Alan se detuvo en la estación de policías, debía buscar a otro profesional que lo ayudara. Se sentó frente a un policía que no hacia otra cosa que teclear en una computadora vieja.
—¿Qué necesita? —cuestionó de mal humor.
—Necesitaba ayuda, con respecto a un intento de homicidio.
—¿Quiere una denuncia? ¿Lo reconoció? ¿Tiene algún tipo de prueba?
El joven negó con la cabeza. Lugar equivocado —pensó—. No puede ayudarme.
—Creo que es... fue...un error.
—Si no está seguro, no me haga perder mi tiempo —espetó el policía—. Ahora retírese que hay muchas personas que quieren ser atendidas.
Alan salió disparado de aquella estación, se regañaba internamente por haber entrado a hablar tonterías al policía. Parecía un loco que no tiene nada más que hacer en la vida.
Al cruzar una esquina tropezó con un rostro conocido. David lo veía entre divertido y molesto. Era de esperarse después de todo, el pelinegro nunca se disculpó de lo que había dicho.
—David, tanto tiempo sin verte —exclamó.
—Lo mismo digo.
El joven esbozó una sonrisa para quitar la tensión.
—Has faltado mucho a clase no es así —comentó David al no saber de qué más hablar.
Alan asintió con la cabeza y supo que debía disculparse.
—Lamento... —dijeron al unísono y rieron al escucharse.
—Lo del otro día —dijo por fin el castaño—. Creo que tienes razón, solo estaba enojado y saber que no me dijo nada fue más molesto.
—Lo sé —aceptó Alan—. Debí decirles para que pudieran ayudarnos.
—Era inevitable.
—¿Qué? ¿Por qué lo dices?
—Es decir, ya ha pasado. Con Jake recuerdas, te dijeron que fue un accidente. Y no es por darte más ánimos, pero hubo otras dos chicas, una de último año que también fue un accidente y otra del primero que se suicidó. Solo eran rumores, las mejores amigas dijeron que era cierto que vieron las cartas; pero después esas cartas nadie podía encontrarlas.
—¿Es verdad lo que dices? No me estarás jugando algo.
—Querías ayuda y cuando te la doy no quieres aceptarla. —Negó con la cabeza—. Eres raro, pero de verdad estoy hablando muy enserio.
—Y qué se supone que deba hacer. Hablé con un policía y no me creyó, hablé con la orientadora y lo mismo.
David sonrió de forma burlona antes de buscar una respuesta.
—Lo de la orientadora déjamelo, puedo tratar de convencerla. Pero debes buscar más indicios, algo más de lo que ya sabemos.
—Claro, pero no te estará pasando lo mismo —quiso saber de inmediato al pensar en que ni siquiera su vecino le ofreció ayuda.
—¿Por qué crees eso? Por Jhonatan.
El pelinegro no dudó en asentir varias veces.
—No, no está pasándome nada en absoluto. Solo quiero... igual que tú, encontrar a alguien a quien culpar por la muerte de Josh. Por otro lado, Jhonatan quiere alejarse de todo eso. Hablé con él y no desea para nada ayudar con la búsqueda. Creo que es por el hecho de haber ayudado a su vecino sin éxito.
—Entonces ¿A dónde iremos?
—Nos vemos mañana después de clases. Hablaré con la orientadora y tú traerás todas las pruebas necesarias.
Alan asintió levemente, sabía que sería difícil hallar pruebas que probablemente no existían.
Sin embargo, camino a casa recordó que tenía a un testigo de los últimos días de Sam. Y sin duda hablaría con él. Aunque sabía que no era muy cercano y que era un tanto molesto hablarle.
Al estar en su habitación marcó el número del celular. Sonó dos veces y no contestaron, eso le hacía pensar que no contestaría su llamada. La tercera quedó a medio sonar.
—¿Alan? —cuestionó la voz del otro lado de la línea.
Era sin duda alguna, la voz ronca de Cristian. Aunque en esta ocasión sonará un poco confundida.
—Sí... Cristian, soy yo ¿Cómo has estado? —dijo temeroso.
—Vaya cuanto tiempo. Ah... —Hizo una breve pausa y luego se escuchó un suspiro—. Bien, estoy bien. Gracias por preguntar. Creo que no me has llamado por eso ¿Qué se te ofrece?
Lo había descubierto, aunque sabía que la conversación no duraría demasiado. Debía decirlo de forma entendible, así que se preparó mentalmente para la explicación.
—Sí, tienes razón. Necesitaba de tu ayuda, es que después de la muerte de Sam. —Se aclaró la garganta, eso le era incomodo— Me pareció que era una cosa extraña y quería saber si tú no sabías algo que te hiciera pensar lo mismo. En realidad, estoy buscando respuestas y cualquier cosa que me digas sobre ella sería de gran ayuda.
No escuchó una respuesta inmediata, más un chasqueo de lengua seguido de un resoplido.
—Mira Alan, sé que la perdida de Sam ha sido muy dura para ti. Y no solo para ti, también lo ha sido para mí. Recuerda que no fue lo único que perdimos ese día, así que no sé a qué quieras llegar con eso.
Traición en eso lo resumió Alan al escucharlo.
—Lo sé y no estoy diciendo lo contrario, pero creo que no lo hizo porque sí. Sino que había algo más en ello y tengo que saberlo. Te diré algo, ella me contó sobre unas cartas que le estaban llegando de forma anónima. Que no sabía qué hacer y el día del incidente me llamó temprano diciendo que conocería al remitente de aquellas cartas. Le dije que no fuera, pero creo que no me hizo caso, el lugar donde se encontrarían era el mismo del incidente. Creo que era una trampa.
Escuchó nuevamente un resoplido y supo que Cristian se encontraba desesperado. Que no quería escucharlo más.
—A eso te refieres con su conducta poco usual ¿Verdad? Bien, te diré lo mismo que le dije a los policías. Ella nos saludó a cada uno, pero luego sacó una navaja y las acuchilló, no sé por qué no lo hizo conmigo. Lo único que recuerdo es que dijo algo sobre no perder el tiempo y que eso se lo había dicho, pero nunca le dijimos nada de eso. Espero que sea de ayuda, y no quiero que me metas más en esto.
—Gracias por la información Cristian, pero creo que deberías pensarlo ella era tu amiga.
—Sí, es cierto era mi amiga, pero también las que asesinó eran mis amigas, Alan. Y me costó demasiado demostrar mi inocencia. Así que no me vengas con que debo ayudar a buscar respuesta, ya tuve mucho con eso.
—Lo siento —se disculpó—. Pero si necesitó más información tendré que volverte a llamar.
—Espero que no tengas que hacerlo.
Después de eso colgó sin dejar que Alan se despidiera, y esperaba que ya no tuviese que llamarlo nuevamente. Sin embargo, aquella información no era de gran ayuda. No le indicaba ninguna ruta, solo una simple trampa hecha por aquel desconocido.
Solo quedaba una cosa por hacer, reunir cada uno de esos indicios y llegar a una conclusión. ¿Cómo buscarlo?, pensaba, aún era un gran misterio sin resolver.
Lo único que tenía presente era que cada una de esas cartas, estaban llenas de veneno. Veneno que podía dañarte o hacer daño a los que te rodeaban.
Todo camino conducía a una trampa más grande y Alan aún no se daba cuenta de eso.
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Verdades Ocultas
Mistero / ThrillerLa culpa es una experiencia disfórica que acompaña a Alan, un joven estudiante que fue culpado por una pareja por la muerte de su hija. Sin embargo, eso lo lleva a enlazar muchos actos extraños hechos por jóvenes en toda la ciudad, muertes extrañas...