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Los días pasaron como siempre, unos peores que otros, Julia seguía preocupada por mi y casi no se despegaba de mi lado.

El jueves siguiente al volver del instituto vi que mis vecinos se mudaban -no me caían muy bien así que me daba igual- Entre en casa. No había nadie, subí las escaleras hacia mi cuarto y me encerré allí todo la tarde escuchando mi nuevo CD de One Republic. Solo me di cuenta del tiempo que había pasado cuando vi por la ventana las luces del coche de mi padre, intente hacer como si nada, pero unos minutos después ya me estaban llamando para la cena,-que divertido-pensé.

Como de costumbre mi madre hablaba, mi padre intentaba sacarme temas de conversación y mi hermana pequeña Nerea contaba todas las tonterías de una niña de 12 años. Lo único que me interesó fue cuando hablaron de la mudanza de los vecinos.

-¿Porqué se han ido? -pregunté-.

-Pero si habla -dijo mi padre riéndose-.

-Dijeron algo de una herencia y una casa en el campo, de todos modos no eran muy simpáticos, nada que ver con el chico nuevo.

-¿Qué chico nuevo? -le pregunte a mi madre-.

-El nuevo vecino, pasó esta mañana a saludar, un encanto.

Ahí quedó todo. Quite la mesa con ayuda de mi hermana y me volví a mi habitación, era mi sitio favorito en el mundo. Mis padres me dejaron decorarla como yo quise no como a esas chicas que ni les dejan pegar posters en la pared. Hay una estantería bastante grande llena de libros y un reproductor de música con decenas de CDs alrededor, un par de paredes estan llenas de posters de mis grupos favoritos y ahí se acaba la magia.

Julia llamó hacia las diez, se le notaba que estaba preocupada. Nada había mejorado, pero necesitaba salir de ese agujero negro.

-De verdad que estoy mejor.

-No _____ ya hemos hablado de esto antes, no puedes volver a vomitar.

-Tranquila, que sea una adolescente deprimida no quiere decir que sea bulímica, no vienen en pack.

-Pero se puede saber porqué estás tan graciosa.

-Puf... Supongo que me he dado cuenta de que la vida es una mierda y no puedo hacer nada.

-Y ahora vuelves a estar negativa, _____, hija te aclaras, además tu vida tampoco está tan mal.

-Julia, no, dejemos a mi vida tranquila ya ¿Qué tal con Alex?

Empezó a hablar y hablar de su novio y de una nueva tienda de ropa de no sé donde, cuando se ponía a hablar de ropa era díficil seguirla. Me acosté y cerré los ojos.

Seamos algoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora