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Camino al colegio, Alan se detuvo al leer la portada de un periódico colgado a un costado de una tienda de flores. JOVEN MUERE EN EXTRAÑO ACCIDENTE, fue lo primero que leyó.

—Los jóvenes sólo piensa en lo duro que es su vida y su única salida es la muerte —comentó de pronto un hombre que se encontraba a su par—. Y no saben lo que son los verdaderos problemas.

Alan fingió no escuchar aquella conversación, pagó el periódico al vendedor y cuando estaba a punto de irse una anciana negó con la cabeza, con los ojos puestos en él.

—No todos los jóvenes son así —admitió—. No siempre esa es la solución.

El joven desvío la mirada y siguió su camino, tratando de olvidarse de aquella mirada extraña.

Al estar por entrar a su primera clase, lo tomaron del brazo, haciendo que se golpeara contra la pared.

Alan quiso quejarse, sin embargo Josh, el joven que estaba frente a él; lo interrumpió al verlo abrir la boca.

—Tengo que hablar seriamente contigo. —Su voz sonaba nerviosa y Alan logró notarlo— Es sobre las cartas que contaste el otro día, sobre lo que le sucedió a tu novia.

Alan se removió de su lugar, estaba muy intrigado, por un momento pasó por su mente que era una simple broma; pero reparó al ver ese gesto serio que su compañero tenía.

—¿Quieres hablarlo ahora? —cuestionó

—Sí. No tengo mucho tiempo.

El joven asintió y se dirigieron al gimnasio, algunos estudiantes estarían entrenando y otros estarían esperando su turno, así que pasarían desapercibidos.

—¿Y bien? —quiso saber Alan.

—Cuando nos contaste sobre las cartas que le habían enviado a tu novia. —Hizo una breve pausa, haciendo pensar a Alan que su compañero dudaba en decirle la verdad—. No te creí, sin embargo he visto algunas cosas fuera de lo normal a lo mejor sea una broma porque no te creí.

—Eran cartas. ¿Te han enviado cartas?

El joven asintió sin decir nada más.

—Dudo que sea una broma. Sam también creyó lo mismo y por eso no quiso decirme nada.

—Pero si se los digo se burlaran. Porque es una tontería.

Alan aclaró su garganta, parecía una tontería, él pensaba lo mismo; sin embargo en sus circunstancias no había por qué dudar en lo que decía su compañero.

—Lo parece, pero si no hacemos nada puede que te pasé lo mismo que a Sam.

—Y ¿Qué quieres que haga?

—Por ahora, sólo que me digas lo que te ha pasado. Las cartas, algo que te haga dudar de los demás. Y ¿se lo has dicho a tus padres?

—Bien. —El joven dudó en contestar, vio a su alrededor antes de seguir—. Por el momento me han enviado tres cartas. Una se encontraba en el parabrisas de mi auto después de la conversación de lo que le ocurrió a tu novia. El segundo se encontraba en mi mesa de noche cuando desperté ayer en la mañana, así que por consiguiente me hace dudar de mi mamá, mi papá y la mujer que cocina; aunque ella no tendría por qué entrar a mi habitación. La tercera la encontré dentro de mi auto en la tarde. —Se detuvo unos segundos—. La primera carta solo tenía una especie de adivinanza, que por consiguiente sé que la respuesta es la muerte ¿Verdad?

Alan asintió con la cabeza, para que su compañero siguiera su relato.

—Así que no sé qué hacer ¿Cómo le envió la respuesta?, es realmente confuso porque no hay remitente. Y...

Sintió que su garganta se cerraba y que no podría seguir emitiendo más sonidos, así que dio un suspiró hondo antes de seguir.

—Bueno la segunda preguntaba sobre que tanto confiaba en el equipo de futbol y a todos lo que me rodeaban. En la tercera enviaba algunas notas del entrenador firmadas por todos en donde pedían que me sacaran del equipo. También había unos documentos de adopción, es decir que mis padres me adoptaron y no habían dicho nada. Y no, no les he contado nada a ellos.

El pelinegro no sabía exactamente qué decirle, no había algo que le dijera qué hacer. Sin embargo mantuvo la cordura. Si quería llegar al culpable, pensaba, hay que seguir sus pasos y porque no hacerle una jugada inesperada.

—Si quiere que dudes de los que se encuentra en tu alrededor, lo más probable es que las pruebas sean una mentira. Lo que debemos hacer es preguntarle a los del equipo que tan cierto es, y esperemos que hablen con la verdad.

—Y el certificado, no parece que sea una mentira.

—Puede que sí, no lo sabremos hasta comprobarlo. Para poder ganar hay que saber que tan cierto son las pruebas que te envía.

—No, no les diré nada a ellos —espetó Josh al momento de pararse—. Creerán que estoy loco y lo negaran, estoy seguro.

Alan desvió la mirada hacia los estudiantes que jugaban en la cancha. Parecían alegres, llenos de vida. Parecían ajenos a la preocupación de los demás.

—Puede que sea ese el fin —continuó—. Preguntaste cual era el fin de enviar a cartas de desconocidos. Y si lo que quiere es que desconfiemos y nos preguntemos que tanto nos aman los demás. Y si quiere que reflexionemos sobre lo que tenemos cerca, que confiemos un poco más en nosotros y que podamos confiar en los que tenemos a nuestro alrededor.

—Puede —musitó el joven—. Pero eso no hará que cambie de opinión.

El joven estaba a punto de retirarse, pero Alan lo detuvo a medio camino. Empujándolo hacia la pared para que no lo lograra zafarse de su agarre.

—Pediste mi ayuda, así que debes aceptar lo que te sugiero. Y si no quieres preguntar entonces lo haré yo. Después de preguntarles, podemos saber si la otra prueba es una mentira. Mientras tanto debes buscar una forma de darle la respuesta sobre la adivinanza.

Josh lo veía con recelo, pero no tenía otra opción que aceptar.

—Bien, pero no hay forma de responder.

—Entonces publícalo. De una forma que no llame la atención.

—Bien. Ahora suéltame que nos están viendo feo.

Alan hizo lo que le pedía su compañero, fijando su mirada hacia sus compañeros, mientras Josh salía del gimnasio.

Debo encontrar más información —pensó—. Debo saber más de él.

De inmediato reconoció que debía tener alguien de confianza en el establecimiento. Y porque no a la orientadora, pensaba, una buena arma sería un docente y ella era perfecta. No podría juzgar, sino darle recomendaciones y podría ayudar si en dado caso se complicara las cosas.

Su próxima parada después de salir de clases, sería la oficina de orientación. 

Verdades OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora