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El detective se encontraba caminado nerviosamente de un lado a otro. Sabía perfectamente que la castaña tenía un parecido con lo que sucedió con Belinda. Sin embargo, aún no sabía de qué manera vincularlos.

Había enviado a Dog a buscar el cuerpo de la madre de la joven y como era de esperarse; lo había encontrado de inmediato. La escena del crimen indicaba que Karol había sido.

En esos momentos solo faltaba la astucia de Adam para salvarla de ir a prisión.

—No hay nada que hacer ¿verdad? —dijo al fin Karol.

No pudo ignorar lo nervioso que estaba el detective.

—Creo que no es necesario adelantarse. Estaba investigando el caso de la joven que viste en el periódico, y creo que eres de gran ayuda —confesó Adam—. Solo necesito mantenerte a salvo.

La castaña abrió la boca para hablar, pero se contuvo al escuchar el sonido del celular de Adam.

—Diga... —contestó inmediatamente—. ¿Ahora?... no puede ir Gina en mi lugar. Ella es muy buena... bien, veré que puedo hacer.

Y sin más colgó el celular.

—Tengo que irme —dijo aun con los ojos en la pantalla—. Pero quédate aquí ¿sí? Volveré en cuanto pueda y te llevaré en un lugar seguro.

—Y no puedo ir con usted —quiso saber—. No estorbare si es lo que le preocupa.

—No Karol. No puedes ir, pero te prometo que volveré pronto y resolveremos todo esto.

—Bien —dijo la joven más animada—. Esperaré aquí y estaré contado los minutos.

El detective asintió camino a la salida.

—No abras la puerta por ningún motivo hasta que venga ¿de acuerdo?

—Seguro.

El detective Sand no perdió el tiempo y se dirigió rápidamente a la dirección que le había indicado el policía. Sus manos le sudaban por la información recibida.

Un nuevo caso de suicidio.

El caso está cerrado, pero debo ir a corroborar la escena y dar una declaración de lo sucedido —pensó—. Dejaré que Gina se encargue de la declaración nuevamente.

Adam detestaba los medios de comunicación, por esa razón dejaba que Gina se encargará cada vez que debía enfrentarse a ellos. La última vez que estuvo frente a ellos fue en el caso de Brooke.

Después de media hora de camino llegó al destino y como era de esperarse, ya se encontraban medios de comunicación en la entrada. Los murmullos y preguntas se hicieron presentes cuando se adentró a la casa, sin embargo, el detective los ignoró por completo.

—¿Qué tenemos aquí? —cuestionó al entrar a la habitación.

Y sin necesidad de que alguien le contestara la pregunta supo la gravedad de la situación.

Los pedazos de cuerpos de varios jóvenes se encontraban esparcidos en la habitación de juegos. Adam no pudo evitar sentir nauseas ante la situación.

—El papá se encuentra en aquella habitación —informó una policía señalando una pequeña puerta cerrada.

—Gracias —susurró—. Algo preliminar.

—Lo mismo de siempre detective, lo mismo de siempre —comentó otro policía.

—Mata y se arrepiente —aseguró de inmediato Adam.

Verdades OcultasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora