Prólogo.

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Años atrás.

-¿Ya no me quieres?.- Preguntó angustiada y con las lágrimas corriendo por sus mejillas sin poder contenerse.

-Nunca lo hice.- Fue la respuesta de la más grande, mirando seriamente a la pequeña. Sin ninguna expresión en el rostro. Seca y fríamente. -Me voy. Adiós.

Y sin más, se levantó sin siquiera mirar a la castaña que no podía parar de llorar. Caminó algunos metros en dirección a la salida, justo cuando estaba dispuesta a marcharse un empujón la hizo caer al suelo.

-¡No te quiero volver a ver cerca de ella!. ¡¿Me has escuchado, idiota?!- Gritó furioso, tratando de contenerse para no golpearla porque sabía que el le llevaría ventaja y no se vería bien que un chico golpeara a una chica, aunque realmente lo mereciera.

-¡Já!.- Río con sarcasmo. -No pensaba hacerlo.-Respondió mientras se levantaba del césped.-Ya he obtenido todo lo que quería de ella.

Estaba a punto de irse nuevamente, pero el chico volvió a detenerla, sosteniéndola por el hombro y girándola hacía el para que lo mirase.

-Algún día.- Decía con contenida furia, mientras la señalaba con el dedo índice. -Te vas a dar cuenta de lo estúpida que fuiste por haberle hecho daño. Te arrepentirás de haberle dicho y hecho toda ésa mierda. Vas a llorar por lo idiota que fuiste al haberla dejado. Por haber desperdiciado el tiempo que tuviste con ella, por rechazar su amor, por no disfrutar de sus sonrisa, de su voz, de todo lo que ella te entregó. Vas a querer volver, pedirle perdón y rogarás por retroceder el tiempo, evitar todas y cada una de las estupideces que cometiste, pero será muy tarde, y te vas a ir directo a la mierda, imbécil.

-No lo creo. Quizás ella sea la que va a buscarme pidiéndome de rodillas que vuelva.- Dijo con soberbia aumentando el enojo del chico. -Ahora, si me disculpas, tengo mejores cosas que hacer que ver a una estúpida niñita llorar.

Ésta vez se dio media vuelta y se fue del lugar, sin saber que en realidad el chico estaba en lo correcto. Ella se arrepentiría de todo el daño que le había provocado. Pero no ahora. Tendrían que pasar muchas cosas para que ella descubriera que aquella niña castaña, de ojos color chocolate y hermosa sonrisa, sería la única persona que nunca debió haber dejado ir. La única que lo valía todo.

El chico que minutos antes había enfrentado a la causante del dolor de la castaña, caminaba hasta donde ésta era abrazada por otro chico alto de cabello quebrado.

-Todo va a estar bien Mila, te lo prometo.- Dijo el chico acercándose para también abrazar a la pequeña. -Ésto no durará mucho. ¿Cierto, Harry?.

-Cierto.- Respondió el otro castaño con una ligera sonrisa.

-Supongo...- Susurro la castaña, mientras Harry seguía abrazándola.

Tiempo actual.

-¡Jin!.- Gritó una hermosa castaña de cuerpo envidiable mientras corría en dirección hacia su hermano mayor, que se encontraba sentado en la banca de un parque cerca de su casa.

-¿Qué pasa Camila?.- Le sonrió a su hermana, para después abrazarla.

-Te he estado buscando por todas partes.- Habló con la voz agitada. -¿Qué haces aquí?, deberías estar empacando tus cosas. -Regañó. -Nuestro vuelo sale en poco tiempo y...

-Shh.- Interrumpió el castaño haciendo fruncir el ceño de su hermana. -Mis cosas están empacadas desde ayer por la noche. -Rió.- Además... Sólo quería venir aquí por última vez. -Habló con nostalgia. -Probablemente no estaremos aquí en mucho tiempo, y quiero recordar todo así tal cual es.

VERSUS. (Camren) HIATUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora