AMOR

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—Te dije que llegaría primero que tu. ¡Gané!

Dijo la castaña sonriendo ampliamente. Ella en el fondo sabía que Harry la había dejado llegar primero, pero como aquello no ocurría todos los días prefería disfrutar el momento.

—La próxima vez te dejaré tan atrás que pareceré saeta de fuego volando a máxima velocidad.

Hermione le sonrió divertida y Harry se sonrojó. Estaba muy nervioso, es decir, no todos los dias te animas a pedirle a la chica que te gusta -Ex novia de tu mejor amigo y segunda mejor amiga de tu ex novia.- que sea tu novia.

—¿Estás bien? Pareces nervioso.

La chica por su lado se sentía un tanto incómoda, más consigo misma y con sus pensamientos que por la actitud y las acciones del chico. Ella sabía que Harry le iba a pedir algo, pero no sabía el qué, lo conocía bien sin embargo no tanto como para saber cuales serían sus exigencias hacia ella, ¿Sería una tarea? ¿Le pediría explicaciones por lo que pasó aquella noche en la tienda de campaña? No lo sabía, sin embargo su brillante mente sólo se fijaba en las palabras que su mejor amiga Luna Lovegood le había dicho justo antes de que ella saliera a encontrarse con Harry. "Te va a pedir que seas su novia." Le había dicho Luna y su mente lo había pensado tanto que la idea ya no le parecía tan descabellada y eso para ella estaba mal. Él solo la veía como una hermana, algo que tal vez ella nunca entendería en el fondo de su triste corazón pero que debía ir aceptando de una vez por todas.

—¿Yo? ¡Claro! Sólo tengo... Eh... ¡Sueño!
—¿Sueño?
—¡Si, eso, sueño! Es decir, ya sabes como me pongo de irritable cuando no duermo.
—Ese es... Ron.
—¡Yo también! Ya sabes, ese tipo de cosas se pegan después de ocho años juntos...

Hermione comenzó a reir y Harry se sintió lo que parecía en ese momento, un idiota, derrotado mientras la chica reía se dejó caer sentado al suelo y sacó los pies por las rendijas del barandal mientras recargaba su frente en sus brazos situados en una viga transversal de metal que reforzaba el mismo varandal. El pobre chico en ese momento hubiese preferido que Voldemort se lo hubiese cenado como cerdo a la plancha en lugar de tener que pasar un momento tan penoso, pero él debía actuar d euna vez, de verdad le gustaba Hermione. Solo jamás pensó que hablar con ella sería tan complicado.
Llevaba toda la semana queriendo hablar con ella, pero siempre llegaba alguien para arruinar el momento, llegó un punto en el que su desesperación pudo más que él y tuvo que pedirle a McGonagall que volviera a prohibir que los alumnos estuviesen en la torre de astronomía por lo menos los viernes. Por lo menos ahí podría escabullirse con Hermione sin ser interrumpidos. Normalmente él hubiese dejado la situación pensando que simplemente ella no era para él, que las circunstancias eran complicadas, que él destino de ambos era sólo ser amigos o algo así, sin embargo la frase: "Yo soy yo y mis circunstancias" lo traía revolucionado.

La castaña dejó de reir y vio al chico sentado, se aproximó a él y se dejó caer a su lado, puso su mano en su hombro y le sonrió lo más comprensiva que le fue posible.
Harry levantó la cabeza un poco para poder verla y eso no ayudó a la situación. El cabello de Hermione estaba cubierto por el sol, ¡El cabello de la chica y su piel brillaban con el sol! Ella sintiéndole y brillando con el sol era lo más irreal y hermoso que había visto nunca. Lo que clara mente provocó que el chico se pusiera aún más rojo y nervioso por si fuera poco.

—Esto ya fue muy gracioso... Y extraño, lo admito, pero de verdad te vez mal. ¿Qué ocurre Harry? Sabes que puedes confiar en mi. No tienes porqué estar así conmigo. —La chica le brindó una sonrisa cautivadora mientras acariciaba el negro cabello rebelde de Harry con la misma mano que antes tenía en su hombro.
—Lamento que esto sea tan raro, sólo quiero hablar contigo, pero no sé como.
—La idea principal que nos trae aquí sería un buen inicio.

Harmione - One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora