stay alive, for me; muke

12.

Después del beso, jamás dejé de pensar en él, en Michael, desde aquella noche no puedo sacarlo de mi cabeza, de lo bien que se sintió, simplemente no puedo olvidarlo. Mucho menos creer que ESO pasó.

Lo había anotado en mi "diario" como me gusta llamarlo, como una de las cosas (posiblemente las únicas) más hermosas que me pasaron, no recuerdo haberme sentido así desde que una chica me rompió el corazón en segundo año, yo estaba sumamente enamorado de esa chica y..¿Enamorado dije acaso? ¿enamorado de Michael Clifford? Por el amor de Dios. Yo solo me estoy delatando, debería parar. Luke, ya basta.

Luego de unos minutos pensé que si el doctor iba a leer mi diario, debería borrarlo, pero me gusta escribirlo, para volver a leerlo una y otra vez y tener en cuenta que eso fue real y Michael me besó.

Sueno como una niña de trece años con sus hormonas por los cielos cada vez que ve un chico guapo pasar por delante, tal vez soy una niña de trece años con sus hormonas por los cielos cuando veo a Michael. No me esperaba esto de mi tampoco, es mi primera vez sintiendo esto por alguien cercano y encima un chicO. Luke Hemmings, te ganaste el cielo besando los labios carnosos y suaves de Michael Clifford, felicidades Lucas Roberto.

¿Estaré diciendo pendejadas? Acostumbro a decirlas todo el tiempo, según todo el mundo.

Recordé de golpe que ese día Aaron se iría del hospital, por lo cual ahora mi cuarto se veía algo vacío sin sus cosas sobre los muebles o la cama deshecha. Me sentía solo sin su compañía, llegué a quererlo demasiado. Pero si la historia de Michael de que supuestamente está todo "arreglado" es realmente así, me parece hipócrita de parte de Aaron, por no aceptar la ayuda que merece.

Yo no podía decir nada tampoco, es decir, se supone que yo no sé nada de la situación, me duele hasta a mi pensar que Aaron posiblemente tenga más problemas al salir de aquí. No se lo merece, pero a la vez si, tus problemas no se arreglan con asuntos de dinero y ya.

- Hemmings, ¿estás bien? - Dijo Michael entrando a mi habitación, yo me encontraba sentado en mi cama con mi diario entre mis manos.

Solo asentí ante su pregunta y le sonreí.

- Extrañaré a Aaron, solo eso.

- No te preocupes, no durará mucho tiempo afuera. - Dijo seguro de su teoría.

- ¿Por qué lo dices? - Pregunté, era increíble como Michael podría captar la situación a pesar de no tener mucha idea de tal.

- Aaron es muy débil, el se pone muy loco cuando le da un ataque, ¿piensas que su familia va a soportarlo? Lo dejarán tirado por ahí.

No sabía que decir ante eso, yo no conocía a la familia de Aaron y creo que tampoco tengo derecho de juzgar si no tengo idea de quiénes son o cómo son, pero si son como Michael dice que son, tremendamente son una basura.

- Estuve pensando mucho lo de irnos. - Interrumpí mis pensamientos.

- ¿Y?

- Hagámoslo hoy en la madrugada.

- Podría ser, los doctores y los guardias de seguridad a esas horas están muy somnolientos. - Explicó el. - Hay una puerta que dirige hacia el exterior. Solo debemos bajar a los túneles y seguir el trayecto...seré libre al fin. - Expresó el sonriendo ante la última oración que dijo sonrió, me causó la misma sonrisa porque pensar que el siempre quiso liberarse de todo este ambiente, de este mal que vive siempre.

La única persona con la cual me llevaba bien en un mismo salón de clases era con mi maestro de Literatura, el señor Boyd, era un tipo genial y su manera de enseñar era increíble, son de esas personas de las cuales a penas ves te hace pensar que tienes el derecho de juzgar por como se ve o lo que sea, admito que yo también llegué a mal hablarlo, pero mi manera de pensar cambió cuando empezó a dar las clases, jamás había aprendido mejor con ningún otro maestro. Cada vez que nuestra clase finalizaba, siempre me preguntaba como me encontraba o me hablaba de otras cosas para despejarme la mente cuando me sentía muy mal conmigo mismo, una vez llegó a defenderme de las personas que solamente me hacían la vida imposible.

- ¿Sabes, Luke? - Me dijo. - Yo también era como tu en la escuela.

- ¿A qué se refiere? - Pregunté. Estábamos en su salón y casi siempre yo me quedaba para ayudarlo a acomodar los libros y las cosas del salón, era mi pasatiempo favorito, y todos me molestaban diciendo que porque yo hacía eso, era uno de las cinco personas que solamente aprobaba la asignatura con él. Cinco de veinte alumnos en el salón.

- Todos me molestaban también, los que me molestaban literalmente me hacían querer morir cada día, tenía una familia a la cual yo importaba poco y nada, hasta el día de hoy son así conmigo, pero yo ya no le tomo importancia.

- ¿Cómo sobrevivió a todo eso? - Me decía a mi mismo en mi cabeza que no empiece a llorar.

- Simple. Encerrandome en mi propio dolor e intentar sobrellevar las cosas como cualquiera puede hacerlo. - Dijo el señor Boyd. - Yo era muy sufrido, y lo único que tenía en mano era una pequeña bolsa de marihuana y un libro. Me encerraba en esas cosas e increíblemente me sirvió.

- ¿La marihuana le sirvió?

- Ojalá fuera eso, podría salvar miles de vidas. - Sonrió. - A lo que me refiero es que gracias a que yo me encerraba en otro mundo, no se me hizo muy complicado salir adelante.

- He intentado miles de veces crear mi propio mundo y siempre viene alguien y lo rompe del todo.- Expliqué.

- Es porque tu no sabes defender lo que realmente quieres, ¿que es lo que quieres?

- Morirme.

- Bueno, sería malo de mi parte decirte que defiendas eso porque no es correcto.

- ¿Por qué no? Sería una forma de dejar ir todas mis preocupaciones.

- La muerte nunca es la respuesta, Luke. Tampoco el sufrimiento porque yo entiendo que el dolor es inevitable, pero tu elegiste sufrir. Está en ti todo lo que pueda pasar. - Me dijo con seriedad. - Es posible salir de lo imposible.

No era la única vez donde ese maestro me enseñó varias cosas, cosas que jamás pude poner en práctica. Porque simplemente no podía entender la situación, porque creía que todo iba en contra de mi.

Tal vez siga pensándolo así.