Capitulo tres. – “ Nunca imagine eso. Ahora seré cómplice. ”
Escuchaba mi nombre, pero demasiado lejos. Hasta que me mueven salvajemente.
–– ¿Qué, qué ocurre? –– Parpadee varias veces para así recuperar mi vista normal.
–– Te ordene que no te durmieras. Llegamos. Bájate!
¿Cuando es que comenzó a llover?
–– Pero, esta lloviendo. –– Apunte a la ventana.
–– No me digas.-dijo con un tono de sacrcasmo- Ponte esto.
Me entrego un impermeable, pero en ves de amarillo como es el de siempre era negro. Que trágico. Me lo coloque rápidamente. Salimos. Estaba haciendo mucho frió.
–– ¿Qué haremos? –– Hable algo nerviosa.
El abrió la maletera del auto.
–– ¡VEN! ––Obedecí. Camine hasta allí.
Cuando me acerque había una gran bolsa negra.
–– ¿Qué es?
No era una forma normal, digo, basura estaba claro que no era. No estaba en forma de una bola, era mas bien una forma más grande.
–– Un problema resuelto. Ahora ayúdame a tirarla.
¿Un problema resuelto? ¿A que se refería este hombre?
Lo tome como el me dijo, se sentía raro, no sé como explicarlo. Entre los dos fuimos a un barranco que estaba cerca de donde aparco el auto. Allí contó hasta tres, entonces lo tiramos al mismo tiempo.
–– Era tan linda, en paz descanse. –– Rió irónico.
¿QUÉ? ¿QUÉ MIERDA ESTA DICIENDO? ¿ERA TAN LINDA? ¿EN PAZ DESCANSE? ¡ERA UNA CHICA! SI POR ESO ERA TAN GRANDE Y SE SENTÍA RARO! MIERDA, LA VIOLO Y LA MATO. ¿Por qué no la descuartizo? ¡O ESO NO IMPORTA! LO AYUDE, OSEA QUE ME CONVIERTE EN CÓMPLICE. ¡Carajo, pobre chica!
Al escucharlo lo mire, las lagrimas comenzaron a salir, aunque el no lo noto por la lluvia, pero aun así sollozaba.
–– Ahora, tenemos que irnos.
El comenzó a caminar, se fue adelante.
Yo me quede un minuto más.
–– Lo siento.
Era para la chica que acaba de tirar, la verdad me sentía demasiado mal. Nunca creí presenciar eso.
Corrí hasta el auto. Me quite el impermeable, pero las lagrimas seguían saliendo. Me sentía horrible.
–– ¿Por qué lloras?
No respondí.
–– _____..
Seguí sin responder. Moría por decirle lo mierda que es, lo maldito asesino violador, que no merecía vivir, pero no, no podía.
No era por el hecho de que le tuviera miedo, si le tenia pero era más bien otra cosa.
–– ¡RESPONDE!
Exploto. Maldito mandón.
–– Por nada. –– Solloce.
–– Nadie llora por nada. Ahora dime.
–– ¿Cómo pudiste hacerle eso a esa pobre chica? –– Lo mire decepcionada.
El dio un frenón y el auto se paro. Se quedo completamente mudo, solo se escuchaban las gotas de lluvia. Su mirada estaba perdida, miraba por la ventana, hacia la nada.
Yo no dije nada. Solo lo miraba. Estaba mal, se le notaba.
Volvió su vista al frente después de mirar al vació por tanto tiempo, encendió el auto y seguimos el camino.
Ninguno pronuncio palabra. Yo todo el tiempo miraba a la ventana, preguntándome como estaba mi familia, mi amiga, preguntándome que estaría haciendo en este momento si estuviera con mi amiga Katherine, si, estaríamos viendo unas películas románticas con nuestras pijamas de flores por todas partes, comiendo todo tipo de dulces con palomitas y riéndonos de los ridículos que son los actores en esas películas. La extraño. Aunque apenas llevo poco tiempo aquí.
El auto se paro, fue cuando me baje, rápido, sin esperar que el me diera la orden. El también se bajo, abrió la puerta de la casa.
–– Ve a dormir.
–– ¿Dónde?
–– En la cama donde despertaste. Allí veras unas bolsas, hay todo lo necesario para que sobrevivas como una chica. ––Respondió de forma normal.
–– ¿Por qué?
–– Por que eres una chica. ––Dijo obvio.
–– No me refiero a eso.
–– ¿Entonces?
–– ¿Por qué me compraste eso? No debería importarte.
–– Solo ve a dormir, basta de preguntas.
Asentí.
Subí a la que creo ahora es mi habitación.
Avenger, eres tan misterioso. No importa que, averiguare lo que escondes.