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Se dejó caer en el sillón jadeando y cubierto de sudor. Estaba mareado y puntos negros comenzaban a aparecer frente a sus ojos.

Ese día Jimin los había dejado salir antes. Una plaga de ratas en el vecindario del taller los había obligado a contratar a un exterminador, y a los trabajadores les habían permitido salir más temprano. Jimin había insistido en llevarlo a su casa, pero el deber (y la amenaza de Heechul de que no se robaran nada) lo había obligado a permanecer en el taller, vigilando que todo estuviera en orden. Sehun se había ofrecido a llevarlo, pero el solo pensar en ir en la motocicleta, abierto de piernas y con una barriga incipiente, le había dado dolor de espalda. Le había dicho que quería caminar un poco y el otro no había insistido.

Evidentemente, había sido una mala idea.

Usualmente, el trayecto desde el taller hasta su casa no suponía un problema; eran veinte minutos de camino a un paso tranquilo y llegaba feliz a su hogar. Pero el sol, el bicho y la falta de desayuno por la mañana, terminaron jugándole una mala pasada. Apenas había conseguido llegar a su edificio, subir las escaleras había sido poco más que una tortura y le había faltado tiempo para entrar a su casa y dejarse caer en el sofá. Intuía (un tanto acertado) que su presión arterial estaba debajo del subsuelo; necesitaba comer algo de azúcar... pero desde que Namjoon había usado sus vacaciones para ir con Jin a Japón, su refrigerador estaba vacío. El bicho lo cansaba demasiado como para pensar en cosas tan triviales como hacer la despensa.

Forzó a su mente a pensar y entonces recordó que, en un momento de terrible antojo, había comprado caramelos de canela en la tienda frente al taller. Apenas los probo recordó que odiaba la canela, pero eso era algo secundario. Necesitaba azúcar en ese momento, los dulces estaban en su mesita de noche y solo tenia que ir hasta su habitación.

Se puso de pie y avanzo unos cuantos pasos antes de que sus piernas se doblaran y lo obligaran a sostenerse de la barra de la cocina. Los puntos habían desaparecido, pero los contornos de su vista comenzaban a desdibujarse y sabía que no llegaría a su cuarto.

Me voy a desmayar.

Los golpes se comenzaron a escuchar en la puerta, tímidos al principio, pero poco a poco comenzaron a ganar confianza. En ese momento no importo demasiado quien fuera, necesitaba con urgencia la compañía de otro ser humano antes de que fuera a dar al suelo en completa soledad.

Fue hasta la puerta arrastrando los pies y la abrió, encontrando una sonriente cara de roedor del otro lado.

-¡Hola Hyung! Vinimos a visitarte.

Yoongi parpadeo intentando enfocarse.

¿Vinimos?

Una minúscula parte de su mente se horrorizo con la idea de su madre visitando su pequeño departamento, por fortuna no tuvo que pensar mucho en eso. Vio la adorable sonrisa de su hermano borrarse de su rostro justo antes de que sus piernas cedieran y todo se volviera negro.

***

La cara borrosa de Jungkook fue lo primero que vio cuando abrió los ojos minutos después.

-¿Hyung?

Parpadeo un par de veces, esforzándose por aclarar un poco su cabeza. Miro a su alrededor y se percató de que aún estaba en su sala; al parecer, lo había recostado en el sillón. Repentinamente, recordó que no había nada en su refrigerador y se levantó con intenciones e ir al súper, pero su hermano lo detuvo.

-No te esfuerces, hyung; Jin hyung dijo que debías reposar un rato y no hacer esfuerzos.

-¿Jin?- ¿Jin estaba ahí? ¿Cuándo había regresado? ¿Lo había perdonado por no amar al bicho?

Alcohol + Despecho = Un bebé (YOONMIN) (MPREG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora