Capítulo 1: Un Hogar en Otro Lugar

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Desde los 8 años, Frank ha vivido solo con su madre en una pequeña ciudad. No ha tenido una vida sencilla. Problemas con sus compañeros de escuela y la separación de sus padres le han formado una personalidad algo introvertida. Aun así, siempre se ha mostrado como un muchacho educado, gracias a su madre, quien ha sabido criarlo a pesar de los inconvenientes que han surgido.

Ambos son muy unidos, pero la vida, a veces por distintos motivos, te separa de esas personas. A Frank le tocó separarse de su madre a los 16 años debido a motivos académicos. En su ciudad, las oportunidades laborales son muy escasas, por no decir nulas. Por lo tanto, para tener éxito en la vida, lo más sensato era mudarse a otra ciudad.

Y ese día llegó, una mañana de sábado. Frank estaba terminando de empacar la ropa que faltaba. De repente, el timbre sonó y, sabiendo quién era, bajó las escaleras y abrió la puerta. Al otro lado estaba su mejor amigo, Axel.

Frank: Hola Axel. Entra, estoy terminando de empacar.

Axel: ¡Hey! ¿Aun no terminas de empacar? Tu vuelo sale en una hora.

Frank: Si, lo sé. Solo me falta una maleta y ya.

Mientras hablaba, el subió las escaleras junto a Axel, dirigiéndose a su cuarto. Al entrar, el continuó acomodando su equipaje mientras que su amigo se sentaba en su cama.

Axel: Por cierto, Frank, ya que vas a ir a un nuevo país, deberías considerar encontrar una novia.

Frank: Sabes que tener una novia es lo que menos me interesa. Te he dicho antes que, por ahora, no tengo intención de buscar una. En este momento, mi única preocupación es terminar mis estudios y tener una buena vida.

Axel: Vamos, amigo, no seas aburrido. No has tenido una pareja desde... ¿desde qué te conocí? Y nos conocemos desde que éramos niños.

Después de decir eso, Axel se levantó y se acercó a Frank, ofreciéndole ayuda para terminar de empacar.

Frank: Prefiero hacer las cosas correctamente y luego buscar una, ¿de acuerdo?

Axel: Está bien, pero cuando encuentres a alguien, no te olvides de llamarme. ¡Ah! Por cierto, te llevaré al aeropuerto.

Frank: Claro, te llamaré, no te preocupes. Y gracias, solo conduce despacio, quiero llegar al aeropuerto con vida.

Axel: Vamos, no conduzco tan mal.

Frank: Sí lo haces. Aún no entiendo cómo tu padre no tiene ningún problema en dejarte su auto.

Con el equipaje listo, ambos salieron de la casa y se dirigieron hacia el automóvil de Axel, que estaba estacionado frente a la vivienda. En un instante, después de colocar las maletas en el asiento trasero del auto, Frank se giró para echar un último vistazo a su hogar.

Frank: Extrañaré todo esto.

Axel: Son muchos años los que has pasado en esa casa. Aquí naciste y creciste, es obvio que lo extrañaras. Es algo obvio, ¿no?

Frank: Si... supongo que es por eso.

Frank soltó una risa mientras se subía al auto y este comenzaba a avanzar. Aunque en ese momento tuvo el impulso de bajarse del auto y decir "Me quedo", sabía que no podía hacerlo. No después de que su padre había hecho tanto para que él pudiera comenzar una vida mejor, con más oportunidades.

Mientras seguía sumido en sus pensamientos, Axel decidió entablar una conversación, dándose cuenta de que Frank se encontraba algo nostálgico.

Axel: Oye, Frank, ¿cómo tienes planeado desplazarte por allá? La ciudad donde estarás es bastante grande como para que vayas caminando todo el tiempo.

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