Epílogo

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Ya no estaba en aquel lugar donde crecí, incluso ya no era esa aquella misma persona o quizás sí, quizás seguía siendo un tanto temerosa, pero ahora emocionalmente más fuerte. 

La vida me había demostrada que ella era dura, que no era fácil, que unos la pasan bien y otros no tanto, que unos ríen y que otros lloramos mucho más. 

No puedo mentir y decir que no añoro el pasado, porque lo extraño cada día, pero ahora lo extraño de una forma diferente no con dolor sino con ilusión, la ilusión de no volver a él... de construir un futuro diferente a mi pasado, de hacer que los que ahora están conmigo jamás vivan lo que yo. 

No puedo negar que extraño a mi familia ahora cada día más lejos... pero he aprendido a construir otra familia y a esa familia la amo, mis hermanas... a mis hermanas las extraño, es doloroso que a una no me permitan verla y que a la otra más nunca la veré, pero he aprendido que cada cosa tiene una razón de ser, quizás nuestra razón de ser aún no la descubro pero sé que llegará aquel momento en que el rompecabezas termine. 

Sana era hermosa, quizás de las niñas más hermosas que he visto siempre... extraño su notora sonrisa, de niña la tenía tan dulce, yo no creo que mi hermana siempre fue mala, aunque no tiene que haber un culpable para su comportamiento, porque nadie es culpable de los comportamientos de otros, cada uno es dueño de nuestras decisiones y de nuestras acciones, pero la extrañare cada día que pase, me hubiese gustado decirle que la amaba, que a pesar de cada cosa la amaba, que siempre la tendré en mi corazón como aquella promesa que hicimos antes de convertirnos en lo que fuimos, mis pensamientos son fríos quizás porque busco entre ellos algún recuerdo de Sana siendo la hermana hermosa que solía ser... me emociono, porque uno incursiona entre mis tristezas y me hace sonreír, es ella Sana mi hermana asustándome por la espalda, recuerdo estaba muy entretenida probando el juego nuevo que papá me había traído.

-¡Sana! Me harás perder. -Moví mis hombros.

Me mordió una oreja. 

-Sana, eso duele. 

Ella rió su sonido de su risa se revolvió con los demás juguetes que teníamos. 

-¡Te amo Mina! Eres la hermana más bonita de todas. -Tocaba mis lunares queriendo distraerme pero yo era más fuerte. 

-No lo lograrás. -Intente advertirle. Pero se paro delante del televisor obstruyendo mi visión. 

-¡El cuerpo de vaca no es transparente así que vas a perder! -Me enoje mientras que ella ponía sus manos en sus caderas haciéndome enojar más.

La removí con mis manos. 

-Minaaaaa. -Hizo un puchero. 

-Minaaaaa. -Me dio un beso.

-Minaaaaa. -Me abrazo.

-Minaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa- Grito más fuerte.

Volví mi mirada a ella. -¿Qué pasa?

-Te amo, salgamos a jugar... es aburrido solo esos juegos. 

Reí. -No son aburridos.

-Lo son. -Respondió.

-No

-Por favor. -Me dijo ella, juntando sus manos en una oración.

Me termino jalando y deje caer el control, la nieve caía despacio y ella intentaba correr conmigo a cuestas, hizo sus primeras municiones y comenzó a lanzarlas sin siquiera avisarme, le seguí, las mías eran más grande que las suyas le golpeaban con más fuerza pero no le dolían sino todo lo contrario, la hacían reír... su risa me inundaba, reía al unisono de su risa, sentía mis dientes fríos por asomarse entre mis labios a causa de mi sonrisa, de la gran sonrisa que me robaba mi hermana. 

Nos cansamos nos sentamos sobre la nieve a pesar del frío. 

-¿Qué haré sin ti Mina? -Me preguntó.

-No lo sé, eres un poquito tonta, siempre necesitaras de mi. 

-Sí, lo sé... no quiero que me faltes nunca. -Beso mi mejilla. 

-No lo haré. Lo prometo. 

-Promételo de verdad Mina. -Escupió su mano. 

Escupí mi mano. -Lo prometo de verdad. 

Unimos nuestras sucias manos bañadas de nuestra saliva en lo que creíamos era un trato de por vida. 

Se escapo una lagrima, me había contenido... tenía mis ojos inundados en aquella agua sincera que frotaba sin parar, mientras miraba el horizonte recordé aquella tarde de nieve, quizás una de las más felices con mi hermana, con mi Sana.

Su imagen se dibujo en el extremo de la contra calle que se veía desde mi ventanal, la vi levantarme su mano, me saludaba, me sonreía... mis lagrimas cayeron más y mis quejidos ensordecieron mi callado departamento... su imagen se fue disipando, se estaba yendo y me dolía, quería poder abrazarla una vez más. 

-Te extraño Sana. -Fue lo ultimo que dije antes que mi mente dejara de jugar conmigo y dejara de verla frente a mi edificio y una ultima lagrima volvió a salir. 

-Te extraño.



I want you for meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora