Perfume

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Al accionar su reloj despertador parlante, se enteró que ya estaba por amanecer, -5:30, tengo que dormir algo- pensó Ángel, y satisfecho con su avance, entró en sus suaves y calidas sábanas de algodón, apenas apoyo la cabeza en su mullida almohada y durmió.

Al llegar a la casa en dónde les habían invitado el desayuno, les invitaron a pasar a la sala, en dónde conocieron a Dereck, el pequeño de 8 años, hermano de Azul, Layla su madre y un gato muy meloso llamado Zabandija; después de un momento de plática y presentaciones, llegó la hora del desayuno, era casi buffet, a Layla se le había ocurrido hacerlo así pues no sabía realmente que ofrecer, así que habían pankaces, leche fría, jugo de naranja, fruta, yogur y granola, un poco de huevos revueltos y salchichas asadas -¡Vaya manjar! Justo para mi apetito- dijo relajado Ángel y comenzó a pedir de todo un poco en su plato, y al momento de desayunar, se contaron muchas anécdotas de cuando Ángel era más pequeño y algunas recientes, se empezaba a preguntar si la chica a la que vendría a conocer se presentaría ante tal manjar cuando escuchó susurrar a Layla, dirigiéndose a su hijo Derek -Llevale este plato y jugo a tu hermana ¿quieres?- para Ángel eso era demasiado, -¡qué consentida!- pensó al tiempo que escuchaba al pequeño Dereck, subir escaleras atrás de él, la plática de cómo habían criado a Ángel continuó, hasta que la plática se fue tornando más y más en tips de crianza, Dereck se había ecabuhido a jugar por ahí y Ángel se encontraba incómodo y con sopor por el caluroso mediodía y la pasada noche de intenso trabajo escolar, sólo quería dormir un poco, al poco rato Dereck apareció para guiarlo a la habitación de Azul, para que se conocieran y se hicieran amigos, pero desde que cruzaron la puerta, Dereck y Angel fueron recibidos con hostilidades, Dereck usó la escusa de llevarse los platos sucios dejando a Ángel al pie de la cama de ella, después de un momento de estar de pie, resolvió sentarse en el piso y recargar su cabeza en el colchón de la cama.

Sentado ahí, en el suelo, al pie de la cama de ella, escuchaba su música en su iPod, luchaba por no dormir, había tenido que terminar la tarea y no había dormido lo suficiente, si irremediablemente debía estar ahí la mañana entera. Cansado y luchando con sigo mismo por no dormir, esperaba pacientemente a que la visita concluyera o la chica en la cama se dignara a pronunciar una palabra, desde que llegaron a la casa, ni siquiera había dirigido palabra a su mamá o hermano Dereck, quien los había guiado por petición de Layla y su madre a la habitación de ella; no sabía bien cuanto tiempo llevaban solos en silencio, había intentado en varias ocasiones iniciar la conversación sin éxito, rindiéndose el quinto intento concentrándose en su música -mil bendiciones por haber traído el iPod- pensó entonces Ángel y después de tararear una larga lista de canciones, escuchó como ella cambió de posición en la cama suspiró profundamente -¿Porque no te vas?- dijo ella molesta inesperadamente -Lo lamentó pero por si no lo notaste nos están obligando a estar juntos....- dijo Ángel de manera seca y otro largo rato silencioso pero más corto que el anterior, se interpuso entre ellos -¿Qué haces?- pregunto ella acostada desde su cama -escucho música del iPod, ¿Quieres escuchar?- se aventuró Ángel -¿tienes donde reproducirlo?- continuo él, ella muy bajito dijo al tiempo que señalaba con su mano a alguna dirección, esta por ahí en mi escritorio- Ángel sólo resopló y se levantó a buscar el bendito escritorio, talvez ella no estuviera al tanto que él era ciego también y las cosas fueran mejor de esa manera, estaba en la búsqueda de las bocinas para el reproductor de música, cuando sin quererlo empujó una botella de vidrio que rodó por entre las manos de Ángel, el escritorio y finalmente cayó al suelo para hacerse añicos emanado el suave y delicado aroma de un exquisito perfume, sin siquiera poder reaccionar escucho a Azul gritarle desde la cama-¡¡No tires mis perfumes!!, ¡¡Las bocinas están ahí!!, ¡¿Acaso estas....-le gritó ella a Ángel y antes que pudiese concluir la frase Ángel grito mucho más fuerte que ella -¡¡¿¿CIEGO??!! ¿que si soy ciego?- Azul se puso molesta pues le estaban gritando -¡Entérate de una vez, no eres la única, si soy ciego!- terminó de gritarle Ángel y de pie así como estaba lleno de rabia y resoplando sólo atinó en tomar sus cosas y salir a trompicones de la habitación, ella se quedó sin palabras y sus ojos se llenaron e lágrimas silenciosas que emanaban de ella sin control, sobresaltándose al escuchar como él azotaba la puerta y dejándola muy contrariada, él era también ciego y ella no lo había notado en toda la mañana....

Blind Is LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora