Capítulo 5: Pianos en Conflicto

168 12 5
                                    

Frank abrió los ojos lentamente, sintiéndose desorientado y con una ligera confusión. Su visión se adaptó gradualmente a la tenue iluminación de la habitación. Los sonidos del monitor cardíaco y el suave zumbido de las máquinas médicas resonaban en el lugar.

A medida que recobraba la conciencia, pudo ver alguien sentado a su lado. Aquella persona se trataba de Richard. Quien al momento de ver despertar a su amigo, se levantó de la silla y se acercó totalmente preocupado.

Frank: ¿Dónde... estoy?

Richard: ¡Frank! ¡Despertaste, amigo!

Frank: ¿Qué paso?

Richard: Tuviste un accidente y te ingresaron al hospital.

Frank: ¿Un accidente?

Mientras se esforzaba por intentar sentarse en la cama del hospital, echó otro vistazo por la habitación. A medida que su visión se aclaraba y su cuerpo se adaptaba a la posición vertical, pudo apreciar más detalles a su alrededor.

Richard: Oye, tómalo con calma.

Frank: ¿Cuánto ha pasado?

Su amigo estuvo a punto de responderle. Pero guardó silencio unos segundos. Y Frank al notarlo, lo observó esperando la respuesta.

Richard: Estuviste en coma... por 9 años.

Frank: ¿¡QUE!?

El rostro de Frank se puso más pálido de lo que ya estaba. Pero de la nada, su amigo comenzó a reírse sin parar. Algo que lo confundió por completo.

Richard: ¡Es broma! Solo han pasado 2 días. ¿En serio creíste que pasaron 9 años? Tendrías que haber visto tu rostro, ja ja.

Frank: Eres un estúpido, juro que cuando me levante de esta cama te voy a matar.

Richard: Perdón, perdón. Era una oportunidad única. No podía dejarla pasar.

Frank soltó un suspiro de alivio. Sin duda, aquella broma había sido demasiado pesada y no le causó ni una pizca de gracia. Richard, por su parte, luchaba por contener la risa. Pero cada vez que recordaba el rostro de su amigo, no pudo evitar soltarse nuevamente.

Richard: ¿Qué fue lo que realmente pasó?

Frank: Me distraje y un ciervo se cruzo por la carretera. Logré esquivarlo, pero perdí el control. Después, todo quedó el silencio. No recuerdo nada después de eso. Solo la voz de alguien.

Richard: Creo que era la voz de la persona que se encontró el accidente. Con respecto al ciervo, no había ninguno muerto en la carretera. Parece logró salvarse. Aun así, eres un idiota. Tú si pudiste acabar muerto. Por como quedó tu auto, tienes suerte de estar vivió. Solo te diste un fuerte golpe en la cabeza, no tienes ningún hueso roto.

Frank: Que suerte la mía.

Richard: Tu padre vino a visitarte hace un momento. Parece que no le dijo nada a tu madre sobre el accidente. Me comentó que no quería preocuparla en vano.

Frank: Que bueno. Lo que menos quisiera es preocuparla.

Richard: En todo caso, deberías dormir un poco más. Acabas de despertar pero tienes que seguir descansando.

Frank: Ahora te preocupas, después de que casi me haces dar un infarto. Pero tienes razón. Intentaré dormir un poco más. Me siento fatal.

Richard: Si necesitas algo yo estaré aquí. Si no estoy es porque me cansé de cuidarte y te abandone a tu suerte.

Frank: Eres un estúpido pero... gracias, amigo.

Eres mi músicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora