Era una noche normal de Octubre en la Ciudad de México, o por lo menos eso parecía, hasta que apareció aquella extraña caja de regalo cerca de la estación de policía.
El contenido de aquel paquete era realmente macabro, morboso, se trataba de un crá...
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Tras el suicidio, la presión hacia el cuello era demasiada, fue tanta la fuerza de presión, que el cuerpo del fallecido no soportó más y terminó por desprenderse y a la vez, por partirse en dos piezas.
La pieza del cuerpo que se integraba desde los pies hasta el cuello, cayó cerca de la gran mesa que él mismo construyó, justo ante los pies del monumento. La otra parte, la cabeza, descendió de golpe y se colocó justo en el centro de la mesa, manchando con sangre el fino mantel de seda.
Apenas el cráneo hizo contacto con la superficie, como por arte de magia, todos los cráneos que habían sido recolectados por "El Coleccionista de Cráneos" aparecieron, dando un aspecto terrorífico, grotesco y un tanto artístico, gracias a las piezas que se encontraban decorados.
El hombre se colgó. Ofreció su vida a cambio de salvar miles más. No sin antes construir un monumento a la Santa Muerte, el cual, incluso en la actualidad, es visitado por miles de hombres y mujeres que acuden a pedir favores ante este personaje.
Desde aquel día, ningún cráneo volvió a aparecer en todo México. Las autoridades mexicanas, como buenas que son, dieron por cerrado el caso e intentaron hacer creer que esto se trató de una leyenda o un mito urbano.
¿Verdad o no? Al final, queda a consideración del lector.
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Este lugar fue tomado para rendir culto a la Santa Muerte, ante los pies del monumento, cientos de creyentes piden sus plegarias y dejan sus ofrendas.
Desde entonces y hasta la fecha, en México, el culto a la Santa Muerte es considerado como un culto a cualquier otro santo, no se considera algo satánico o de magia negra.
Y también en México, el acto terrible de morir, es considerado algo tan natural, que sus habitantes se dan el lujo de hacer chistes o bromas sobre la muerte.
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