Capítulo 16

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Abrí lentamente los ojos, me sentía débil y con mucho dolor en mis brazos y piernas. Sentía como si una gran cantidad personas hubiesen jalado de mí, recorriendo todas las partes de mi cuerpo, no recordaba porque estaba en este lugar ni que hacia vestida de esta manera...llevaba puesto pantalones de cuero ajustados negros, una camisa y botas altas negras igual, intente levantarme y fue ahí de un momento a otro mi aire comenzó hacerme falta al punto que sentía que podía morir, con cada suspiro que hacia tratando de encontrar el equilibrio en mi respiración, entonces comenzaban a tomar color cada uno de mis recuerdos, podía sentir aquel dolor, esas ganas inmensas de llorar las que te produce sentirte traicionada, esa desilusión que hacen unas grietas inmensas hasta poder logra agujeros insuperables en tu corazón.

Nada en esa habitación era normal, algo estaba acabando conmigo lentamente. Podía caminar en sus cuatros esquinas y en ninguna encontraba el aire necesario para sentirme bien. Iba perdiendo fuerzas a una gran velocidad. Era como si alguna droga estuviese haciendo efecto en mí. Al escuchar abrir la puerta, me rezague a una esquina, pero pronto llegaron a mi apuntándome con una gran luz blanca que lastimaban de gran forma mi vista.

-Nayeon despierta. -Dijo una voz, no podía identificarle mi deplorable estado me había llevado a escucharle tan lejos y tan mal, que no sabía quién me hablaba.

-¡Nayeon! -Volvió a decir aquella voz. Aquella persona, dejo de apuntarme con esa luz blanca mis ojos y muy vagamente pude identificarle. ¡Sana! -Le dije abrazándole.

-Nayeon, te sacare de aquí. –Dijo Sana devolviendo mi abrazo.

-¡Que tiernos, las ex – novias! – Se escucho de pronto, aquella voz me lleno de temor, sentía como miles de extraños sentimientos se apoderaban de mí, era odio, miedo, dolor. -¿No pensaras quedar como la buena? o ¿Si?–Aquella voz se dirigía a Sana.-¿Ya hiciste tu tarea Nayeon? – Decía aquella voz.

Esa pregunta me hizo volver en sí... un flash de imágenes fue desgarrador, me hizo alejarme inmediatamente de Sana, lo último que recordaba era a Sana y a Jihyo, viéndome fijamente a los ojos, mientras intentaba recordar Jihyo recorría lentamente mi rostro con una muy afilada navaja, tenía miedo...mucho miedo, pero allí Mina volvió a mis recuerdos, la recordé atada, siendo un ser inmóvil, viendo como traían a su amigo muerto ante sus ojos.

-¿Te gusto, la medicina que te colocamos? Eso te sucedió, porque no supiste controlarte y no me gustan las chicas malcriadas. – Me decía Jihyo, mientras presionaba más fuerte aquella navaja en mi rostro.

¿Por qué haces esto Jihyo? ¿Qué hay de Jeongyeon? Ella te ama. – Le dije finalmente.

-Sana, tu ex es tan patética. –Espeto Jihyo, con un tanto de asco en sus palabras.

-Ella no es más que un número en mi lista de pertenencias, eso si lo entiendes o ¿te lo explico con manzanas?

-Y dime mi querida Nayeon. ¿ya sabes quién es tu adorada cuñada?¿Ya sabes quién venia arruinando tu vida, con tu chica misterio?- ¿Sana la ayudo a recodar, todo lo que le ha hecho su cuñadita? ¿o le cuentas tu?

Sana que estaba cruzado de brazos en una esquina observando todo lo que hacía Jihyo, fue acercándose lentamente a nosotras. Con una sonrisa de medio lado, a pesar de tener esos golpes en su rostro, esos golpes que recordé como se los propinaban mientras estuvo al lado de Mina.

-No, mejor la ayudo yo. –Le dijo Sana a Jihyo. - Mi amada Nayeon. –Me decía Sana mientras acomodaba mi cabello en cada una de mis orejas, su voz de pronto era dulce, apesar del asco que me causaba... yo no dejaba de mirarla a los ojos y ella tampoco a mi. 

I want you for meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora