Emma.
Iba a gritar de lo frustrada que estaba.
-¡Mamá! Ten cuidado con Gabriela, Grace me va a matar.- dije preocupada.
Mi mamá miró a la bebé que estaba a punto de salir de la cama.
La hija de mi amiga es muy traviesa.
Me acerqué a la cama pero la señora que me estaba arreglando no me dejó.
Dios mío, juro no tener hijos a temprana edad con Max.
Que por cierto, este vestido de novia era muy cómodo, podía moverme.
La señora me colocó varios accesorios para darle ese detalle perfecto a mí misma.
Luego llegó otra señora, pero está era más joven
Me retocó el maquillaje, debo admitir que está chica es una experta, me colocó con sus dedos algo que brilla.
Mi cabello estaba en unas grandes ondas, pero llegó otra chica a recogerme el cabello en media cola.
Y después de hacer eso, la misma chica me colocó el velo de novia.
El velo era largo, dos niños me sostenían el velo.
Los niños eran los hijos de Gustave.
Una niña, llamada Charlotte y el niño llamado Charlie.
No sé cuando decidí casarme.
Les contaré cómo Maximilian me pidió matrimonio.
Era un día cualquiera, yo estaba en mi apartamento estudiando para una prueba difícil de mi carrera, cuando empieza a llover.
En sí, el día estuvo aburrido, y hoy Max tenía trabajo en el Centro de Arte, tenía que verificar que los artistas estuvieran actualizados con sus obras y si pasaban meses que no hacían obras le cedían ese puesto a uno nuevo.
Eso es lo que me pasó a mí, un artista -del cual desconozco totalmente- paró de pintar y me dieron la oportunidad a mí.
Y gracias a Max aún mis obras están allá.
Ya llevo, ocho años publicando obras en el centro de arte, y resulta que en otro estado me llamaron para ir allá a presentar mis obras y ando indecisa.
Pues no quiero dejar a mi novio aquí e irme de viaje.
Max había llegado, yo estaba en mi habitación y salí cuando escuché mucho ruido.
-Mira, amor, traje un lienzo para que pintes.- dijo mostrando un lienzo gigante.
Fruncí el ceño.
-¿Por qué tan grande? Sabes que no me gusta pintar tan grande, y yo que soy baja.- dije confundida.
-Te va a encantar, lo sé.- dijo y fruncí el ceño.
Dos días después, quise pintar en el cuadro, pero me di cuenta, tenía pintura para la luz ultravioleta, coloqué mi luz ultravioleta y decía: ¿Quieres casarte conmigo?
Ese día, él no estaba en casa y me quedé todo el día esperando, a que llegara, para besarlo y decirle que sí.
Lo amo demasiado.
Sonreí al verme en el vestido de novia.
Mamá se acercó a mí.
-Pensé que nunca llegaría este día, pero al fin llegó, cuando naciste me imaginé verte crecer, y por poco lloraba, y sinceramente, te amo hija, por todo, por el simple hecho de ser mi hija.- dijo mamá abrazándome.
-Gracias mamá.
[...]
-Y los declaro, marido y mujer. Puede besar a la novia.- terminó el padre.
Maximilian vestía un traje color negro, con una camisa de color blanco y una corbata de color negro, se veía más hermoso que nunca.
Noté que se acercaba para lo que tanto ansiamos: nuestro primer beso de casados.
Sus ojos brillaban, y su cabello ordenado lo hacían el hombre más bello del mundo. Nos acercamos para besarnos suavemente, sus labios sabían a chocolate, estaban húmedos: sé que se había mordido el labio en toda la ceremonia y eso me causaba las tan habladas mariposas en el estómago.
¡Carajo, Emma, tienes 23 años, pareces una adolescente hablando con chicos!
Nos separamos para ya irnos de la iglesia y empezar la fiesta que hicimos en un club que maneja el padre de Maximilian.
En el camino, Max estaba con una sonrisa plantada en su rostro.
Se veía como de otro mundo, como si fuera el mismísimo Dios.
Cuando llegamos noté que ya estaba todo decorado, todo era de color blanco con tonos color menta, todo era perfecto.
Sentí las manos de mi marido en mi cintura, uno, dos, tres besos en el cuello me iban a hacer delirar. Me sobresalté cuando me dió el primer beso en el cuello.
-Está es nuestra noche, únicamente para nosotros.- dijo mi marido a lo que sonreí inconsciente.
-Te amo, Max.- susurré feliz.
-Yo más, Em.- musitó con una sonrisa plantada en su rostro.
[...]
Estaba con Max viendo los regalos de nuestra boda, casi todos los regalos eran dinero, a excepción de los regalos de nuestros hermanos.
Gustave le regaló a Max, unos preservativos a lo que me reí demasiado.
Ellos piensan que vamos a tener relaciones el mismo día, tan desesperados no estamos.
Ví el regalo de mamá y papá.
Lo tomé y empecé a desenvolverlo.
Era un jarrón; tenía la letra de mi mamá y mi papá escrita.
Se leía.
"Para mi chica imperfecta, te ama tu padre perfecto"
Y de parte de mamá.
"Encontraste tú hombre perfecto, te ama tu madre ahora imperfecta"
Sonreí y Max tomó el jarrón.
-Que lindo por parte de tus padres.- murmuró Max.
Me levanté para quitar un jarrón de vidrio transparente que se encontraba en una mesita; para ya colocar él que me dió mamá y papá, que es blanco y muy delicado.
Max se acercó a mí, sentí sus labios en los míos, como estos se movían con suavidad y como mis labios seguían al paso de ese beso lento.
Era muy tierno.
Le sonreí.
-Mi chica Imperfecta.- musitó Maximilian.
-Mi chico imperfecto.- musité feliz.
Fin.
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Chica Imperfecta
Teen FictionElla es linda, morena, con unos ojos simples, una chica cualquiera, ella es Emma North. Emma ama lo que hace, pero al darse cuenta que los demás no aman lo que hace, se va por el camino de la decepción. Él es lindo, piel clara, con unos ojos hipnoti...