Capítulo XI

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Star Wars y sus personajes no son propiedad mía sino de Lucas Films, lo único de mi intelecto es la historia aquí presentada

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– ¿Segura que puedes con esto? – Preguntó Jessika con inseguridad.
Las dos jóvenes estaban en la nueva (antigua) habitación de Rey transportando las cosas personales de ésta desde la cabaña, no requirieron mucho tiempo ya que eran pocos los artículos que movían, pero cuando llegó el momento de desempacar Rey se mostró firme a la idea de que podía hacerlo sola.

– Si, descuida no es mucho –

– Bueno – Contestó Jessika acercándose a la puerta – Si necesitas de mi ayuda estaré con Maz Kanata, ya sabes con eso del toque de queda nos están proveyendo comida y no hay mucho que hacer en la cocina –

– Si está bien, gracias –

– Nos vemos en la noche, cuídate –

– Tú también, Jess – La nombrada sonrió mientras cerraba la puerta detrás de ella.

Apenas Rey vio como la puerta se sellaba pudo relajarse un poco, no estaba cómoda en ese lugar y mucho menos con gente a su alrededor, suspiró derrotada mientras miraba el techo del sitio que había dejado años atrás.

– "Por favor, déjeme vivir sola Había dicho una Rey de 15 años a su tutora Necesito demostrar que soy fuerte, que puedo valerme por mi misma" –

– "Pero niña tú eres fuerte" – Le había animado Leia

– "Pero necesito comprobarlo, por favor" –

Y ahí estaba de vuelta.

A pesar de que ya había demostrado tanto a ella misma como a los demás trabajadores que no solo era la chiquilla que quedó huérfana, sino una persona capaz de cualquier cosa que se le pidiese, había algo en la habitación que le perturbaba; una pared llena de marcas.
Era algo todavía no podía borrar de su mente ni de su corazón, líneas agrupándose en grupos de cinco, contando dolorosos días de espera por una persona que no iba a regresar jamás.

Rey giró la cabeza para despejarse, agradeció que Jessika no preguntara nada cuando entró al dormitorio, pero aun así se sentía incomoda con ello. Se dirigió a la puerta para cerrarla totalmente evitando que nadie pudiera entrar, debía de hacer algo antes de que otra cosa sucediera. Esconder nuevamente la espada de Anakin Skywalker.

– Oh Dios mío – Dijo apenas abrió la caja donde la había puesto, no supo si lo había dicho en voz baja o muy alta, no le importaba, lo que le importaba era que la espada no estaba.

¿Cómo había pasado? No tenía explicación lógica, cientos de pensamientos inundaron su mente, Rey movió la caja intentando buscar el sable como si no se hubiera fijado bien, pero era imposible no ver un arma de ese calibre a la primera. Era increíble, solo estaba la empuñadura de éste, ¿Cómo podía perder una cuchilla de un metro de largo sin darse cuenta? Vació la caja y todas las que tenía a su alrededor buscando la cuchilla, pero ninguna tenía nada.

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Jessika se encaminó al estudio de Maz Kanata tal como lo había acordado con la mujer: Le iba a ayudar en lo que necesitase mientras ella ayudaba a Rey a acostumbrarse a su nuevo hogar. La cosa no había salido tal y como Jessika esperaba, ella suponía que su amiga iba a estar devastada cuando regresara, como cuando eran pequeñas y la niña recién llegada se aferraba a su brazo como si fuera su único sustento, pero se dio cuenta de que la situación había cambiado, y ya no eran tan frágiles como hace más de diez años.

Muñeca De Trapo [Reylo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora