Estoy...

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Harry se encontraba bastante preocupado por Hermione, su novia, después del final de la guerra él había llegado a comprender que no era un amor de hermano él que por ella sentía, si no uno muy diferente, que temía fuera cierto por la reacción de ella, los demás y además que fuera un blanco él cual estaba seguro él que quisiera dañarlo golpearía primero, pero ese no era él punto, él logró confesarle sus sentimientos a la castaña, que el agraciadamente compartían ambos, ahora ellos estaban en su ultimo año en Hogwarts. Hermione logró convencer a su novio y su mejor amigo de no faltar amenazandolos de mil maneras hasta que los hartó y estos accedieron, todo era perfecto, toda la escuela se había enterado del noviazgo del salvador del mundo mágico con su fiel mejor amiga, obviamente había muchas víboras no muy felices, que habían planeado conquistar a Harry para obtener todos los beneficios que ahora conllevaría ser su novia, por otro lado había personas desternillantes por la noticia.

Sin embargo esos últimos meses no todo había sido miel sobre hojuelas, sobre todo esas ultimas dos semanas, la novia del pelinegro se encontraba muy extraña, constantemente se quejaba de que algo le dolía, mas nunca decía él que, desayunaba bien Harry y Ron se preocupaban mucho por eso, sin embargo no había un día en él que horas después ella no fuera a devolver todo lo que había comido, estaba constantemente recostando su cabeza en él hombro de Harry en clases, tenía un cansancio excesivo y mucho sueño, de hecho él mismo pelinegro que se sentaba a su lado tenía que vigilar que no durmiera en clases, lo cual era muy extraño ya que normalmente esta tarea era al revés, siempre tenía calambres, cada vez las clases de pociones eran mas tortuosas para ella y los chicos lo notaban, hacía caras raras y sonidos de queja muy bajos para que nadie la escuchase, terminaba bastante mas rápido que antes para poder salir corriendo de ahí directamente a... Si lo adivinaron, directamente a vomitar. Siempre por lo menos tres veces al día se abrazaba fuerte a Harry como si se fuese a desmayar, en ese momento él sólo la sostenía y se recargaba en una pared, Ron Solo insistía en que algo no andaba bien, Harry también lo sentía sin embargo cada vez que Hermione se encontraba mejor y se mencionaba él tema era cambiado drásticamente por ella.
Eso no era para nada normal, algo le ocurría y estaba claro, pero si ella no quería hablar con ellos, los chicos no podía obligarla a hacerlo, pero la gota que había derramado el vaso, para Harry al menos, fue todo ese día que no vio a su castaña por ningún lado.
Primero la esperó en la sala común como todos los días pero ella no bajó, siempre era ella la primera en estar despierta ya abajo apurando a sus amigos para tener tiempo y desayunar tranquilamente, pero esta vez ella no estaba ahí, Harry se preocupó y casi sube al cuarto de las chicas, pero Ron lo detuvo y lo llevó halando convenciéndolo de que la esperaran en él gran comedor y desayunaran, faltaban 5 minutos para entrar a la primera clase, pero ella no entró por aquella puerta, él pelinegro volvió a la sala común para ver si de casualidad estaba ahí, pero no estaba, a causa de eso el chico llego tarde a la primera clase, la cual era transformaciones, buscó a su novia con la mirada, pero él lugar donde ellos dos siempre se sentaban estaba vacío, pasaron lista rápidamente y la profesora McGonagall se percató de inmediato de la ausencia de su alumna preferida.

-¿Alguien conoce él motivo de la ausencia de la señorita Granger?

Todos se giraron a ver a Harry esperando que respondieron, pero increíblemente Ron y Neville fueron los que hablaron.

-Dijo que no se encontraba bien. -Neville respondió cortando la tensión en él Aire.-
-Nos Pidió que le lleváramos algunas cosas y nos dijo para que eran, probable no se presentara en todo él día.
-Pore chica... Bien estoy segura sabe lo que hace, no por nada es la mejor alumna que se ha visto desde hace generaciones... En fin hoy veremos...

Harry rápidamente se giró a ver a Ron él cual le envió una mirada de "lo siento" pero no importaba luego se las arreglaría con él, ahora tenía que preocuparse por terminar las clases para poder darle la tarea a Hermione, sabía que era su deber como su novio velar por ella y todo lo que mas le importaba, en este caso él y sus calificaciones.
Las clases de ese día terminaron a las siete cincuenta de la tarde, Harry corrió a la sala común esperando encontrar a su chica sentada leyendo, y poder abrazarla, llevarla a comer al gran comedor cerciorándose de que cenara adecuadamente, pero no estaba, corrió escaleras arriba y tocó la puerta de su cuarto.

Harmione - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora