La voz de Dios

304 20 5
                                    

Entrecierro los ojos. Esto de estar casi un día encerrada en un sótano no es nada bueno para las retinas. Me empujan para que siga caminando. Subimos en el ascensor. Es raro, pero no siento nada. Saber que vas a morir no es tan malo como parece. Simplemente se deja pasar y empiezas a no sentir nada, simplemente alivio por saber que hagas lo que hagas ahora no va a tener repercusiones más adelante. Creo que eso es lo que me pasó ayer con Dan. Ahora voy a morir y ya me importa una mierda si nos besamos, si no, y quien coño es su padre.

Se abre el ascensor. Quiero salir corriendo pero mi cerebro no da la orden. Salimos. Me dirigen por una de las plantas más altas del edificio hasta unas grandes puertas. Se abren y veo una especie de teatro griego. El techo está mucho más alto de lo que imaginaba por lo que grandes filas de gradas se alzaban en semicírculo y en la orquesta no había nada. Me arrastran hasta allí. Me dejan. Cierran las puertas. No me desatan. Sale un señor a leer los “cargos de los que se acusa”. OH DIOS MÍO LE HE CANTADO UN TROZO DE UNA CANCIÓN A UNA NIÑA, MEREZCO LA PEOR DE LAS MUERTES. Quiero gritarlo pero mi cerebro no da la orden, una vez más.

Es muy gracioso este juicio, tienen a gente que me acusa pero a nadie que me defienda, me encanta. Llaman  a Dan como testigo para hablar. Viene con traje y repeinado. Será una de las últimas veces que lo vea. Lo presiento.

-¿Puede contarnos que pasó señor Daniel Augustus Stone? – ¿Ese es su nombre? Con lo fácil que es decir Dan. Joder sí que se quedaron a gusto sus padres. Don pelogris. Tengo que dejar de pensar en ello o me pondré mala del todo.

-Estábamos con el mantenimiento de la nave, como siempre, cuando escuchamos a una niña llorar. Ella salió corriendo… y el resto ya lo vieron y escucharon por las cámaras. –ostia las cámaras. Esta noche se me pasó por la cabeza que como Dan es hijo de Don pelogris pudo sé él quien llamó a su padre, deseché rápidamente la idea de mi mente pero las confirmaciones nunca vienen mal.

-¿Sabe por qué lo pudo hacer? ¿Algún síntoma de rebeldía anterior o algo?

-Nuestra relación es solo profesional, nada más –lo recalca bien, para que le quede claro a todo el mundo. Para que me quede claro. Pero ya lo tenía claro. –Así que no la conozco bien, pero en lo que he podido observar, nunca ha roto las reglas ni hablado de rebelión nunca. La verdad es que lo único que ha roto han sido platos-acidente-, vasos-accidente- y algún ordenador-aposta-, digamos que, con perdón de la acusada, no es demasiado lista y sí bastante torpe. –todos ríen. Dan se sienta otra vez en su sitio.

-Señorita acusada, le toca a usted. –miro hacia el que está haciendo las preguntas, pelo moreno, ojos oscuros y tez pálida. - ¿por qué lo hizo?

-¿Usted sabe lo monos que son  los niños? –digo con una voz de tonta impresionante- Me encantan los niños. Cuando la escuché llorar no sé lo que me pasó, pero era demasiado mona como para dejarla allí. No sé lo que me pasó, lo juro. Pero era demasiado mona. –toda la sala me mira con cara de “esta niña es gilipollas o algo”. Si después de esto no me dan un Oscar, me aliaré con Leonardo DiCaprio y juntos destruiremos a la academia. Aunque primero tendría que salir viva de esta.

Me llevan a una sala contigua al juzgado para que deliberen.

Se abre poco a poco la puerta de la sala. Seguro que ya vienen a por mí. Miro mejor y veo que es Dan. Cierra la puerta tras él. Se acera a mí y me abraza. Estoy atada, pero aunque no lo estuviera no le respondería al abrazo. Me ha mentido.

-¿Qué te pasa? –me pregunta preocupado.

-No lo sé, dímelo tú. Quizás que me he tenido que enterar por otras fuentes que eres hijo del mandamás de aquí.

-¿Qué? Yo no… -se pasa las manos por el pelo- Mi padre no es el mandamás de aquí. Trabaja para ellos sí, pero lo hizo porque así no se tenía que deshacer de mí. Además, yo no estoy de acuerdo con todo esto. Vamos, pueden matarte por cantar. ¿Cómo voy a estar de acuerdo con algo así? Mi padre solo cumple órdenes. –me dice ¿desesperado, enfadado? A saber.

-Entonces ¿Por qué no me has dicho nada? –estoy enfadada, necesito explicaciones.

-Quizás sea la última vez que hablemos ¿y solo quieres hablar de esto? –le mando una mirada asesina. - ¿Cómo reaccionarías si te llego a decir que es mi padre? Que mi padre está ayudando a que todo esto sea posible. En cuanto me enteré de todo esto no quise saber más de él, créeme. Solo le volví a hablar porque te han encerrado. –esa última frase hace que mi enfado disminuya.

-Hubiera reaccionado mejor que teniéndome que enterar porque los calabozos no están bien insonorizados.

-¿Podemos cambiar de tema? –sigo enfadada, pero tiene razón. Quizás sea nuestra última conversación y nos la pasamos discutiendo. Asiento con la cabeza.

-¿Crees que voy a salir de esta? –le pregunto y una vez más niega con la cabeza mientras mira hacia el suelo.

-Lo dudo bastante, son todos muy estrictos con las normas. Lo único que te puede salvar es la palabra del Dios. –WTF?!?!?!, nota mi cara de inverosimilitud- es como llaman al “mandamás” como dirías tú. El jefe, el culpable de todo esto. –Dios, lo que me faltaba. QUE YO NO CREO COJONES.

-¿Y cómo es eso?

-Todos los casos de rebelión le llegan a él, si tiene algo que objetar al respecto del veredicto lo dice y se hace lo que este quiera.

-¿Alguna vez se ha dado el caso?

-Nunca, nadie ha visto nunca a Dios. Solo sus manos derechas y éstos casi no se dejan ver.

-Vamos, como en el cristianismo. La palabra de Dios lo es todo pero éste nunca se manifiesta. –me mira mal, creo que cree. Mierda. –No quería ofenderte, no sabía que creías.

-No pasa nada, estoy acostumbrado.

Nos quedamos un rato en silencio. Doy un paso adelante, nos abrazamos. Parece que ninguno de los dos quiere volver a besarse ni hablar sobre ello. Me parece bien. Nos separamos.

Se abre la puerta y me llevan de nuevo para escuchar el veredicto.

Cuando está todo el mundo listo proceden.

-La señorita Paula de la Rosa Castiñeira, con los cargos de abandono de puesto de trabajo, incumplimiento de dos normas y por la consecuente de rebeldía es declarada… CULPABLE –y se me cae el alma a los pies. Empieza a leer mi castigo cuando se escucha un ruido y todos miramos hacia arriba.

-La acusada se merece un castigo más acorde con su delito. –suena una voz robotizada por toda la habitación. Miro hacia donde está Dan. Nuestras miradas confusas se encuentran. –Llévenla al edificio central. Allí se le encomendará su castigo. Será más útil viva que muerta. – suspiro de alivio. Todos están tan confusos como yo, por lo que deduzco que ese es Dios.

Me cogen y me sacan de esa sala.

La voz de Dios ha hablado.

_______________________

Hola personitas queridas, aquí os dejo puntual el nuevo capítulo de Eneágono. ¿Qué os está pareciendo? Seguro que estais desesperadas porque es una fanfic y aún no han aparecido los chicos pero tiempo al tiempo, que lo harán. Y tendrán un papel muy importante, por no hablar de que a Paula le van los rubios. (UUUUU QUE PISTAAAAAAAAAAAAAAA) 

En el próximo capítulo se desvelará cual será la labor de Paula dentro del Eneágono. 

Gracias a todos por leer, que ya son casi 300 leidos, que para algunos serán una mierda pero para mi es mucho, así que a ver si podemos llegar a ellos. No tengais miedo a darme vuestra opinión sobre la nove así que COMENTAD y seguuir VOTANDO. 

Os quieroooo xXxXx

EneágonoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora