La Voluntad del Cielo más Poderoso.

Capitulo 07. Amigos... sin importar razones.

Un nuevo día llego, lunes para ser exactos, y cierto castaño despertaba vivo y alegre. Pues la noche anterior, cuando fue a dejar a Chrome a Kokuyo. Mukuro tenía una fuerte aura asesina rodeándolo, estando en la entrada con un Fran, "perro Guardián" según dejo en claro el Italiano... que lo asesino muchas veces con su mirada.

—Estoy agradecido con Chrome, sino hubiera detenido a Mukuro ahora estuviera muerto —pensó alistándose con su uniforme—, pero ha destruido mi ropa... y hoy irá a Nami-chu. ¡Hiiee no iré ahí, no iré ahí! —chilló espantado por lo que podría hacerle Mukuro sin Chrome cerca para evitar que le diera una lección por haber entregado a la chica más allá de su horario solicitado.

Suspiró agotado, fue a desayunar ya que su madre había avisado. Estaba un poco preocupado porque Reborn... no había llegado. Se mordió el labio, ya había estado con todos. Excepto con él... y dos personas más, a las cuales no tenía el valor de ver a la cara— ¡Tsuna! —abrió los ojos sorprendido y sonrió.

— ¡Emma! —Gritó corriendo al lado de su amigo—. Pero... ¿Qué haces aquí?

El pelo rojo sonrió un poco— Vine a invitarte a irnos hasta Nami-chu juntos.

—No, no, si Mukuro me ve ahí... Hiiee moriré seguramente —declaró asustado—, ¿Por qué no vamos a otro lugar?

—O nos quedamos aquí —propuso el pelo rojo nervioso—, la verdad es que Tsuna... Adelheid —el pelo rojo comenzó a llorar en silencio—; ¡Es un demonio, me ha echado de mi habitación!

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En el hotel donde residía la Famiglia Simón, cierto pelo rojo estaba descansando en su cómoda cama mirando el techo sin ánimo alguno. Su día era normal y rutinario... no tenía ganas de levantarse o salir ese día— Decidido, me quedaré aquí —susurró cubriendo su cabeza con la frazada y acomodándose mejor.

Pero pronto, antes de que pudiera terminar. La puerta fue abierta en paren par y por ella entró una mujer alta morena de cabellos negros largos... con un aura asesina y el ceño fruncido— ¡Em-ma! —Gritó enfurecida—, ¡Te dije que salieras de aquí!

El pelo rojo temblando como nunca por que el demonio en persona le iba a matar trato de huir, más sin embargo, no puedo. Fue tomado por el cuello de su pijama por el demonio de ojos rojos— Eh... yo... Ad...

— ¡Cierra la boca, y sal de aquí! —el temible demonio lo cambio en contra de sus deseo y le lanzó por la ventana sin consideración alguna.

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—Y así termine aquí. Tsuna —confesó el Shimon mirando a su pálido amigo que reía nervioso.

—Adelheid san da miedo —pensó el castaño imaginando a la chica tal cual la describió su amigo, rio nerviosamente—, ¿Y por qué no has vuelto?

La pregunta congelo al otro chico que comenzó a sudar a mares y de un momento a otro comenzó a balbucear— ¡No quiero Tsuna san! —Gritó desconcertando al pobre castaño—, ¡Es horrible, horrible, no quiero volver, no!