Un paso a la vez

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Lunes a primera hora de la mañana, Ángel seguía con sueño...bastante sueño, caminaba distraído con el bastón doblado por los pasillos de su escuela, confiado de conocer perfectamente el edificio, iba a su salón a clases de último grado de secundaria, un poco distraído pues las clases aún no iniciaban, entró a su salón se sentó donde de manera regular lo hacía y lo saludó Alan -Hola Ángel, que milagro que llegas antes de que suene la campana-  -Que ondita Alan-le contestó Ángel y comenzaron a hablar de cosas sin importancia cuando de atrás de él le llegó un suave aroma de un perfume que ya conocía bien, giro en su asiento y preguntó al aire -¿Azul?- ella dió un audible respingo de sorpresa -¿si?, ¿quien eres?, aquí no conozco a nadie- dijo ella sorprendida, Ángel contuvo con trabajo la risa y le respondió -Bueno es verdad que aquí no conoces a nadie, pero yo soy adivino, por eso sé tu nombre-conteniendo lo más posible la risa -yo... te he escuchado antes...?-continuó ella -lo dices o lo preguntas- le respondió Alan que se acababa de invitar a la conversación, claramente ella no sabía que hacer pues volvió a sobresaltarse y dijo -saben no estoy de humor para bromas de ciegos, si soy Azul ¿quienes son ustedes?- Ángel que no quería pelearse con ella antes de iniciar clases y permanevmcer con enfado todo el día le respondió -Bien, bien, soy Ángel el tonto que rompió tu perfume y este es mi amigo Alan, bienvenida a clases, si nescesitas ayuda sólo pregunta ¿vale?- dijo Ángel con tono de enfado y siguió la plática que tenía con Alan antes de hablarle a ella.

De pronto casi en un susurro Ángel pudo oír desde la parte de atrás de su asiento un disimulado -gracias por el perfume, fue un bonito detalle-, él se lo pensó un instante, estaba a punto de volver a girar y responder algo, cuando la campana que anuncia el inicio y fin de las clases sonó y la profesora de Historia les dijo en voz muy cantarina -Muy buenos días chicos!!- y el murmullo de hojas colocándose en los escritorios y las regletas acomodándose en las hojas interrumpió a Ángel, la siempre interesante clase de Historia iniciaba.

Durante todo el día Azul se dejó acompañar por Alan y Ángel, ellos creían más que otra cosa porque ella se sentía segura con Ángel por dos razones, primero (aunque no le gustaba reconocerlo) conocía a Angel y esto le daba seguridad y segundo Ángel conocía la escuela y no tendría problemas de prederse o de tener algún otro accidente.

Al finalizar el día, Alan y Ángel fueron a sus casilleros y para su sorpresa el de Azul estaba justo a un lado de el de Alan, dejaron sus cosas de la escuela y tomaron sus mochilas de natación - Nos toca entrenar, ¿quieres venir?- le preguntó Alan a ella -¿Entrenar? ¿que entrenan?- contesto ella en un tono algo burlón -Nadamos- dijo Ángel en un tono firme y frío, pero si crees que nosotros no podemos es mejor que no vengas -No, no quise que sonará así..... mi madre ya debe estar esperando en la entrada, pero si me gustaría ir....- contesto apresuradamente Azul -bueno.... eh... pues si quieres venir..... pues ven...- dijo Alan un poco apenado -mi mamá estará esperando en la entrada...- respondió indiferente y muy lentamente se dirigió hacia la salida del colegio dejando a los chicos son entender lo que había sucedido en ese momento.

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