Sam no dejaba de pensar en aquella carta que recibió esa mañana. Aun trataba de imaginar que era una broma de parte de sus amigos. Tal vez de Alan, pensaba, él tenía que haber tenido la idea, de hacer una adivinanza tan absurda.
Removía nerviosamente el sobre sin remitente que tenía en sus manos, en esos momentos no sabía claramente qué hacer con ella. Por momento tenía la sensación de quemarla y no decir nada a nadie, pero luego pensó en contárselo a sus padres.
Y después de pensarlo tanto volvió leer el sobre.
¿Una adivinanza?
Sacó nuevamente la pequeña hoja con un número uno en la esquina inferior izquierda, dándole nuevamente la vuelta para leer:
Todos la desean y cuando están a punto de tenerla huyen de ella...
No había dirección para responder, aunque al final de la hoja había algo escrito que la joven no había leído la primera vez.
¿Quieres saber qué es? Te lo diré en tres días. Tiempo necesario para saber si la quieres o no.
¿Querer qué? —pensó—. No la debí abrir. Aunque puedo saber que es, si lo busco en internet ¿no?
Sonrió al pensarlo, pero de inmediato apartó esos pensamiento y acto seguido rompió en pedazos la nota y, lo tiro al basurero.
Sin embargo tenía la vista fija en los pedazos de la carta, quería contárselo a alguien, pero ya no tenía una prueba contundente.
El timbre la sacó de sus pensamientos. Alan —pensó de inmediato. Por un instante se había olvidado por completo de la fiesta de despedida que había organizado para su novio.
Abrió la puerta lentamente y pudo ver a Alan con una sonrisa de oreja a oreja. Él no lo sabe —pensó.
—¡Que hermosa estas! —exclamó abrazándola fuerte—. Quisiera comerte en estos momentos.
—Pues será en otra ocasión —dijo la joven alejándose de él para tomar su abrigo.
—Pero si me iré más de un año —se quejó.
—Eso te pasa por no convencer a tus padres. Ves lo que te pierdes.
El joven se le quedó viendo de reojo pero no dijo nada, le abrió la puerta de su auto. Y lo cerró después de verla subir.
Sam vio como arrancaba sin decir nada, y seguía con curiosidad por saber quién le había mandado la nota. Pero no tenía ni una pizca de valor para preguntárselo.
***
Los dos jóvenes se sentaron en un sofá gris, después de bailar. La joven sacó el celular de su bolso para corroborar la hora.
—Ya tengo que irme —casi gritó en el oído de Alan para que pudiera oírle—. Tal vez mis padres estén preocupados.
—¿Ya te llamaron? —preguntó al oído.
La joven se alejó un poco para menear la cabeza.
—Lo ves. No te dirán nada. Además es nuestra última fiesta.
—Mis padres están preocupados aunque no me llamen. Así que tengo que irme.
Alan le hizo un leve puchero. Sin embargo se puso de pie y sin nada más que decir la llevó a su casa.
Al cabo de unos minutos se encontraban frente a la casa.
—Gracias —susurró viendo fijamente a los ojos marrones que tenía frente a ella.

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Verdades Ocultas
Mystery / ThrillerLa culpa es una experiencia disfórica que acompaña a Alan, un joven estudiante que fue culpado por una pareja por la muerte de su hija. Sin embargo, eso lo lleva a enlazar muchos actos extraños hechos por jóvenes en toda la ciudad, muertes extrañas...