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- Toma mi mano, Luke. - Dijo Michael, me había tropezado en un pequeño oyo del túnel, sonaba estúpido pero me lastimé la rodilla al caer, maldecí porque pensé que Michael se reiría de ello, pero no lo hizo y al instante mostró su preocupación por mi ayudándome a levantarme.

Tomé su mano y me levanté, la calentura en sus manos me calmó un poco, estaba agradecido por eso. Cargábamos una mochila cada uno, con nuestras cosas en ellas, tomamos lo que pudimos y nos fuimos rápidamente, Michael se las ingenió para robarle dinero a algún enfermero que dejara su dinero en su delantal.

Al llegar al final del túnel, nos encontramos con una puerta en muy mal estado, sostuve la linterna para que Michael pudiese abrirla. Con tal solo tocarla se desplomó y pudimos salir de allí, subimos unos escalones que estaban por afuera del edificio, cuando logramos salir, Michael soltó un gran suspiro y riendo al final de esto.

- ¡Al fin! - Exclamó con felicidad. Nunca lo había visto tan feliz. - Estoy afuera malditas perras, ¡Michael Clifford ganó!

- ¿No van a escucharte? - Pregunté con inocencia.

- ¿Me importaría si me escuchan? Luke, mira a tu alrededor, estamos afuera. - Dijo y sonrió.

Le sonreí algo tímido y caminamos un poco hasta la carretera, era de madrugada y no faltaba nada para que saliera el sol. Respirar ese aire fresco y limpio me hacía sentir genial, de hecho, estaba seguro, me sentía seguro, porque Michael estaba a mi lado, el me contaba lo bien que se sentía por estar afuera, y yo lo escuchaba atentamente porque es lo que me gusta hacer, escuchar a Michael.

Luego de unas dos horas de estar caminando, el sol ya había salido por completo, nos detuvimos en una estación de servicio a "desayunar". Si es que el término desayuno también cuenta como un paquete de galletas de chocolate y un jugo de naranja solamente. Salimos y nos sentamos en una de las mesas de afuera, empezamos a comer, mientras que Michael prendía su cigarrillo.

- ¿No que ya no tenías? - Pregunté.

- Había que robar, ¿no? - Me dijo con ironía.

- ¿Robaste esos cigarrillos? - Dije eso como forma de regaño, pues realmente consideraba que estaba mal.

- Robé dos paquetes. Puedo morirme de hambre, pero quedarme sin cigarrillos jamás. - Dijo y sonrió.

- Michael, eso está muy mal y...

- Luke. - Me interrumpió. - Te odio porque eres muy correcto. Sé que está mal, pero no podía pagarlos tampoco. A penas me alcanzó para estas mierdas. Todo porque me diste lástima.

- ¿Disculpa?

- Tu ojos brillaban y tu boca babeaba por estas galletas.

Reí ante ese comentario.

- Moría de hambre, de verdad gracias.

Me sonrió y empezó a fumar su cigarrillo. El en ningún momento acercó su mano a las galletas, solo tomaba su jugo y fumaba. Es increíble, yo no podría fumar con el estómago vacío, no sé que tiene que ver una cosa con la otra, pero muchas veces me cayó mal.

- ¿A dónde iremos? - Pregunté con interés.

- Estaba viendo el mapa que estaba en la entrada y solo nos faltan dos kilómetros para llegar a la ciudad. Así que de ahí tal vez vayamos a la casa de Aaron.

- ¿Dónde vive?

- Desde que entramos a la ciudad, tendríamos que caminar unas diez calles, pero antes me gustaría hacer algo, no es importante pero me gustaría hacerlo.

- De acuerdo. - Contesté con algo de incomodez, es decir, la casa de mis padres no quedaba lejos de la entrada de la ciudad, y no tenía ganas de hacer una escena nuevamente cada vez que le veo la cara, solo rogaba no saber nada de ellos.

Luego de unos minutos, nos fuimos de ahí y seguimos con nuestro camino. A la hora ya nos encontrabamos en la ciudad. La típica ciudad donde crecí, puro ruido y escándalo, pero lo llamaba mi hogar. Caminamos en una sola dirección, de vez en cuando parabamos para hacerle preguntas a la gente de donde quedaba la calle donde Aaron vivía.

- Michael. -Dije.

- ¿Si?

- ¿Dónde vivías? - Pregunté, pero es que de verdad me intrigaba, tal vez nisiquiera vivía en esta ciudad.

- Ya lo verás. - Me dijo con seriedad, y caminó más rápido, asi que le seguí el paso.

Al cruzar una calle, Michael paró en una casa, tenía buena pinta, obviamente había gente adentro porque se las veía pasar. Michael solo se quedó observando la casa con sus ojos hechos cristales, no entendía nada y tampoco me animaba a preguntar algo.

El tomó algunas piedras del suelo y comenzó a arrojarlas hacia la casa haciendo pedazos algunas ventanas, una voz femenina empezó a los gritos de adentro de la casa.

- Michael, ¿¡Qué haces?! - Dije desesperado, no sabía que hacer y tampoco quería que por culpa de sus ataques de ira tuviera problemas.

Un hombre de cabellera rubia y con apariencia de alguien de más de 40, salió asustado y a los gritos.

- ¿Qué mierd...- Se calló la boca al ver a Michael. El solo se acercó hecho un mar de lágrimas.

- ¿¡Cómo pudiste?! - Empezó a gritar Michael dándole empujones a aquél hombre. - ¡CUATRO PUTOS AÑOS TE ESPERÉ Y JAMÁS APARECIERON POR ALLÁ!

Definitivamente caí en cuenta que era su padre aquél tipo al que gritaba.

- Deberías calmarte, ¡Estas son las razones por las cuales jamás fuimos a verte! Estás demente Michael. - Dijo con frialdad.

- Son una puta basura. - Dijo Michael llorando. - Una PUTA basura. Tu y tu mujer asquerosa, todos.

- No hables así de tu madre, jamás quisimos que termines así. Te lo dimos todo Michael, todo. ¿Y así nos pagas?

- No mientas, ¡ya basta! Tu y esa perra jamás hicieron nada lindo por mi, ni siquiera saben lo que es amar porque ambos vivían peleando.

- Llamaré a la policía. -Dijo el mientras se adentraba a la casa.

- ¡Ve y deshazte de mi como siempre lo hiciste! ¿¡Esa siempre fue tu salida no?! Maldito idiota. - Su padre al cerrar la puerta, Michael empezó a dar patadas en ella, con un llanto desconsolado. Ver el lado débil de Michael me destruía, era obvio que no podía hacer nada.

El cayó al suelo con su llanto a no poder más, así que corrí hacia el y lo ayudé a levantarse y lo saqué de ahí llevándolo lo más lejos posible, lo último que quería era que se llevaran a Michael.

- Lamento tanto eso, Luke. Lo siento tanto...- Dijo ahogado en sus lágrimas. Me arrodillé a su lado y el se abalanzó sobre mi cayendo en mis brazos y así pudiendo abrazarlo. - Por favor, nunca te alejes.

- No lo haré, estaré para ti, siempre. - Le dije y le dí un beso en la cabeza. Después de todo, Michael siempre estuvo para mi, a mi no me importaba verlo así de débil porque sé que yo soy peor, así que no debería sentirse apenado. Me vi reflejado en mis tratos hacia mis padres, que son una basura pura y siempre los consideraré así.

Así que ya de por sí, comprendo a Michael.

stay alive, for me; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora