Capitulo 20. Enemigo Maléfico.

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Giotto se alejó de Tsuna, con el rostro serio y el ceño frunció— Espere Décimo, acaba de recordar que quiero que sepa algo importante.


— ¿Algo importante? —El rubio asintió—, ¿Qué?


—Es algo de suma importante que puede salvarle la vida.


— ¡¿El Juudaime está en peligro?!


—En efecto —afirmó Primo—, por eso Décimo, quiero que usted tenga mis conocimientos. Todo lo que yo sé, lo sabrá usted. Y así, pueda vencerlo. Esa es la razón por la que estoy hoy aquí, todos los jefes deben pasar por esto para sobrevivir con previo conocimiento.


— ¿Vencerlo? ¿Quién?


—A su enemigo mortal, Décimo. Incluso para mí fue imposible detenerlo—la cara de horror que puso el rubio asombro a todos, incluyendo a Tsuna—, por eso Décimo —tomo al chico de las manos—. Quiero que acepte mis recuerdos.


Rápidamente sus Guardianes comenzaron a dar fuertes argumentos para que aceptara. Aunque claro algunos eran amenazas y otros unas burlas. Pero la intención fue la que contó para que el castaño se diera por vencido rápidamente y decidiera aceptar lo que Primo quería darle. Tal vez puede que en sus recuerdos encuentre una pista de aquel que le perseguía... ¡Incluso puede que sean el mismo enemigo! El castaño miró a cada uno de sus Guardianes y luego a Primo que estaba muy serio. Asintió dudoso, el rubio sonrió grandemente y sus guantes se cubrieron con su llama de voluntad. Armonía. Los guantes del castaño se encendieron de la misma llama y pronto, Tsuna se vio absorbido por ella.


—Lo que verá, Décimo. Le salvara la vida siempre.


—S-Sí.


Tsunayoshi sintió que algo lo cegaba, un pequeño mareo se apodero de él y luego como si cambiara de lugar, o el mundo girara mucho. Se vio envuelto en una extraña luz blanca hasta que sus síntomas pasaron y pudo observar donde se encontraba.


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Era se una vez, en un mundo muy lejano. Tan lejano, que no había nada de qué preocuparse más que de que se podía comer. En un hermoso jardín en Italia, se encontraba un rubio de ojos caramelo recostado sobre la grama dormitando tranquilamente. El día era perfecto, el Cielos estaba azul, las nubes blancas, el viento soplaba suavemente y el cantar de los pájaros se oían por todo el lugar. El rubio que dormitaba en el suelo bostezó un poco, estaba tan agotado que no quería levantarse. Rodó sobre si hasta quedar boca abajo y recostó su cara sobre sus brazos. Para su mayor comodidad. Era un día que se merecía ser honrado con una siesta a media mañana. ¡No había mejor forma de honrarle!


¡Gi-o-tto, ¿Te diviertes?! —se escuchó una escalofriante voz.


El joven rubio que estuvo dormitando, se sobre salto y miró con horror mientras temblaba al joven pelo rojo entre rosa de ojos rosa frente a él— ¡G! —Gritó más que asustado el joven rubio—, ¡¿Pero me asegure que nadie me viera salir?!


El pelo rojo frunció el ceño y una vena se formó sobre su cien— ¡Harás del doble de trabajo ahora!

La Voluntad del Cielo más Poderoso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora