Capítulo 15

554 81 26
                                    

Aquella tarde llovía con tanta fuerza que temí no llegaría a casa de Mina, los parabrisas tenían una lucha constante por mantenerme segura de la lluvia.

Al llegar al lobby mi sorpresa fue que estaba otro conserje. El señor que estaba hoy siquiera me pregunto hacia donde me dirigía.

Al llegar al departamento de Mina, toque y no estaba.

Pero no me preocupe porque al instante me llego un mensaje de su celular.

"Acabo de verte entrar al edificio, sube estoy en la azotea." -Se me escapo una sonrisa al leerlo... me emocione pensando en que sorpresa me tenía mi hermosa mujer.

Me dirigí hacia la azotea como Mina me indicaba, al abrir la puerta que daba a la misma, tuve una leve imagen de Mina sin camisa bajo la lluvia con los ojos vendados pero no pude ver más, porque dos personas mucho más fuerte que yo tomaron de mí, tapándome los ojos, llevando a mi nariz un pañuelo húmedo que me causaba un fuerte dolor, mareos y debilidad.

No sé cuanto tarde en volver en sí pero una vez lo hice ya todo estaba negro, mis ojos estaban cubiertos, podía escuchar mucho ruido pero guiándome por los sonidos podía imaginar que quizás estaba en una fábrica.

-Mira hermosa, mira a quien te tenemos aquí. -Se escucho de pronto la voz de un hombre.

-¡Déjenla ya! Ella no tiene la culpa de nada. -¡Era Mina! podía escuchar como forcejeaba, pero también pude oír como le golpeaban.

¡Mina! -Grite esperando su respuesta pero lo que recibí fue un fuerte golpe en la parte derecha de mi cabeza, tal vez me habían golpeado con un arma porque el dolor fue muy fuerte y en poco tiempo comencé a sentir algo caliente recorrer por mi oreja. -¡Cállate! -Me grito uno de los hombres.

-No podemos golpearla idiota, recuerda lo que nos pidieron, la quieren completa. -Discutían entre si.

Me tenían en alguna silla de ruedas, porque me movían frecuentemente, no sé donde estaba y tampoco tenía idea a donde me movieron porque de un momento a otro deje de escuchar a Mina cerca y de pronto un fuerte frío sentía que se me comía mis huesos, en aquel lugar se sentía un olor a papel nuevo combinado con un perfume familiar, era una colonia de mujer.

-Mira chica bonita, mira lo que has causado. -Me dijo uno de los hombres mientras comenzaba a quitarme las vendas, la luz pego de pronto y fue tan fuerte que termino haciéndome daño a mis ojos, apenas y veía apenas y podía identificar que habían por lo menos tres hombres a mi alrededor, mi vista se fue restableciendo para terminar dándome cuenta que aquellos hombres no mostraban su rostro, sino que llevaban máscaras. -No somos tontos bonita. - Dijo uno al darse cuenta que intentaba identificarlos, pero así enmascarados era imposible.

-Mira lo que has causado a esa pobre chica, por fijarte en la persona equivocada. –Me decía uno de ellos de una forma muy burlona, mientras me señalaba un ventanal...el mismo era gigante y desde allí podía ver que quizás uno o dos pisos más abajo había maquinarias y entre dos de esas tantas maquinarias estaba Mina atadas con sus brazos de extremo a extremo como si tratase de una crucifixión, estaba sin camisa solo la tenían con un simple sostén, totalmente sudada podía verlo por su cabello mojado que caía por su frente, no dejaba de luchar evitando que sangre que emanaba de su frente llegara a sus ojos, por lo que movía una y otra vez la cabeza, la imagen era desgarradora, era la Mina más humana que había visto hasta ahora, siempre se había presentado como alguien fuerte, plano, mostrando poco de si misma pero ahora me daba cuenta que ella es igual que yo, una mujer con virtudes y muchos temores. 

¿Por qué hacen esto? ¿Quién es tu jefe? ¿Qué ha hecho Mina para que merezca todo esto? –Pregunte. -¡Seguro que nada! -Grite. -¡Déjenla ya! - Intentaba mantener mi voz fuerte, no quería demostrar miedo a pesar que me sentía destrozada al ver a Myoui de esa manera y sin prácticamente poder hacer nada, estaba rodeadas por hombres llenos de músculos el mínimo intento de ir en su contra terminaría conmigo en menos de cinco minutos y la cura sería peor que la enfermedad. -No haber muerto. –Dijo uno de ellos, contestando una de mis preguntas. -Su culpa es no haber muerto. -Respondió otro. -Haces muchas preguntas estúpida chica bonita, deberías cerrar ya esa boca y esconder esos dientes espantosos y ver lo que te tenemos preparado a continuación. -Dijo uno con un tono más que burlón.

I want you for meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora