo distinto, aterrador, traumatizante.

Aquel día 6 de enero sería el "Día de los Reyes Magos", una celebración muy conocida en México, en la cual los Reyes Magos traen regalos a los niños bien portados, además, por la noche, toda la familia se reúne para comer la típica rosca de reyes y descubrir quien tiene un niño Dios escondido en su trozo de rosca. La tradición también menciona que, el afortunado en tener la figurita del niño Dios en su pedazo de pan, deberá pagar e invitar los tamales a los presentes en el día de la candelaria.

Luis Ángel podía revivir todas las memorias de su infancia, recordaba que su primer regalo del día de reyes fue una bicicleta de color azul. También recordó que los frutos secos de la rosca de reyes tenían un sabor asqueroso, por lo menos para él.

El interno podía recordar muchas cosas sobre su pasado, sin embargo, debido a los problemas por los que había atravesado, tenía un problema para poder expresarse vía oral. Por más que Luis Ángel tratara de hablar para comunicarse, no podía hacerlo. Se esforzaba, pero únicamente podía expresar sonidos un tanto extraños e incapaces de entender o pronunciar mensaje alguno.

7 Enero, 1986. 02:58 horas.

Después de tantos días, Luis Ángel por fin conocía lo que era la libertad. A pesar de no tener un hogar y de vivir en la calle, se sentía más feliz que nunca. Estaba decidido a comenzar una nueva vida totalmente desde cero y confiado en olvidar todos los traumas por los que ya había pasado.

El Coleccionista De CráneosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora