Emociones.

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Hoy es el día, ¡asistiré a la fiesta que organizó Daniel, junto a mi mejor amiga Judith! Sé que es un poco tonto emocionarme, pero vamos, conoceré gente nueva y tendré la oportunidad de hacer amigos.


Daniel es un compañero nuestro, bastante popular entre las chicas de nuestra escuela, y de las de los alrededores. La razón es obvia, pues a pesar de que posee un gran atractivo, también es muy inteligente, el más inteligente de mi escuela. Su atractivo no es simplemente suerte, ya que sus padres son verdaderamente apuestos. Es hijo de uno de los más grandes empresarios de mi país. Definitivamente tiene un gran futuro.

El motivo es celebrar la víspera de navidad, pues, como sus padres estarían fuera de casa, decidió dar una fiesta. Obviamente todos estaban invitados.

Pero, por extraño que parezca, yo soy inmune a sus encantos, así que he podido cruzar palabras con él. Resultó ser un joven carismático, me parece muy triste que nadie lo aprecie por lo que verdaderamente es, y todos se dejen llevar por el dinero de sus padres y por su físico.

Es una lástima que a Judith no le suceda lo mismo, pues me pidió durante alrededor de 6 meses que fuera con ella. Sé que quedó flechada al verlo. Lo noté en su rostro cuando se vieron por primera vez. Daniel no es una mala persona, y sé que Judith es muy bella y agraciada, así que tengo la esperanza de que algo resulte entre ellos.


Judith es mi mejor amiga desde hace nueve años. Nos conocimos cuando ella entró a mi escuela, y desde ahí hemos sido inseparables. Ella es una joven alta, de aproximadamente un metro con setenta centímetros, cabello rubio y ojos color miel. Su personalidad es extrovertida, además de que posee un carisma excepcional.

Ella es todo lo contrario a mí; con mi poco más de metro y medio de altura, cabello castaño, bueno, era castaño originalmente, y ojos cafés. Mi personalidad es más bien introvertida, y no logro ser agradable para las personas por más que lo intento. Eso era un gran problema para mí cuando era una niña, pero desde que conozco a Judith ella me ha demostrado que no es necesario agradarle a todo el mundo, así que he dejado atrás esa época en la que deseaba caerle bien a los demás.


Mi rutina por la mañana es la misma que he vivido durante toda mi vida, al menos desde que lo recuerdo.

Cuando me despierto, me decido a salir de la cama, me siento en la orilla de la última y al pisar la alfombra busco mis pantuflas de conejos rosas con los pies y las calzo.

Camino hacia la puerta, y salgo de mi habitación, aún en pijama. De la puerta de mi habitación a la del baño son veinte pasos. Es extraño, pero toda mi vida los he caminado, así que hace poco tomé la costumbre de contarlos. Abro la puerta y veo a una chica morena reflejada en el espejo.

Me acerco, y saco un cepillo de dientes rosa, junto a la pasta dental. Comienzo a cepillar mis dientes, pero me entretengo durante un rato haciendo gestos divertidos. Cuando he terminado, mi mamá me llama para tomar el desayuno juntos. Como tardé mucho, hay una gran probabilidad de que ya estén sentados en la mesa, así que me apresuro y comienzo a bajar las escaleras. Pero cuando estoy bajando mi mamá me grita:

—¡Elisse, te vas a caer!

Al escucharla, reduzco la velocidad y camino hacia el comedor. Mi papá ya está ahí junto con Melanie, mi hermana menor. La chica de trece años se encuentra en su etapa rebelde, así que sólo me mira sin cruzar palabra conmigo, ya se le pasará. Mi papá me dedica una agradable sonrisa y decido tomar asiento a su lado.

Tres días para ser libre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora