Ojos en oscuridad

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Hoseok perseguía sus sueños. El problema es cuando tus sueños rompen la tranquilidad de otra persona. Él nunca terminó de comprender, 'la libertad de uno termina cuando rompe la de otro'.

Era muy molesto siquiera pensar en que tenía que seguir esa lógica y claramente no iba a poder hacerlo, estaba llegando al límite de su buena voluntad y paciencia. No podía seguir soportándose a sí mismo. Tan cruel con su cuerpo y alma y a su vez tan egoísta eran sus pensamientos que el momento se estiró a la fuerza un mes más.

Wonho seguía con sus ojos a un pequeño saco de huesos que no tenía sobrenombre alguno, se hacía llamar orgullosamente por el nombre que le pusieron sus padres, Yoo Kihyun.
El cantante principal era el más enano de todos, de apariencia por demás de dulce, encantadores ojos oscuros y demasiado flaco para el gusto de la salud. Hoseok estaba consciente de eso y no le gustaba, ¿o sí? La seguridad se perdía cuando se trataba de él, simplemente porque le agradaba todo y todo era todo. Su orgullosa personalidad, su mal humor, sus berrinches y su odio a perder. También esos ataques de violencia que daban gracia por lo patéticos que eran, no tenía fuerza en ningún músculo. Podía decirse que le daban ternura sus acciones tan poco maduras. Por supuesto que también sabía que cuando la pequeña bola se ponía seria hacía las cosas muy bien, se tomaba su trabajo tan o mas seriamente que Wonho, lo cual solo lo embellecía mas.
Y Wonho tiene una debilidad por lo hermoso.

Monsta X había terminado sus promociones de Beautiful y con ello se venían días libres. Lo que significaba estar por un tiempo lejos de las cámaras y lo que seguía a eso era no preocuparse por los daños que terminaría haciéndole a Yoo. Sí, él estaba seguro que lo dañaría aunque no fuese la intención, es que conocía las reacciones que podrían venir, aunque las imaginaba. Y no, no se iba a volver a acobardar.

Llegó la segunda noche de descanso, la primera la habían pasado juntos, comiendo carne como nunca antes y bebiendo como hacía rato no lo hacían. Todos habían quedado rendidos y se habían levantado muy tarde al día siguiente. El cansancio acumulado no era poca cosa y eso hasta el ansioso Wonho lo sabía y sentía. Pero las horas siguientes estaban planeadas en su cabeza. La mayoría se iba al hogar de sus padres a cenar, él había dicho lo mismo. Solo Kihyun se quedaba en la casa del grupo, él había visto a su familia el día anterior, en la última presentación.

El Sol no tardó en caerse, el menor había salido a comprar a la tienda de conveniencia para su noche solitaria y los chicos empezaban a irse uno a uno. Hoseok se puso manos a la obra.

Hacía meses había comprado lo que escondía celosamente dentro de su almohada. Era difícil esconder algo en un lugar tan movido, pero se las había arreglado bastante bien. Se precipitó en sacar un pequeño frasco y lo puso dentro de sus ropas de casa, se fue a la cocina preparando la cafetera, sirvió su café y en el sobrante puso varias gotas de lo que tenía entre manos, había leído las instrucciones, pero no podían existir fallas así que puso un poco más de lo que se suponía. Nervioso y agitado por sus malas acciones, se sentó a esperar.

El chico de cabellos marrones llegó diez minutos después, encontrándose con un Wonho de expresión triste.

—Hyung, ¿no ibas a tu casa? — su pregunta solo denotaba curiosidad y su sonrisa de hermosos colmillos blancos provocó algo muy malo en Wonho, entre la culpabilidad y el anticipo. Sin contar que cuando Kihyun le llamaba así se ponía algo tenso y deseoso, después de todo solo se llevaban unos meses de diferencia.

— Mi madre me llamó, lo dejaremos para mañana. Te robé tu noche de soledad, lo siento. ¿Quieres café? — preguntó con tanta naturalidad que se sorprendió a sí mismo y esperó al anticipado movimiento de cabeza del menor que llegó bastante rápido. Kihyun no respondió rápidamente a lo demás, sino que se puso a desempacar los alimentos que había traído.

— No calculé bien, acostumbrado a traer para todos, así que puedes comer conmigo. Iba a mirar una película después. — las palabras del enano resonaban hermosamente en todas las partes. Wonho obviamente que asintió, acercándole el café que rápidamente había preparado, solo pensaba que tenía otros planes mucho mas perfectos que esos.

Y no dejó pasar la oportunidad de apoyarse en el hombro del pequeño que con rostro afligido le dejó hacer, Kihyun era fácil de avergonzar y su rostro había tomado color antes de que Wonho lo notara.

—Yah, déjame tomar en paz.— le empujó un poco, provocando que un Hoseok de ojos entrecerrados se riera para separarse y apoyarse en la mesa, bebiendo de su café, el cual no estaba infectado de ninguna droga, porque tenía la propia parada a un costado, esperando que cediera a sus deseos.

Desesperación por ti [Kiho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora