El derrumbe

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El plan de Nico era sencillo. Mientras sus amigos luchaban contra el demonio, el pelinegro se las había arreglado para explicarles a Abner y Scarlet lo que harían.

Scarlet corrió de frente al demonio y lo abrazó. Aprovechando la sorpresa del chico. Abner, el ex campista, corrió detrás del demonio y le salto a la espalda. Nico lo atacó de frente. Ay intento librarse de los tres pero sus brazos estaban ocupados lidiando con los otros dos semidioses.

En menos de un segundo, el demonio estaba siendo sometido. Scarlet se las apañó para hurgar en las ropas del enemigo hasta que por fin pareció encontrar algo.

En el mismo momento que el rostro de la chica parecía iluminarse con esperanza, el demonio hizo un último esfuerzo y golpeó a los semidioses con brutalidad, alejándolo de su cuerpo y mandando a todos a volar.

- Scar... - Ay giró despacio hacia la chica que yacía a unos metros de él. La chica fantasmagórica se sujetaba el estómago, soportando el dolor. - Dame eso, Scar - La voz de Ay parecía tranquila, cariñosa incluso. Era como escuchar a un padre hablar con su hijo, tratando de convencerlo de no hacer algo que podría herirlo. - Venga, dámelo.

Nico y el resto trataban de ponerse en pie, ignorando las heridas, sus cuerpos temblaban mientras se incorporaban.

Scarlet miraba al demonio asustada, sus manos temblaban mientras sujetaba un pequeño relicario. Nico la observó durante unos segundos antes de darse cuenta de lo que ocurría, ese debía ser el objeto que les daría la salida.

Si lograba romper aquel relicario, podrían escapar. Tenía que apresurarse, decía hacer algo.

Los ojos de la chica estaban llorosos; ella no era una guerra, no era una semidiosa, ni siquiera había llegado a ser una adulta. El propio peso del recuerdo de su muerte la atacaba ahora. Ay la había salvado pero también era quien la había dejado morir. Aquel demonio peliblanco era culpable de mucho de su dolor pero no de su destino en vida.

- Scar, devuélveme el relicario, yo lo cuido por ti, lo sabes -. El demonio comenzó a caminar hacia ella. - Eres mía, tu alma me pertenece así que obedece; sin mi tu hermano estaría en peligro siempre -.

- ¡No los escuches! - Gritó Percy, estaba de pie, tembloroso pero aún con su espada en mano. - Tu hermano no estaría feliz por esto, confían un poco más en él, no necesitas dar tu alma -.

- Kurt es fuerte, solo necesita tu cariño como protección - Le siguió Jason. - ¿No ves que volver con este demonio solo hiere a tu hermano? -.

Nico aprovechó el momento de distracción para correr hacia Ay, esta vez no fallaría, su espada estaba lista.

- ¡Ahora! - Gritó mientras lograba encajar su espada en las costillas del demonio, este por su parte soltó un alarido y comenzó a retorcerse tratando de atrapar a Nico. Sus amigos corrieron a su rescate, incluso Abner se unió a la batalla, aunque no tenía ningún arma.

El demonio logró alcanzar a Nico, el cuerpo del chico voló a través de la extraña cueva y golpeó contra una de las paredes.

El gritó de dolor que salió de su cuerpo fue tan fuerte que hizo despabilar a Scarlet.

La chica tomó el relicario entre sus manos, con los ojos llenos de lágrimas, lo golpeó contra el suelo. Usó toda su fuerza y energía, toda su culpa al desear ser libre pero sabiendo que su hermano estaría desprotegido, todo su odio al haber muerto joven, todo, absolutamente todo lo que la formaba.

El relicario se partió en dos, dejando a la vista una fotografía. Kurt y ella, con una sonrisa, era la única fotografía que alguna vez se hubieran tomado. El único recuerdo de que alguna vez, a pesar de todo, fueron una familia.

Por unos segundo no ocurrió anda, los chicos peleaban contra Ay sin notar el relicario roto pero de pronto, el suelo comenzó a temblar, las paredes de la cueva comenzaron a desmoronarse.

Nico se limpió el rostro lleno de sudor con la manga de su chaqueta y trató de incorporarse. Una regla para ser un semidiós era no rendirse.

Ay giró para ver a la chica. Scarlet parecía en shock, no se movía, solo miraba el relicario roto. El rostro del peliblanco de desfiguro en un rugido de furia.

Los demás chicos aprovecharon ese momento para alejarse, Jason fue en auxilio de Nico mientras Percy y Abner corrían hacia Scarlet, trataron de levantarla pero su cuerpo era por completo como un fantasma, las manos de Percy la atravesaron. Abner, por su parte, fue capaz de arrastrarla lejos del enfurecido demonio que ahora destruía cuantas cosas había a su paso; cegado por la furia, estaba a punto de atacarlos de nuevo.

El techo y paredes de la cueva sedieron y grandes trozos de piedra comenzaron a caer.

- ¡Debemos salir de aquí! - Les gritó Jason.

Asintieron con la cabeza y comenzaron su huida, Ay soltaba golpes por todo el lugar, sin embargo, en medio de todo el caos, era imposible pensar en enfrentarlo.

- Venga, por aquí - Se les adelantó Abner y los guió entre las piedras. No sólo la cueva de desmoronaba, el mundo entero lo hacía. Aquella cárcel subterránea estaba colapsando.

Nico trató de pensar mientras corría detrás de sus amigos, ese relicario no era solo una salida más, tendría que significar otra cosa. Quizá era el objeto que sostenía toda la creación del demonio. ¿Cuánto amaba aquel asqueroso y maligno ser a Scarlet?

- ¡Por ahí! - Gritó Percy y señaló la punta de un cerro que se había formado entre toda la destruccion. La formaban piedras y muebles del primer espacio en que recordaban haber estado.

Todo se mezclaba y era confuso, la destrucción parecía no tener fin.

Abner se detuvo, Nico lo relevó y se colgó el brazo de Scarlet a cuello. La chica se limitó a sonreírle débilmente, su imagen titilaba entra su ser y su esqueleto, el pelinegro podía notas su piel más fría con cada paso que daban.

- ¡Hay un agujero! - Le indicó Jason al casi alcanzar la cima de aquel extraño cerro. Tan pronto lo dijo, varias manos fantasmales salieron del suelo y sujetaron sus tobillos. Todas las almas que había visto parecían estar bajo los escombros, estarían buscando salir o quizá mantenerlos allí.

Los chicos trataron de soltarse, entre pisotones y golpes con sus espadas, trataron de escapar pero las manos eran demasiadas, los jalaban con trata fuerza que pensaron que quizá no lograrían salir de allí.

- ¡Ey, chicos. Por aquí! - Escucharon que los llamaban. A través del agujero, Leo colgaba de cabeza con las manos estiradas hacia ellos.

- Refuerzos - Susurró con una sonrisa Percy, pocas veces se había sentido tan feliz de ver a su alegre amigo.

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¡Regresé! Lamento profundamente haber tardado tanto en regresar con nuevos capítulos pero muchas cosas ocurrieron en mi vida. La muerte de un ser muy querido, la escuela y la destrucción en mi ciudad por el sismo en Mexico. Pero estoy aquí, estoy bien y ya casi llegamos al final de esta historia pero además, tengo los nuevos capítulos de Blood Lovers, mi otra historia.

Espero puedan perdonar mi ausencia y que continúen apoyándome. En unos días más subiré el nuevo capítulo. 💜🖤💜

Skeleton's love (Nico Di Angelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora