CAPITULO 33: Cosas

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- ¿___________? - pregunto extrañado al verme tras su puerta. Su nariz estaba cubierta por una pequeña venda y su rostro no mostraba signo alguno de que tuviese moretones. Suspiré aliviada al ver que su cara estaba completamente normal, aunque eso no quitaba el daño que le había hecho.

- Hola - conteste en voz baja y nerviosa por lo que sabia que iba a suceder.

- ¿Que haces aquí? - bueno, esa quizá no era lo que esperaba que me dijera. Su mirada me transmitía que estaba impresionado de volverme a ver de nuevo o a lo mejor simplemente quería que yo y mis piernas que dan patadas nos fuésemos de allí.

- Quería saber como estabas, ya sabes... después de lo ocurrido - con mi mano toque mi nariz dando a entender si le paso algo grave a su nariz, a lo que él rió divertido.

- La verdad es que bien, solo con una pequeña molestia, pero por suerte no me salio ningún moratón.

- ¿Entonces... no hice nada grave?

- No, ya te dije que no tenias que preocuparte por nada, solo fue un inofensivo golpe - dijo dándome una cálida sonrisa y acariciando mi cabeza.

- ¿Entonces por qué llevas la venda? - pregunte extrañada.

- Porque así tenia una excusa para faltar al trabajo, necesitaba descansar, llevo cinco años yendo a la consulta sin faltar ni una sola vez, es agotador.

- ¿Pero al ser tu consulta no puedes faltar cuando quieras? - estaba confundida.

Jimin se hizo a un lado haciéndome señas de que pasara dentro, la verdad ni siquiera me había dado cuenta que aún seguía fuera, definitivamente era una despistada.

Acomode mi bolso en mi hombro para que cuando pasara por su lado, no viera los objetos que había en el interior, para que así fuese menos extraño y sobretodo menos obvio que se notase lo que llevaba dentro.

- Claro que si, pero no había tenido oportunidad de hacerlo antes, casi nunca me enfermo y duermo lo suficientemente bien como para estar despierto sin necesidad de una taza de café.

- Que mal... perdón quiero decir que bien, osea que bien porque tienes buena salud pero que mal porque a causa de tu buena salud no puedes faltar a trabajo, osea no es algo que sea malo del todo pero... - paré de hablar cuando escuche su risa, entonces en aquel momento me vinieron a la mente sus palabras de que era divertida, ¡divertida!, ¿eso es algo bueno a malo? - Bueno... cambiando de tema, ¿Por que sigues llevando la venda dentro de casa?

- Ah, es que me he acostumbrado a llevarlo puesto - dijo riendo por segunda vez. Entonces se quito la venda, y pude apreciar que tenia un pequeño moretón casi invisible, pero que si lo mirabas muy de cerca se podía apreciar.

Supongo que era bueno, eso significaba que no le había roto la nariz.

- Yo había venido a pedirte disculpas... - y a que me hagas tuya, pensé en mi interior - No fue mi intención darte una patada y mucho menos arruinar lo que estaba por pasar. - suspire - Creí que ya estaba preparada físicamente y mentalmente para lo que iba a suceder, pero se ve que mi miedo al ser tocada hace que reaccione involuntariamente y de patadas como defensa - dije muy avergonzada.

- Lo sé ______, tranquila, se que no fue intencionadamente, ya me imaginaba que existía la pequeña posibilidad de que te asustaras nuevamente, pero me deje llevar por el momento y creo que toda la ternura que había tratado de mantener desapareció.

- No, al contrario, fuiste muy tierno conmigo, eso no lo dudes, pero no creo que la ternura en el sexo sea algo primordial.

- No lo sera en el sexo, pero si a la hora de hacer el amor. - contesto mirándome a los ojos.

¿Amor? ¿Hacer el amor?

Nuevamente volví a quedarme en shock y me quede mirándolo sin saber que hacer. No me lo puedo creer, ha dicho hacer el amor, pero nosotros... él... Jimin me gustaba obviamente, pero yo no creo que le gustase a él...

- Y... ¿Que traes en ese bolso? - dijo cambiando de tema al ver mi reacción.

Oh no, ¿que le digo ahora? No puedo decirle que es lo que llevo.

- Solo...unas cosas - dije tartamudeando a causa del nerviosismo y atrayendo el bolso hacia mi.

- ¿Que cosas? - pregunto con mucha curiosidad y aproximándose a mi.

Era el momento. Inhalando fuertemente abrí la cremallera rápidamente y metí mi mano en el interior de este, cogiendo lo primero que había sin mirar.

Saque las ligas, las esposas de plata, el antifaz, el látigo, las cuerdas y finalmente el consolador sobre la mesa. Jimin al ver este ultimo objeto abrió mucho los ojos.

- ¿Esto que significa?

- Jimin... creo que al fin encontré la solución a mi problema.

- ¿De verdad? - dijo aún impresionado y tragando grueso

- Si, pero lo único que no podrás hacer sera tocarme.

- ¿Como?

- Fácil, yo te atare de manos y piernas, y haré todo lo necesario por lo menos hasta sentirte dentro de mí. - dije notando como me empezaba a sonrojar al decir esto ultimo.

Creo que fui demasiado directa.

MI SEXOLOGO - Park Jimin y TuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora