Inmortales I: Prisionera

21: ¿Qué hay ahí?

AVISO IMPORTANTE AL FINAL.

Raymon despertó, no sabía qué hora era, pero sólo sabía que su hermano menor se había llevado a Aída. No tiene idea de lo que él le puede hacer, pero su mente está imaginando cosas horribles.

El chico se retorció un poco mientras se ponía de pie, y aún así pensando sobre lo de Aída, no comprendía como es que su hermano de un día para otro era más fuerte, algo desconocido.

Unos ruidos reconocibles comenzó a escuchar, gruñidos, el mismo sonido que hace un vampiro hambriento. Miró a su alrededor algo agobiado e intercambio miradas, estaba obscuro, pero los ojos rojos, ese color sangre brilloso, el mismo de un vampiro se reconoce fácilmente.

Raymon no tardo en darse cuenta que estas criaturas lo habían rodeado. Miró al suelo, donde se suponía que tendrían que estar los humanos que Glenn había matado hace rato, pero no estaban, miró nuevamente a los vampiros que estaban a su alrededor, rápidamente notó que estos se encontraban uniformados, por lo tanto Glenn no los había matado, sino que convertido.

—Oigan, alejense un poco— les dijo a las criaturas nuevas que se acercaban extraño, —No soy humano ¿ok? Soy como ustedes..

—¡¿Que nos hiciste?!— gritó una mujer. Dónde enseguida los demás vampiros se comenzaron a quejar mientras tocaban sus oídos. Todo esto es nuevo para ellos, y el sonido de cada cosa es intensificado.

—Yo no hice nada, fué mi hermano

—Tenemos mucha sed— se quejó otro.

—Oigan, yo no seré su niñera, sólo no llamen la atención, que nadie sepa que existen. Ahora sí me permiten tengo que irme..— Sin más, se dirigió a la salida, pero varios vampiros novatos obstruyeron su pasó.

—¿En serio?— los miró con una sonrisa de lado mientras arqueaba su ceja.

—Necesitamos respuestas.— dijo uno con tono desafiante y ala vez lo empujaba, provocando que Raymon retrocediera.

El Adamson le brindo una sonrisa falsa, para después penetrar su pecho y arrancar el corazón de esté. Sin pensarlo, sólo actuando.

—¿Quieren acompañarlo?— les pregunto a los vampiros que seguían obstruyendo su pasó. Estos no dudaron ni un segundo y se hicieron aún lado.

—Lo supuse— dejó caer el corazón del vampiro y caminó hacia la salida de la fábrica.

Ya estaba anocheciendo, el aire era más fresco, y el ruido de los autos había disminuido.

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Soraya, junto a su grupo de amigos se encontraban en el bosque, hablando con Elías, a ninguno se le veía preocupado porqué ni Aída ni Raymon llegaba, excepto por Anzel, que se la pasó dando vueltas por esa zona, mareando a todos los de su alrededor.

—Glenn se llevó a Aída— fué lo primero que dijo Raymon al llegar.

Soraya y los demás se acercaron al Adamson para obtener los detalles.

—¿Como es que no la ayudaste?— le decía Anzel.

—Glenn tiene ayuda, sin duda alguna.— aclaró Raymon.

—No lo creó, el es un "Adamson" puede hacerlo sólo— esta vez habló Elías.

—Dije que tiene ayuda, conozco a mi hermano.

—¿Que hacemos?— preguntó Soraya.

—Ustedes se encargarán de los nuevos vampiros que están en la fábrica, Anzel a tú casa, yo llamaré a mi familia.