Capítulo 14: Noche de Música y Encuentros

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La mañana inició con una energía distinta a cualquier otro día. Los recuerdos de la noche anterior hicieron que Frank se levantara con un brillo en los ojos y una sonrisa en el rostro. Con la música a todo volumen, preparó el desayuno con entusiasmo, moviendo la cabeza al ritmo de la melodía contagiosa que llenaba la cocina.

Una vez que terminó de preparar el desayuno, se sentó con calma para disfrutarlo. Esta vez decidió hacerlo más entretenido viendo algunos videos en su celular mientras saboreaba su comida. Ríe ocasionalmente por los contenidos graciosos y se sumerge en un ambiente de alegría y buen humor.

Después de finalizar su desayuno, se preparó para el día y tomó su mochila, recordando que debía llevarle la moto a Richard mas tarde. Con entusiasmo, se subió a la moto y se dirigió al trabajo, disfrutando del viaje y sintiendo el viento en su rostro.

Al concluir su jornada laboral, recibió un mensaje de Elizabeth, lo que lo llenó de emoción. Sin perder tiempo, se dirigió directamente al hospital. Al llegar, saludó alegremente a los médicos y enfermeras que se encontraba en su camino, ya que al pasar bastante tiempo allí, conocía a la mayoría de ellos.

Finalmente, se dirigió al área de descanso del hospital, donde encontró a Elizabeth sentada frente al piano. Se acercó sigilosamente por detrás y con delicadeza, apoyó sus manos en los hombros de ella, acercando suavemente su boca a su oído para susurrarle algo en un gesto íntimo y lleno de cariño.

Frank: Te ves hermosa cuando estás delante del piano.

Al escucharlo, ella soltó una risa y giró su cabeza para darle un beso cariñoso en la mejilla.

Elizabeth: Gracias, ¿Cómo estás?

Frank: Muy bien, ¿y tú?

Elizabeth: Excelente.

Frank: ¿Hay alguna razón para estar así?

Elizabeth: Sí, y tú ya sabes cuál es.

Frank se sentó a su lado mientras ella apoyaba su cabeza en su hombro, cerraba los ojos y soltaba un suspiro feliz.

Frank: ¿Disfrutaste tú salida del hospital anoche?

Elizabeth: Claro que sí, espero que podamos salir de nuevo.

Frank: Lo haremos, pero debemos ser precavidos y no abusar.

Elizabeth: Por cierto, tenemos una aliada dentro del hospital.

Frank: ¿Una aliada?

Elizabeth: Hay una enfermera que es mi amiga. Su nombre es Ingrid, ella fue quien dejó la puerta de la salida de emergencia abierta.

Frank: Eso explica por qué estaba abierta. Un momento, ahora que lo recuerdo. Cuando terminamos de hablar ayer al mediodía, al salir de tu habitación me encontré con una enfermera. Creo que fue ahí cuando nos escuchó.

Elizabeth: Qué bueno que fue ella y no otra persona. Estamos en buenas manos.

Frank miró a su alrededor, desconcertado por la ausencia de los niños que solían reunirse en ese lugar a esa hora.

Frank: ¿Dónde están los niños? Normalmente están aquí reunidos a esta hora.

Elizabeth: Están en el patio del hospital. Vieron que era un hermoso día y decidieron salir a jugar. ¿Quieres ir a verlos?

Frank: Claro, vamos. No está mal tomar un poco de aire fresco.

Ambos se pusieron de pie y caminaron hacia el patio del hospital, donde se encontraba un animado grupo de niños jugando al baloncesto. El aire estaba lleno de risas y voces emocionadas mientras los pequeños se esforzaban por encestar la pelota en el aro.

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