Inmortales I: Prisionera

31: Una Propuesta

—¿Tú quién eres?— me encontraba desconcertada.

—Déjala pasar— escuché como Raymon le había indicado a la chica.

Está se hizo aún lado y enseguida di un paso al frente, voltee a mi izquierda y estaba Raymon sentado en el sofá mientras bebía un poco de licor.

—¿Quién es ella? — cuestioné inmediatamente.

—Ah, ella..— mira de reojo a la mujer, —Ella es mi alumna— suelta una sonrisa.

—¿Qué le enseñas?

Me lanzó una mirada pícara.

—Ya, en serio— insistí.

—¿Recuerdas que mi madre estaba reclutando?— asiento —Bueno, pues la estoy preparando para ser una Adamson.

—¿Más Adamson?— renegue.

—No te hagas la sufrida— sonríe, —Somos los mejores.

Bufé.

Continuamos conversando, y por primera vez después de un largo tiempo me sentía en paz.

—¿Que hice para merecerte?— preguntó mientras acariciaba mi mejilla.

Sentía como lentamente me sonrojaba.

—Eres un ángel en mi infierno.

Le dí un beso y se le formo una sonrisa.

—¿Estás lista?

Asentí. Enseguida nos pusimos de pie. La humana apareció con todas nuestras maletas, la pobre muy apenas podía con ellas.

—Si quieres déjalas ahí— le dije lo más amable posible.

—No, llévalas a la camioneta.— le ordena Raymon.

Le pego un codazo y esté inmediatamente rodea los ojos.

—Esta bien, déjalas ahí.

Sonrio victoriosa y repentinamente Glenn sale de otra recamara.

—¿Primera parada La Realeza ó esa era la segunda?— cuestiona mientras dejaba su equipamento sobre los sillones.

—Obviamente es primero nuestra madre. Sabes para qué la necesitamos.— me mirá fijamente Raymon.

Al tener todo preparado, todos nos subimos a la camioneta negra, también nos acompañaría la humana y el resto que viene siendo mi hermana, Ian y Anzel. Pasamos a recoger a cada uno de ellos, hasta estar completos. Conducimos hacia el aeropuerto, donde tomariamos el viaje en un Jet privado de los Adamson.

—Ya veo porque sales con uno de ellos— murmuró Anzel mientras entraba a esté.

Habíamos tenido un vuelo bastante tranquilo, agradable y fresco. Estuvimos intercambiando conversaciones, entre ellas, ¿Cuales son nuestros planeas a futuro? Ian no paraba de repetir que aún no quiere formar una familia, pero sí busca a alguien que lo pueda acompañar. Una chica latina o española, esa era la única descripción que daba para su chica ideal. Mientras que Glenn no comentó nada, se veía bastante reservado.

Gracias a una de las cadenas montañosas más importantes de Europa, los Apeninos que se veían a lo lejos, inmediatamente supe que estábamos en la hermosa Italia.

—Sensacional— murmura Anzel mientras mira el gran paisaje por una de las ventanillas del Jet.

—¿Tú primera vez en Europa?— le pregunta Ian.

—Sí, siempre ha sido uno de mis sueños frustrados.

Raymon sonrió placentero mientras bebía un poco de whisky. Acaricié una de sus manos y le susurré.